En medio de un debate de cinco años por legislar la eutanasia, Jorge Valdés Romo buscó una forma de terminar con su vida con dignidad y sin dolor, tras sufrir durante 15 años una fibrosis pulmonar idiopática incurable. Fue una organización, que opera al margen de la ley, la que accedió al polémico requerimiento.

Jorge Valdés se transformó, a sus 84 años, en el primer relato de un paciente que experimentó un suicidio asistido en Chile, sin que en el país sea legal, dice el estremecedor reportaje de The Clinic.

El exmarino viudo vivía desde 2012 en en la residencia Ámbar y se conmocionó al ver la noticia de dos adultos mayores que decidieron morir: un anciano mató de un disparo a su esposa y luego se disparó a sí mismo.

Paulina, una de sus hijas buscó de qué forma podía aliviar el dolor de su padre, luego de que su enfermedad se agravara en julio de 2018 y él mismo les expresara a sus hijos su deseo de someterse a una eutanasia.

Cuando Paulina comenzó a buscar resultados en Internet, se encontró con pistas costosas y poco confiables. “Como es ilegal y no hay información, me salieron una cantidad de cosas horrorosas, como mercados negros, bien oscuros”, relató al medio.

“Me contacté con algunas personas que encontré allí, pero sin saber si era verdad, si me iban a timar o si al final eran procesos en que mi papá iba a tomar algo y le iba a hacer más daño. Es una angustia terrible, porque sientes que estás haciendo algo súper sucio, cuando simplemente quieres terminar con una vida en forma amorosa y tranquila”, añadió.

“Si no encontramos nada, ¿qué hago? ¿Me tiro al metro?”, le preguntó Jorge.
– “No es lo que mereces”, contestó Paulina.

“Amortanasia”

Francisco Tapia Salinas, más conocido como Francisco Papas Fritas, prepara una exposición titulada Amortanasia, que “defiende el derecho a la muerte asistida como acto de amor y el fin del sufrimiento de un paciente terminal o en estado constante de sufrimiento físico y mental”.

La obra de Papas Fritas obedece a motivaciones personales, pero también de “desobediencia civil”, como él expresó a The Clinic.

“Cuando un grupo de personas decide que hará algo en contra de una norma, pero hay un componente moral en ello, tiene mayor obligación de hacerlo”, dice.

Así, Amortanasia contraviene el Artículo 393 del Código Penal, que condena a quien preste auxilio a otro para que se suicide, con conocimiento de la causa.

Frente a esto, Tapia asegura que ocho personas fueron “ayudadas” con Amortanasia, mediante su procedimiento plenamente concertado, del que se pueden arrepentir hasta el último minuto.

Pasiva, activa o asistida

Alejandra Zúñiga, doctora en Derecho, explicó al medio que existen diferencias entre la eutanasia pasiva, activa y el suicidio asistido: las tres están prohibidas en Chile y condenadas con cárcel.

En el caso del último, “quien auxilia sólo proporciona los medios para que el propio sujeto se quite la vida”. Mientras que la eutanasia pasiva se entiende como la “supresión o no aplicación de medidas que pueden mantener a una persona con vida”.

“Yo directamente no presto auxilio, y no existe una ley que diga que yo colaboro indirectamente en el suicidio. Sólo lo hace quien da el medicamento para que el paciente los tome, beba o active una inyección. Entonces, ¿cuál sería mi delito? ¿Tener compasión por una persona que se encuentra sufriendo?”

Así, Jorge encontró Amortanasia a través de Internet y decidió, tras largas conversaciones, someterse al procedimiento.

“Nos detallaron el proceso y la forma en que ellos nos ayudarían. Cuando nos explicaron de modo científico, nos dio mucha tranquilidad. Lo que más nos gustó es que fuera sin dolor y que mi papá iba a estar rodeado de amor”, expresó Paulina, quien también explicó que no hubo un pago de por medio, pero sí decidieron costear algunas gastos.

“Eutanasia ahora y no sólo cuando sufra una enfermedad terminal, sino que cuando uno decida”, escribió él mismo en las redes sociales. Su activismo digital también lo llevó a grabar videos y realizar presentaciones.

Eligieron el 29 de marzo para la muerte de Jorge, quien inició su día a las 07:00 horas, ya que estaba ansioso. A media mañana y con una catéter en su brazo, Jorge presionó un botón que liberó un líquido que lo indujo al coma, hasta que un segundo medicamento (administrado de forma automática), le provocó su ansiado paro cardiorrespiratorio, dice el relato.

Eutanasia en tres causales

Vlado Mirosevic (PL), impulsor de legislar la eutanasia en Chile, explicó al citado medio las tres causales que permitirían acceder a la muerte voluntaria: sufrir una enfermedad terminal, sufrimiento físico incesante, o sufrimiento psicológico o psíquico producto del anterior.

No obstante, así como en la ley de aborto, los médicos también podrían objetar por conciencia, pero sólo de forma personal y no institucional. Esta medida fue respaldada por la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches, valorando la neutralidad de Chile Vamos al respecto y también de los profesionales.

El organismo reveló que de 5.805 profesionales, el 77% aprueba la eutanasia, aunque sólo el 59% la aplicaría. Mientras que el 56% está de acuerdo con el suicidio asistido, pero sólo el 45% lo aplicaría.

“En 2014, cuando presentamos el proyecto, me costó hasta sacarle la firma a los diputados, porque había un temor general: ‘El país no está preparado’, decían muchos. Eso ha ido cambiando, y si aprobamos este proyecto, Chile pasaría a la vanguardia del continente en términos liberales”. Así, Mirosevic planteó que la eutanasia ha sido una “realidad silenciosa” y que urge legislar.