El fenómeno del cambio climático llegó para quedarse y sus consecuencias ya se hacen sentir en el diario vivir.

En conversación con BioBioChile (BBCL), el profesor de agroclimatología de la Universidad de Chile, Fernando Santibáñez, advirtió que, en nuestro país, sus efectos traerán serios azotes a los más pobres y al mismo tiempo una “desertificación social”, principalmente en el campo.

“La disponibilidad de agua es un factor tremendamente amenazante para un sector de la población más desvalido económicamente”, dijo.

De esta manera, su ausencia “puede profundizar las inequidades sociales por cuanto va a dejar un sector de la población sin posibilidades de acceder a ella porque no va a tener los recursos económicos para implementar las soluciones”, argumentó.

En línea con lo anterior, a su juicio, la disminución de las precipitaciones y los problemas de disponibilidad del recurso pueden representar “un aumento en la marginalización de una parte importante de las comunidades rurales, con insospechadas consecuencias sociales”.

“Es decir, eso puede representar una migración masiva a las ciudades con todo el costo que representa para el Estado el tener que implementar los servicios de atención social en las ciudades”, señaló.

“Por lo tanto, el cambio climático puede ser un fenómeno que pueda producir modificaciones fundamentales en la ruralidad del país”, añadió.

Es por ello que, aseguró, “todos los países buscan proteger la ruralidad y mantener la vida en el campo” debido a que eso “le da vida al territorio”.

Sin embargo, con respecto al escenario actual, en aquellos sectores donde la disponibilidad de agua disminuya a niveles críticos podría ocurrir una “desertificación social”, reiteró.

“Es decir, población que se arranca del lugar buscando refugio en las ciudades y eso puede ser extremadamente gravoso para la economía nacional”, advirtió.

Código de Aguas

En la entrevista, el académico también criticó el rol que juega el Código de Aguas en la crisis actual y cómo éste potencia el peligro venidero.

“A partir de los ochenta, con el Código de Aguas, se liberalizó el mercado del agua. Luego el Estado perdió capacidad para actuar como ente regulador”, recordó.

En base a lo anterior, afirmó que los privados se pueden autoregular, poniendo sus intereses por sobre el bien general.

“El Estado debería buscar alguna manera para recuperar esa capacidad porque eso tiene implicancias sociales importantes”, dijo.

Cambios

Pese a lo anterior, no todos parecen tener claro lo crucial que es tomar medidas concretas en torno a este fenómeno.

Por ejemplo, el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue un acérrimo defensor de la idea que el cambio climático no existía.

Luego moderó su postura y aseguró que éste no es tan malo debido a que él tiene “un instinto natural para la ciencia”.

Sin embargo, en la opinión de Santibáñez, el fenómeno es más que real. “La población ya empezó a ver los cambios, pregúntenle a los agricultores”, disparó.

Así, detalló que sumado al derretimiento de los polos, el retroceso de los glaciares y el ya conocido calentamiento de la atmósfera, también cabe destacar los cada vez más frecuentes récords de altas temperaturas en olas de calor.

De hecho, el último fin de semana de enero de 2019, Santiago batió tres récords de temperaturas máximas absolutas de acuerdo a las estaciones de Quinta Normal, Pudahuel y La Reina.

Pero eso no es todo: a lo anterior, Santibáñez añadió que el cambio climático también generará las condiciones necesarias para el desarrollo de eventos que no se daban con tanta frecuencia, y con mayor intesidad.

Ejemplo de lo anterior son vientos excesivos, olas de frío, “heladas mortales para la agricultura en primavera”, sequías “de una longitud que antes no conocíamos” y lluvias “muy intensas”, junto con “granizos asociados en periodos muy sensibles para la agricultura”.

“Lo que podemos esperar es que la frecuencia de estos eventos siga en aumento y probablemente pueden emerger algunos eventos que nunca antes se habían visto, como son los tornados que a veces emergen en zonas donde antes no había”, señaló.

Pero las urbes también se verán afectadas, de hecho ya lo están siendo.

“En algunas ciudades de Chile hemos tenido problemas como inundaciones, avalanchas. Es decir, el hombre urbano tampoco está al margen de las inclemencias que puede producir un clima más inestable”, finalizó el experto.

Conciencia

También en conversación con BBCL, el presidente de Agua Potable Rural Cuenca Río Petorca y el gerente de la Cooperativa de Agua Potable de Hierro Viejo, Álvaro Escobar, admitió sentir que la conciencia respecto a la crisis del agua sólo se tomará una vez que la escasez llegue, justamente, a las grandes ciudades.

Cuando ello ocurra, añadió, los chilenos también verán la necesidad de modificar el Código de Aguas.

“Cuando las grandes urbes queden sin agua, Santiago, Valparaíso, Concepción, donde está la mayoría de los votos en Chile, ahí va a ocurrir un cambio porque van a empezar a ver que ‘no tengo agua’ y ¿qué van a tener que hacer para tener agua? Modificar el código. ¿Y para modificar el Código? Vamos a modificar la Constitución”, espetó.

Petorca es, tal vez, una de las zonas más afectadas por la falta de agua, derivada de efectos del cambio climático y la agresiva actividad agrícola en la siembra y cosecha de paltos.

“El cambio ha sido drástico. Cambió la familia aquí en Hierro Viejo. Piensen que la gente que vivía de la agricultura y que tenía sus pequeños huertos, que trabajaban en el campo, se les acabaron los campos y se tuvo que ir a trabajar al norte a las mineras”, dijo.

A su juicio, además, el agua que queda en las napas está mal distribuida. “Porque los árboles son de los agricultores, el agua no está en manos de todos. El agua está concentrada en pocas personas”, añadió.

Si te preocupa o llama la atención la escasez hídrica, el cambio climático y la sequía, revisa el trailer de Somos Agua, un documental original de BioBioChile. Estreno en abril.