Una investigación de la Universidad de Oxford, a cargo del sismólogo japonés Hiroo Kanamori, concluyó que la energía no liberada el 27 de febrero de 2010 podría llevar a un escenario similar al megaterremoto ocurrido en Valdivia el 22 de mayo de 1960, eso sí, en cientos de años más.

En estricto rigor, lo ocurrido en la región de Los Ríos hace casi seis décadas califica como “atípico”, mientras que el 27F corresponde a un movimiento “típico”, situación que de acuerdo al trabajo de Kanamori podría reiterarse en un periodo no tan largo de tiempo.

Matt Miller, profesor asistente en la Facultad de Geofísica de la Universidad de Concepción analizó el documento, indicando a BioBioChile que “ellos están viendo las direcciones de las oscilaciones que generó el terremoto en Valdivia y lo que están diciendo es que lo ocurrido en 1960 no fue un terremoto común y corriente de una zona de subducción”.

Un factor clave es lo señalado por Miller como el “componente lateral”, acotando que “típicamente la placa oceánica se va debajo del continente, y en este caso están apuntando que además abajo del continente se está moviendo lateralmente hacia un lado, por eso (el megaterremoto) tuvo una magnitud de ese tipo”.

Respecto a lo ocurrido para el 27 de febrero de 2010, Miller indicó que el trabajo de Kanamori apela a que el evento sísmico de esa fecha fue bastante distinto, ya que “el componente de movimiento lateral no se realizó”, por lo que no se liberó una energía comparable a un terremoto de magnitud 8,3.

Debido a esto, según lo afirmado por Matt, la “placa oceánica se fue por debajo, pero no se movió lo suficiente hacia una lado”.

En definitiva, este estudio publicado por el Diario Internacional de Geofísica de la Oxford University Press (casa editorial y sección de la universidad homónima) concluye que la energía que quedó pendiente de 2010 no se va a liberar hoy; si no que -de acuerdo a palabras del profesor- se va a ir “acumulando y acumulando por medio de varios ciclos sísmicos a través de cientos de años y se va a liberar en un terremoto que va a tener mayor magnitud”.

Con el objetivo de simplificarlo aún más, Matt Miller manifestó que “si bien no se sabe, -en algunos cientos de años más- en vez de liberarse un terremoto magnitud 8,3, se va a juntar el movimiento con un terremoto 8,8 y va a producir un terremoto aún más grande”, evento que se puede calificar como “atípico”, tal como lo fue el de 1960.

“Entonces, están diciendo que lo de 2010 es algo típico y lo del 1960 tiene este componente adicional atípico. Tú vas a tener como cuatro o cinco terremotos típicos y luego uno atípico, que es más grande”, sentenció el profesor.

Volviendo al megaterremoto de 1960, la investigación en cuestión lo catalogó como uno de los registros históricos más importantes en sismología, ya que fue “uno de los tres registros que brindó la oportunidad para las primeras observaciones definitivas de Oscilaciones libres de la tierra”.

De acuerdo al propio trabajo de Hiroo Kanamori, la variabilidad antes expuesta debe “considerarse en la evaluación de riesgos a largo plazo de los terremotos de la zona de subducción”.