De los imputados que maneja la Fiscalía por los casos de abusos y violación pederasta dentro de la iglesia, hay siete españoles de la Congregación de los Hermanos Maristas en Chile, cuyas víctimas relataron la cruda versión de los hechos.

El Papa Francisco ordenó abrir una causa penal ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, por no haber impuesto sanción alguna en la primera etapa de la investigación, consigna El País.

Los testimonios acusan una red criminal, haber sido “esclavizados” e incluso, haber sufrido abusos de forma reiterada por años.

Según el Ministerio Público, los delitos perseveraron en diferentes recintos educacionales durante al menos 50 años, entre 1967 y 2016.

Asimismo, la entidad aclaró en su cuenta pública que actualmente llevan 148 casos por ilícitos de esta naturaleza cometidos por miembros del clero, sumando 255 víctimas.

En el caso de los maristas, éstos suman una treintena de víctimas, que entonces eran escolares menores de edad, y 25 imputados del total, donde destacan siete españoles.

Pagos de silencio

El medio europeo señala que la Fiscalía está al tanto de al menos dos pagos “de silencio” efectuados por los maristas. En 2015 se firmó un cheque por el equivalente a unos 65 mil euros, mientras que en 2017, se efectuó el pago de 100 mil euros.

Las sospechas de los fiscales Raúl Guzmań y Guillermo Adasme apuntan a que la Congregación de Hermanos Maristas estaba al tanto hace años de los abusos en cinco de sus recintos en tres regiones diferentes del país y que la institución sólo realizó traslados, remociones y pagos a cambio de no hablar al respecto.

En abril del año pasado, uno de los líderes, el marista español Mariano Varona (74) reconoció a la Fiscalía que pagaron a algunas víctimas para comprar su dicreción, incluso con documentos formales de la congregación.

Testimonios y reacciones

Fuimos escogidos, marcados, atacados y luego, esclavizados en el secreto y silencio”, relató Jaime Concha (56) víctima de abuso sexual reiterado desde 1973, cuando tenía sólo 10 años y cursaba la básica en el instituto Alonso de Ercilla, en Santiago.

La víctima indicó que el primero que abusó de él fue el español José Monasterio, ya fallecido, que ya en esa época tenía unos 70 años y se abalanzó sobre el niño en una sala privada.

Un segundo abusador fue Abel Pérez (71), que abusó de él durante en años en diferentes sitios (capilla, oficina, gimnasio, habitación), cuando Concha tenía 12 años. Asimismo, relató que se aprovechó de él en un campamento, cuando estaba enfermo.

“Es una organización criminal lo que hemos denunciado”, señaló Concha. Para él era imposible que nadie se diera cuenta de lo que ocurrían a muchos estudiantes.

“Uno de mis abusadores me llevaba a su habitación, en el mismo colegio. Varias veces escuché que otros hermanos le decían: ‘¿Para qué lo trajiste? Sabes que no puedes traerlo a esta hora’. Eran como perros peleando por su presa”, afirmó.

Recién en septiembre de 2017, ante la visita del sumo pontífice en enero de 2018, la congregación denunció a Abel Pérez; una denuncia ambigua, sin detalles, consigna El País.

Este último también abusó de Gonzalo Dezerega (53) cuando tenía la misma edad de Concha, en el mismo colegio, pero en 1975. Lo tocó por primera vez al abordarlo mientras lloraba.

La segunda fue más directa: “Me preguntó: ‘¿Te has masturbado alguna vez?’ No sabía lo que era la masturbación. Apenas sabía que el pene era para hacer pipí. Se abalanza, me empieza a tocar, llevando mis manos hacia sus genitales. Intento arrancar, pero la puerta estaba cerrada con llave. Cuando me doy la vuelta, Pérez estaba de rodillas, rezando. Se pone de pie, me mira y me dice: ‘Mira lo que me hiciste hacer. Hablé con Dios y Dios te perdona. Lo que me hiciste hacer es un pecado’. Abrió la puerta y me ordenó que no se lo contara a nadie”, relató Dezerega.

Pocos días después lo habría violado en los camarines. “Con mi pantalón corto blanco de gimnasia en el suelo, lloraba mientras él nuevamente me decía: ‘Mira lo que me hiciste hacer”, afirmó la víctima.

Eneas Espinoza (46) denunció que el sacerdote Adolfo Fuentes lo obligó a practicarle sexo oral en una sala privada y luego lo llevó a lavarse los dientes para volver “limpiecito” a clases.

Así, Espinoza aseguró que los abusos fueron al menos, por dos años.

Los imputados

En septiembre de 2018, el salesiano David Albornoz terminó una larga investigación con decenas de testimonios de las víctimas de los maristas y las versiones de los acusados.

Sin embargo, no se han aplicado sanciones, por lo que el Papa decidió promover un proceso penal contra los maristas en Chile, ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, una de las acciones que ha llevado el pontífice para “limpiar” la Iglesia Católica.

Este lunes se reunió durante una hora en el Vaticano con una delegación de la Conferencia Episcopal para abordar, justamente, las medidas que se han tomado ante la avalancha de denuncias. No obstante, no fue lo que esperaban las víctimas.

De los siete españoles imputados, Pérez es el único que ha sido expulsado de la congregación. 16 de sus víctimas han relatado a la Fiscalía los abusos cometidos en el Instituto Ercilla y en el Colegio Marista Marcelino Champagnat de La Pintana.

En el informe de Albornoz, Pérez confiesa: “Respecto a niños y adolescentes que yo haya tocado, pueden ser 20 o 30 entre todos los colegios donde estuve”.

Los otros seis imputados españoles fueron denunciados también por exalumnos del Instituto Ercilla, afirma el medio español:

A Jesús María Castañeda de la Viuda (64) lo acusa una víctima por delitos que se habrían cometido en 2004; a Adolfo Fuentes Corral (75) lo acusan dos personas por delitos cometidos en una fecha aún no precisada; a Jesús Trigero Juanes (73), se le investiga por un abuso cometido en 2016; a Clemente Cerezo Madrigal (70) por abusos cometidos entre 1974 y 1976; a Germán Cháves Alonso (77), por abusos en 1978. Todos ellos, además de José Monasterio, fallecido en 1987, por abusos cometidos entre 1974 y 1978.