En 2015 el caso de una joven irlandesa llamada Niahm Ní Dhomhnaill dio la vuelta al mundo, luego que denunciara a su propio novio, Magnus Meyer Hustveit, por haberla abusado y violado durante un año, mientras dormía.

Ambos compartían una casa en Dublín y ella no estaba al tanto de estos ataques hasta que un día despertó sin los pantalones de su pijama y notó que tenía sus partes íntimas húmedas. Tras cuestionárselo varias veces, finalmente decidió enfrentarlo y, para su sorpresa, él reconoció sus ataques pero no le dio explicaciones ni le ofreció disculpas.

De hecho, tras la denuncia y el correspondiente proceso judicial, tampoco fue sentenciado a cumplir una condena en la cárcel.

Esta situación es más común de lo que se piensa, puesto que muchas veces cuando se está en pareja estas conductas se naturalizan o son difíciles de denunciar dada la cercana relación con el responsable. Además, la falta de evidencia en algunos casos y la vergüenza de la víctima también hacen complejo el comentar este tema con terceros.

Y es que lo más común a la hora de pensar en una violación, es que se imagine a una mujer caminando sola por la calle a oscuras y siento atacada por un desconocido, sin embargo, la realidad indica todo lo contrario. De acuerdo al Centro Nacional de Recursos sobre la Violencia Sexual (NSVR, por sus siglas en inglés) un gran porcentaje de victimarios atacan sexualmente a sus propias parejas, esto porque a veces algunas personas creen que solo por el hecho de estar en una relación de mutuo acuerdo, el consentimiento sexual se da por sentado.

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Cabe señalar que el consentimiento sexual es cuando una persona tiene la capacidad y la libertad para aceptar voluntariamente cualquier tipo de actividad sexual entre una o más personas.

En este contexto, existe una práctica muy común en algunas parejas, que es despertar a la otra persona con alguna insinuación sexual o, derechamente, con contacto físico de este tipo, dando por hecho que le va a gustar y no pondrá resistencia, pero ¿es realmente una práctica aconsejable?

Para la experta en relaciones, Annabelle Knight, esto no es lo más recomendable, ya que no hay que confundir los beneficios que tiene el sexo matutino con el hecho de intentar practicarlo cuando la otra persona claramente no puede decidir, indicó al medio inglés Metro.

También es cierto que en una relación de pareja muchas veces dependemos del consentimiento implícito de la otra persona al momento de tener relaciones sexuales, en vez de escuchar un “sí, quiero hacerlo”, pero cuando hablamos de alguien que está dormido, no existe forma de que esta persona pueda entregar su consentimiento, por lo que se debería evitar por completo a menos que exista una conversación previa al respecto.

Pixabay (cc)
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Knight explica que para que el sexo matutino funcione ambos miembros de la pareja deben sentirse descansados y atentos, pues solo así ambos podrán concentrarse en la experiencia en sí y no en factores externos. “Las parejas que han estado juntas durante mucho tiempo pueden caer en la rutina a la hora de verificar si la otra persona quiere o no tener sexo. Por eso es importante que aunque lleven diez años en pareja, deben asegurarse de que el sexo sea consensual en cualquiera de sus formas“.

Además, insistió en que “el consentimiento es fundamental para una vida sexual feliz y saludable, así como también poder hablar con tu pareja abiertamente sobre diversos aspectos relacionados, incluso de los límites de las insinuaciones sexuales, por curioso que parezca.

Anabelle recalcó que aunque suene extraño, siempre será mejor conversar con la otra persona acerca de la posibilidad de tener sexo ‘dormidos’ o si le gustaría despertar con alguna práctica sexual, como lo es el sexo oral, por ejemplo. Ya sabemos que dentro de la sexualidad está prácticamente todo permitido mientras sea consensuado y entre mayores de edad.

“Las parejas de largo plazo son menos propensas a tomar como un rechazo el hecho de que sus parejas no deseen tener relaciones sexuales, por lo que no debe ser temor decir que no. Asimismo, si despertar a otra persona con sexo no es importante para los dos, es mejor que pases“, agregó.

Violencia sexual

En este contexto también es pertinente aclarar por qué es tan importante el tema del consentimiento para no convertirse en un agresor sexual, sin saberlo.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia sexual implica todo acto, tentativa, comentarios o insinuaciones de carácter sexual ejercidos sin el consentimiento de la otra persona, el mismo que puede estar ausente por miedo, edad, alguna enfermedad que la incapacite mentalmente, influencia del alcohol u otros estupefacientes, o incluso por estar dormida.

Ahora bien, como describimos anteriormente, cuando se está en pareja prácticamente no se habla del tema del consentimiento ya que se entiende como algo implícito. No es raro escuchar frases como “si estás en una relación es porque ambos así lo quieren”, sin embargo, en el ámbito sexual el tema es un poco más complejo, y jamás se debe olvidar que siempre tendrá que ver con una decisión y respuesta voluntaria que debe estar presente cada vez que existe un acercamiento de ese tipo. Lenguaje corporal, kinésica, y el habla, son fundamentales para entender cuándo podemos dar un paso más allá y cuando debemos retroceder.

Por último, cabe destacar que en la realidad chilena, la edad de consentimiento sexual, para parejas heterosexuales, parte desde los 14 años, por lo que una relación de pareja entre una adolescente de 15 años y un joven de 19 estaría legalmente regulada, siempre y cuando no existan presiones de ningún tipo y sea de común acuerdo. En el caso de parejas homosexuales, la edad sube a 18 años.