El embajador de Israel en Chile, Gil Artzyeli, abordó la compleja situación que se vive en su país a propósito de una polémica reforma judicial impulsada por el primer ministro, Benjamin Netanyahu. Debido a las masivas protestas registradas en diferentes ciudades, algunas de las cuales llegaron a contar con más de 650 mil personas, finalmente Netanyahu decidió paralizar temporalmente su tramitación, aunque sin cancelarla de forma definitiva.

Israel vive días convulsionados debido a la reforma que Netanyahu busca implementar en el sistema jurídico, las que han desatado las mayores protestas en la historia del país de Medio Oriente.

Según sus críticos, su aprobación terminaría con la separación de los poderes del Estado, poniendo en riesgo la democracia en un país que no cuenta con una Constitución escrita.

Los detractores sostienen que mediante la reforma, el gobierno pasaría a tener control de facto sobre el comité de selección de jueces, quitándose atribuciones al Tribunal Supremo. A su vez, el principal organismo judicial dejaría de tener poder sobre leyes que considere inconstitucionales, viéndose beneficiado el poder ejecutivo.

No obstante, para el embajador Artzyeli, los intensos debates sobre estos cambios, considerados como los más importantes referentes al poder judicial israelí desde su fundación en 1948, reflejan la madurez democrática en su país.

Si bien confía en que se llegará a un acuerdo, admite que los debates han sido intensos. Y aunque identifica ciertas similitudes entre lo que ocurre en Israel y el estallido social chileno, aclara que la gran diferencia es que en el país de Medio Oriente la discusión no es “social” sino que tiene relación con un tema “judicial”.

-El presidente Isaac Herzog trató de acercar posiciones entre el oficialismo y la opsicion. ¿Por qué no lo logró?

Hay un proyecto de ley del gobierno para una reforma judicial y la oposición no está de acuerdo. El presidente intentaba zanjar las brechas con esa oferta que no fue aceptada. Y ahora, después de las fiestas por el Pésaj (Pascua judía), el gobierno y la oposición van a entrar a un diálogo en la residencia del presidente, que en el caso de Israel es un cargo simbólico.

Es un gesto simbólico para unificar las conversaciones, para llegar a un acuerdo. La idea es que cuando hay un proyecto que no es técnico sino que es algo fundamental para el país, para el futuro, es mejor hacerlo con un gran acuerdo o un acuerdo nacional. Israel no tiene Constitución y el sistema es diferente. Tiene un sistema parlamentario.

-A propósito de las protestas, hubo reservistas que se negaron a servir, lo que supuso quizás algún tipo de peligro para la seguridad del país. ¿Se habló en algún momento de una posibilidad de una guerra civil?

Esperamos no llegar allá. No creo que vamos a llegar a eso. La discusión en estos temas, naturalmente, es muy intensa. De todos los lados hay muchas emociones, opiniones opuestas. Es lo que pasa en democracia, que las discusiones son fuertes. La gente de los dos lados salen a la calle, protestan, pronuncian y lo que veo muy positivo es que después de tres meses de demostraciones, manifestaciones y hasta una huelga, no ha habido daños, no hay vandalismo, no se ha quemado nada sino que hay dos lados con opiniones diferentes que manifiestan sus opiniones, incluyendo también los políticos.

A veces hay expresiones duras pero al fin y al cabo todo queda en una discusión para que podamos reforzar nuestra democracia. Los dos lados quieren lo mismo que es tener un Israel más fuerte, más democrático y reforzar la democracia. Lo que pasa es que hay opiniones opuestas sobre qué es reforzar la democracia y obviamente preservar los derechos humanos, tenerlos garantizados para siempre y para todos.

-El primer ministro Netanyahu cesó al ministro de Defensa. ¿Qué señal queda para la población?

Es que hasta donde yo sé, no le entregó la carta de dimisión, no lo ha despedido. Sí ha hablado de esto pero desde el domingo que lo anunció, hasta ahora, no le ha entregado la carta de renuncia. ¿Si lo hará? Bueno, es una prerrogativa del primer ministro en el sistema parlamentario que tenemos en Israel, en la que el primer ministro puede pedir la renuncia a sus ministros. En este caso lo ha dicho pero no lo ha hecho.

-Uno de los puntos que ha generado crítica sobre la reforma es que los asesores legales de los ministerios podrán ser designados sobre la base de criterio de la alta política por sobre la trayectoria de experto independiente. ¿Qué visión tiene usted respecto de las críticas sobre este punto?

Es parte de la discusión entre los dos lados, en este caso oficialismo y oposición, de nombramientos de juzgados de la Corte Suprema, de los consejeros judiciales de los ministerios y otros puestos. Hay argumentos para un lado y para otro lado y en las próximas semanas van a negociar.

Nadie ganará en un 100%, esa es la naturaleza de un compromiso. Si se llega a un acuerdo, cada uno tiene que ceder un poquito, tanto el oficialismo como también la oposición, porque hay mérito en los argumentos de cada lado. Pero hay un argumento clave que es la unidad nacional, de que estamos juntos, de que los desacuerdos los alcanzamos a zanjar a través de una negociación. Y eso es lo que estamos haciendo ahora.

-¿Cree que esto podría ser una oportunidad para que Israel tenga una Constitución escrita?

Es muy cierto lo que usted está diciendo. Estamos en pleno debate muy fuerte dentro de Israel y este debate respecto del sistema legislativo, entre otras cosas, es también una oportunidad para establecer una Constitución. Yo miro con mucha admiración y aprecio al sistema aquí en Chile; cómo una vez rechazado una propuesta se entra a un nuevo proceso. Hay una fecha para otro plebiscito de Constitución.

De verdad que la forma en que Chile enfrenta este desafío aquí, lo veo desde afuera con mucho aprecio y admiración. Ojalá podamos lograr salir de esta crisis con una Constitución. Estamos intentando lograrlo desde la creación de Israel hace 75 años. Ojalá en el año 75 logremos tener una Constitución.

-¿Ve similitudes entre lo que ha estado pasando en Israel con lo que pasó en Chile en el estallido social?

Sí y no. Yo diría más “no” porque el estadillo social fue, como implica su nombre, algo social. En Israel no es algo social, es respecto a un debate sobre el arreglo judicial del país. Tenemos una democracia muy fuerte, tenemos un sistema judicial independiente muy fuerte y la discusión es sobre cuál tiene que ser el papel del Poder Judicial en la integración en temas políticos. La Corte Suprema, que es muy independiente, también intervino en temas que generalmente son del gobierno y ahí va el debate.

El Gobierno quiere tener más independencia, la Corte insiste y ahí está el debate pero es diferente porque no estamos hablando de temas sociales, dinero ni de pensiones ni nada de eso, sino del equilibrio entre los poderes gubernamental, judicial y legislativo.

-¿Está en juego la imagen del país como única democracia del Medio Oriente?

Yo creo que lo que está pasando está demostrando y reflejando la fortaleza de la democracia. Ahí hay una discusión muy fuerte entre los dos lados pero repito, en tres meses no ha habido ni una gota de sangre, ninguna estación de bus o de metro destruido, ningún almacén perjudicado.

Es un debate fuerte. Miles, cientos de miles salieron a las calles y siguen saliendo de los dos lados y todo con una… no puedo decir tranquilidad porque es muy tenso, pero es lo que pasa en democracias. Hay países en los que salen miles, cientos de miles a las calles, luego llega la policía y las fuerzas, los detienen y disparan. Esto no pasa en Israel. Esto es una muestra de la fortaleza de la democracia.

-El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se mostró preocupado por lo que estaba pasando en el país y el primer ministro Netanyahu dejó en claro que las decisiones de Israel se toman en el propio país, lo que de alguna manera se tornó en un momento tenso en la relación entre ambos países que históricamente han sido buenas. ¿Cómo lo ve usted?

Yo tengo una muy buena relación con mi esposa. La amo y ella me ama aunque a veces tengamos alguna discusión. A veces son discusiones duras. En este caso, con Estados Unidos tenemos una muy buena relación que viene desde hace décadas, y a veces hasta entre los mejores amigos hay una discusión. Creo que se va a superar esta mini crisis muy pronto.

-¿Hay un conflicto de interés por el hecho de que el primer ministro Netanyahu impulse esta reforma considerando que él está precisamente inmerso en un juicio por posible corrupción?

No, Netanyahu fue elegido en las últimas elecciones. Hemos tenido cinco elecciones en tres años y en las últimas elecciones él salió ganador. Tiene una mayoría de 64 escaños de 120 en nuestro sistema parlamentario, formó un gobierno y la población lo sabía. No es algo que haya surgido después de las acusaciones, el pueblo sabía de las acusaciones que están tratando en la Corte en Israel, que está separado. Y al mismo tiempo está ejerciendo plenamente sus deberes como primer ministro.