Las manifestaciones contra el gobierno de Benjamin Netanyahu no paran en Israel. Desde hace varias semanas, el movimiento reclama la renuncia del primer ministro, acusado de corrupción en tres casos distintos. Mientras tanto, la segunda ola de la pandemia golpea el país.

Los dueños de restaurantes en Israel se unieron a las protestas el martes 21 de julio, tras la decisión del gobierno de cerrar estos establecimiento para contener la pandemia. “No podemos cerrar, punto”, afirma Rama Ben Zvi, chef en un restaurante gastronómico en las afueras de Jerusalén. Considera que el gobierno israelí no ha aportado pruebas del riesgo sanitario en los restaurantes, un sector que emplea en el país a unas 200.000 personas. “Nadie en el gobierno sabe realmente lo que hace”, agrega.

Varios dueños de restaurantes empezaron a distribuir comida de manera gratuita. Culpan a Benjamin Netanyahu por la mala gestión de la pandemia y temen las consecuencias que tendrá sobre sus establecimientos. Asaf Doktor, es uno de ellos. “No somos un movimiento político pero le pedimos al primer ministro que renuncie”, indica. “Aquí no se trata de izquierda, o de derecha, o de árabes y judíos. ¡Aquí se trata de lo que pide el pueblo!”, exclama.

Este no es el único sector en crisis que ha mostrado descontento. Los trabajadores sociales y los enfermeros iniciaron una huelga para reclamar más recursos al gobierno. Tras conocer una segunda ola de coronavirus, la situación se ha vuelto crítica, según Talia Avidor Dadash, enfermera del hospital Hadassah, el más importante de Jerusalén.

“Necesitamos refuerzos”

“Durante la primera ola vimos llegar al hospital pacientes con el virus o con sospechas de virus. Pero a su vez, las cifras de pacientes con otras patologías disminuía”, explica. “Ahora con la segunda ola, ambas categorías están en aumento en nuestros servicios”, agregó.

Con la primera ola vinieron muchos apoyos públicos e institucionales, recuerda Avidor Dadash. Para ella, hoy en día, ya no son suficientes. “No necesitamos ni aplausos ni comida gratis”, dice. “Necesitamos que remedien la situación con refuerzos en nuestros servicios y en la sociedad”, argumentó.

Ante las crecientes protestas el gobierno israelí otorgó a los enfermeros y a los asistentes sociales presupuestos adicionales. Pero con un cuarto de la población activa en situación de desempleo, el descontento sigue. La semana pasada, un sondeo indicaba que 75% de los israelíes desaprobaban el manejo de la crisis por parte de Benjamin Netanyahu, quien lleva 11 años dirigiendo el país.