Israel comenzó este lunes la demolición de viviendas palestinas que considera ilegales en el sur de Jerusalén, cerca de la barrera de separación que separa la Ciudad Santa de Cisjordania ocupada, una operación denunciada por la ONU, UE y la Autoridad Palestina.

Decenas de militares y policías israelíes rodearon al menos cuatro edificios en Sur Baher, barrio entre Jerusalén y Cisjordania, territorio que Israel ocupó en 1967 y anexó.

Los residentes fueron evacuados y los periodistas tuvieron que alejarse antes de que una excavadora empezara la demolición.
Israel afirma que los edificios se construyeron muy cerca de la barrera de separación que comenzó a levantar en 2002, durante la segunda Intifada (levantamiento palestino), para protegerse de ataques provenientes de Cisjordania ocupada.

Por su lado, los palestinos acusan al gobierno israelí de usar como pretexto la seguridad para obligarlos a abandonar la zona y aumentar los asentamientos israelíes. Además, denuncian una violación de los acuerdos firmados.

Mahmud Abas, presidente palestino, condenó las demoliciones, como “una peligrosa escalada contra el pueblo palestino indefenso”.

“Esta operación busca aislar Jerusalén de Belén” en el sur de Cisjordania, afirmó en un video Walid Assaf, ministro palestino encargado de la vigilancia de los asentamientos israelíes.

“Riesgo para la seguridad”

El ministro de Seguridad Pública israelí, Gilad Erdan, acusó a los palestinos de “mentir” al asegurar que las demoliciones fueron avaladas por la Corte Suprema israelí tras un largo proceso.

“Las estructuras fueron construidas ilegalmente cerca de la barrera de seguridad y constituyen un riesgo para las vidas de los civiles y de las fuerzas de seguridad”, tuiteó Erdan.

Para los palestinos, esa barrera, de hasta nueve metros de altura, es un “muro del apartheid” que obstaculiza su vida cotidiana.

Su trazado se sitúa en el 85% en Cisjordania y aísla el 9,4% del territorio palestino, según la ONU.

El 18 de junio, las autoridades israelíes informaron a residentes de Sur Baher de su intención de demoler sus viviendas y les dieron 30 días para evacuarlas. Éstos temen que otro centenar de edificios corra el mismo riesgo.

Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (Ocha), esta decisión afecta a diez edificios, la mayoría todavía en construcción, unos 70 apartamentos.

Unas 350 personas se verán afectadas, según Ocha.