Un líder populista y carismático, André Ventura, capaz de captar votos de la abstención y del resto de partidos, incluso de la extrema izquierda, resume el éxito que ha cosechado el partido portugués de ultraderecha Chega en las urnas, donde fue la tercera fuerza en las elecciones del pasado domingo, con el 18,06% de los votos.

Las elecciones lusas se saldaron con un empate técnico entre la coalición conservadora Alianza Democrática y el Partido Socialista, con una ligera ventaja de los primeros, pero el gran triunfador de la noche fue Chega.

El partido, que entró en el Parlamento luso en 2019 (1,29% de los votos y un diputado), se alzó como tercera fuerza en los comicios de 2022, cuando escaló hasta el 7,15% de los sufragios y 12 escaños, y dos años después ha terminado de explotar.

Más de un millón de personas, el 18,06% de los votantes -a falta de contar el voto exterior-, escogieron a Chega.

¿De dónde vienen esos votos? “Todo el espectro político alimentó a Chega en estas elecciones”, explicó a EFE el director del Centro de Estudios y Sondeos de Opinión (CESOP) de la Universidad Católica Portuguesa, Ricardo Ferreira Reis.

Según los datos del CESOP, la ultraderecha captó sufragios de la abstención -cayó del 48,5% de 2022 al 33,8%-; de la derecha, de la insatisfacción con el Partido Socialista, e incluso de la extrema izquierda.

El perfil del votante de Chega son hombres de menos de 45 años y con escolaridad media o baja, y ha atraído también al voto joven gracias a su estrategia en las redes sociales.

En el Algarve (sur) se alzó como primera fuerza, una región en la que los ciudadanos se sienten “muy abandonados” y “utilizados” como sitio de veraneo por el resto del país, con graves problemas en los servicios públicos, indicó Ferreira Reis.

Este tipo de descontento es el que ha capitalizado Chega por todo el país -ha obtenido diputados en todas las circunscripciones excepto una-, en un clima electoral marcado además por casos de corrupción que han salpicado a los dos grandes partidos.

Además, ha conseguido buenos resultados en zonas con gran presencia de militares, un colectivo que, junto a las fuerzas de seguridad, ha protagonizado protestas recientemente.

Pero además del descontento, otra de las razones de su éxito es la figura de su líder, André Ventura.

“Es bastante popular y también bastante populista; viene de un circuito mediático asociado a los comentaristas de fútbol”, señaló Ferreira Reis.

Para el politólogo Vicente Valentim, de la Universidad de Oxford, Ventura es “clave para comprender por qué Chega se ha convertido en una parte indiscutible del sistema de partidos portugués”.

“Fue muy hábil al movilizar estas ideas que estaban latentes en la sociedad portuguesa y en construir una retórica y una plataforma partidaria a su alrededor”, defendió Valentim.

Portugal sigue la ola de crecimiento de la extrema derecha que corre por Europa, con muchas semejanzas con los otros países, como un crecimiento muy rápido al inicio, la canalización del voto de los insatisfechos con la democracia y los gobiernos y la presencia de un líder muy popular, enumeró el politólogo de la Universidad de Oxford.

Pero a diferencia de otros países como Alemania, el ascenso de la ultraderecha lusa no tuvo que ver con un choque migratorio excepcional.

De hecho, durante la campaña electoral, Ventura intentó mantener alejados del debate político mensajes xenófobos y racistas, resaltó Ferreira Reis desde el CESOP, quien añadió que también tuvo “bastante éxito” entre la comunidad de portugueses nacidos en Brasil.

Con un partido tan centrado en su líder, la incógnita ahora es si conseguirá mantener ese tirón cuando otro ocupe el lugar de Ventura.