El plan de Vladimir Putin es mantenerse en el poder hasta 2036, mientras el exagente de la KGB intenta por todos los medios expandir la influencia rusa en el mundo.

Nació el 7 de octubre de 1952 y al menos desde que llegó al poder como primer ministro ruso y presidente, Vladimir Putin, ha permanecido en la escena mundial como uno de los políticos que marcaron un antes y después en la escena política internacional.

La mirada fría y penetrante, mientras mueve el brazo izquierdo al compás de una marcha marcial y el brazo derecho se mantiene firme. Este es el sello de Putin en cada alfombra y ceremonia protocolar.

Según un estudio publicado por la British Medical Journal, la explicación a este comportamiento es el entrenamiento recibido en el Comité de Seguridad del Estado (KGB). En pocas palabras, la mano derecha se mantiene cerca del pecho, para actuar con rapidez al tratar de desenfundar un arma. Una manera de actuar típica de los oficiales de la expolicía secreta.

Así, no causa sorpresa que Putin, junto a Stalin hayan permanecido tanto tiempo en el poder. El carácter inescrutable y el pragmatismo de sus decisiones, lo dejaron en la primera línea del poder.

Y según las señales de las últimas semanas, el deseo de Putin es postular otra vez al cargo de presidente, ya que la reforma constitucional de 2020 permite a Vladimir Putin ejercer dos mandatos más, de seis años cada uno, hasta 2036.

Pero su historia de vida partió en la empobrecida Leningrado, el último bastión de la Unión Soviética, como se conoce actualmente a San Petersburgo.

La infancia de Vladimir Putin

En cierta medida, cuando iba al colegio ya se marcaba la fuerte personalidad del “zar” como se menciona en los medios de comunicación a Putin. Ya a los 12 años, el futuro líder ruso practicaba judo, para no dejarse avasallar por la violencia latente en las calles de Leningrado, consignó BBC Mundo.

Es más, el mandatario es cinturón negro en la disciplina, que le sirve como filosofía de vida, puesto que en un mundo plagado de enemigos, “hay que golpear primero, y golpear tan fuerte que tu oponente no se ponga en pie”,reveló alguna vez el presidente.

De su propia infancia, se conoce que creció en un conjunto de departamentos, junto a tres familias. Este marco de época explica que Putin vivió de cerca los efectos de la posguerra. El libro ‘En primera persona’ relata que el actual presidente tiene orígenes humildes, puesto que debió experimentar la pobreza y la escasez de alimentos.

En este sentido, una serie basada en un libro titulado “El escudo y la espada”, que relata las operaciones de un espía infiltrado en el ejército Nazi, inspiró a Putin para enlistarse en el servicio secreto.

En 1970 entró a estudiar en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Leningrado, donde se recibió de abogado con los honores máximos, detalla France 24.

Si bien hay detalles familiares que se mantienen en secreto, el gobernante tendría dos hijas: María Vorontsova y Katerina Tíjonova.

“Estoy orgulloso de ellas. Yo nunca discuto asuntos relacionados con mi familia. No se dedican ni a los negocios ni a la política. Simplemente viven su vida y lo hacen dignamente”, dijo Putin en diciembre de 2015.

Putin se casó en 1983 con Liudmila Shkrebneva, que trabajaba entonces como azafata, indicó la Agencia EFE.

Putin entra a la KGB

Justo después, es reclutado por la KGB en 1968. En el organismo de inteligencia, el joven Putin se perfecciona en idiomas, donde aprende inglés y alemán, un conocimiento que le permitió ser trasladado a Alemania, para cumplir tareas de contraespionaje en Dresden, pues debió vigilar la lealtad de los diplomáticos soviéticos.

Vladimir Putin

De hecho, el colapso del régimen de Alemania Oriental le dejó una enseñanza que aplica hasta el día de hoy con los detractores de su gobierno. Con ellos, Putin “se ha asegurado de que todo el poder en Rusia se concentre en el poder ejecutivo”, explicó David Remnick en su libro “La tumba de Lenin”.

Después de la caída del muro de Berlín, Putin entra de lleno a la política. Primero, formando parte del círculo de Anatoli Sobchak, quien lo protege mientras ambos trabajan en la facultad de derecho en la Universidad Estatal de Leningrado. Desde este lugar, Sobchak se convierte en alcalde de Leningrado en 1991. Apenas estuvo asentado en la oficina del edil, ejerció como presidente del Comité de Relaciones Exteriores.

En esta misma línea, el manejo político de Putin lo encumbró hacia las esferas de poder cercanas al Kremlin.

Más aún, antes de ser el delfín de Boris Yeltsin, en 1998 Putin dirigió el Servicio Federal de Seguridad (FSB) que reemplazó a la KGB.

Mientras, Yeltsin, quien ejerció como presidente de Rusia después de siete décadas de comunismo, impulsó una economía de mercado, además de privatizar las empresas estatales, detalla un reportaje de BBC Mundo.

Paulatinamente, las medidas causaron una ola de protestas en contra de Yeltsin. “Si alguien piensa que el presidente llenará sus platos vacíos, se equivoca. Sólo podremos lograrlo entre todos”, recogió una nota de El País.

La llegada al poder de Vladimir Putin

En medio del caos, Yeltsin se vio obligado a elegir un sucesor para su cargo. Por esta razón, el presidente renunció el 31 de diciembre de 1999. Después de elegir a Putin, este logró ganar las elecciones de marzo del 2000, con casi el 53% de los votos.

Muchos rusos consideran que con Putin el país ha recuperado su grandeza, gracias al crecimiento del producto interno bruto en un 72% y derrumbar la pobreza, pues logró subir los sueldos de los sectores de salud y educación. Además de ampliar los beneficios sociales y recortar los impuestos de la población afectada por el descalabro económico del anterior gobierno.

No obstante, los miembros del círculo de Yeltsin creían que podrían manipularlo, pero él ya estaba metido de lleno en restablecer la autoridad estatal formando un “poder vertical” dependiente únicamente de él, recogió BioBioChile.

Así, la segunda guerra contra Chechenia le permitió acentuar el discurso nacionalista, para enaltecer el orgullo ruso y ensalzar su figura. Sin embargo, el conflicto dejó unos 50 mil civiles muertos o desaparecisos, entre 1999 y 2009.

También expulsó a los “oligarcas” y encarceló a los rebeldes, como el director del grupo petrolero Yukos, Mijaíl Jodorkovski, y derribó a críticos como el magnate de las comunicaciones Vladimir Gusinsky, que con su canal independiente NTV exponía el autoritarismo del gobierno ruso.

En 2008, al verse limitado a dos mandatos consecutivos por la Constitución, le confió el Kremlin por cuatro años a su entonces primer ministro, Dmitri Medvedev, que servía a los intereses de Putin. En este marco, el nuevo presidente propuso una enmienda constitucional que amplió de 4 a 6 años el mandato presidencial.
Asimismo, Putin volvió a ejercer como presidente desde 2012.

Vladimir Putin: El “zar de la corrupción”

Mientras desde la órbita rusa se limitó el derecho a la protesta pacífica y la información libre, argumentó un informe de Amnistía Internacional, el organismo de control de los medios de comunicación, Roskomnadzor, ordenó a todos los medios que utilizaran la información proporcionada por fuentes estatales desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022.

Del mismo modo, la ONG mencionó que los medios que desobedecieran podrían correr el riesgo de recibir multas de 62.600 dólares y el bloqueo de sus respectivos sitios web.

Al respecto, la última polémica de proporciones del mandatario ruso, es la condena de 19 años que sufre el preso de conciencia, Aleksei Navalny, que acusó al presidente de ser un “zar de la corrupción”, destacó en el documental realizado por la cadena de noticias CNN.

En la actualidad, Navalny se encuentra en una cárcel a unos 60 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. Asimismo, el abogado que fue detenido al regresar voluntariamente a Rusia en el año 2021, expresó que “el Estado de Putin no es viable. Un día miraremos a su lugar y él no estará allí”, recogió Perfil.

Finalmente, el mandatario, que ha impuesto su voluntad en Chechenia, Crimea y Siria, se transformó en un agente desestabilizador de la comunidad internacional hace prácticamente 24 años y lo será al menos hasta 2036.