Francia lleva meses registrando una serie de agresiones con inyecciones aplicadas durante fiestas y discotecas en distintos puntos del país. Un primer sospechoso fue detenido este fin de semana, pero las autoridades aún no han identificado la sustancia inyectada a las víctimas.

El sospechoso de 20 años fue detenido después de que una veintena de personas -casi todas mujeres- afirmaran haber sido picadas durante un concierto la noche del viernes. La detención se produjo durante la grabación de un programa para TF1, la principal cadena de televisión de Francia, que se estaba rodando en la playa de Mourillon, en Toulon, al sureste del país.

Cuando las primeras víctimas se presentaron, el episodio provocó disturbios y la policía intervino.

Una mujer tuvo que ser hospitalizada y la policía tuvo que acudir debido al pánico que causaron entre los asistentes esos ataques.

El presunto autor de las inyecciones fue identificado por dos participantes en la grabación, que afirman haber visto al sospechoso con una jeringuilla y que habría intentado pincharles. El detenido, un hombre de 20 años, nació en Túnez y al parecer estaba indocumentado en Francia. Desempleado, ya tenía antecedentes policiales e incluso fue condenado en 2020 por violencia doméstica. El acusado ha rechazado los cargos.

“Ya se han presentado varias denuncias”, informó el fiscal Samuel Finielz. Según el magistrado, el hombre ha sido acusado de “asalto a mano armada [a una aguja] con premeditación”.

“Niega los hechos, pero ante las denuncias presentadas, la Fiscalía consideró que había suficientes cargos”, dijo el magistrado, recordando que el tunecino permanecerá en prisión provisional. Si se le declara culpable, la sentencia podría alcanzar los cinco años de prisión.

El domingo, siete víctimas fueron sometidas a exámenes médicos. Los resultados de los análisis se conocerán la próxima semana. Las personas agredidas no registraron ningún síntoma grave, salvo un empleado de seguridad del local, que fue hospitalizado.

“Se encontró mal, pero aún no hemos podido determinar si este malestar está relacionado con una sustancia nociva introducida en la jeringuilla o con la situación de estrés que acaba de vivir”, señala Finielz.

Inyecciones en los brazos, los muslos e incluso los tobillos

La oleada de inyecciones misteriosas comenzó en abril, cuando los jóvenes presentaron una denuncia tras ser atacados con inyecciones en bares, festivales y discotecas de diferentes regiones del país. Se registraron más de un centenar de denuncias en las ciudades de Lille, Béziers, Nantes, Rennes, Estrasburgo, Grenoble, Nancy, Lyon, Besançon, Valence y Toulouse.

Las víctimas, que encontraban sistemáticamente marcas de pinchazos en brazos, muslos, nalgas, hombros o incluso tobillos, experimentaban síntomas como mareos, dolores musculares, náuseas y pérdida de equilibrio.

Las autoridades aún no han podido identificar la sustancia que se administra a las víctimas. La hipótesis del uso del GHB, conocido como la “droga de los violadores”, fue rápidamente descartada, ya que las pruebas realizadas fueron negativas para esta sustancia -que no necesita ser inyectada y suele colocarse de forma encubierta en un vaso de bebida-. Las víctimas ingieren el producto junto con su bebida, sin darse cuenta.

De momento, no hay indicios de que el hombre detenido en Toulon tenga alguna relación con los incidentes en el resto del país.

La mayoría de las víctimas desde principios de año han sido jóvenes mujeres, que a menudo tras los ataques sufrieron náuseas, vértigo o fuertes dolores.