El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, consideró una "aberración económica y medioambiental" el hecho de que el precio de la electricidad se vea influenciada por el gas en la Unión Europea. "Es absurdo y debe cambiar", agregó el secretario de Estado en medio de una conferencia para evaluar el término de la dependencia energética de Rusia.

Francia aseguró este miércoles que la fijación del precio de la electricidad a partir del gas en la UE es “una aberración económica y medioambiental”. En esta posición coincide con España, pero choca con la Comisión Europea.

Esta opinión se dio en medio de una conferencia sobre la forma de reducir la dependencia del petróleo y, sobre todo, del gas que la Unión Europea importa de Rusia.

Lo anterior, como una forma en que los 27 estamos miembros pueden castigar a Moscú por la invasión que Vladimir Putin emprendió contra Ucrania el pasado 24 de febrero.

El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, insistió en la “aberración” de que el precio del gas, que llevaba meses a precios altísimos y se ha puesto por las nubes desde el comienzo de la guerra, sea el que se traslada a la electricidad sin tener en cuenta que los costos de las otras fuentes de generación -renovables, nucleares y otras- son mucho menores.

“Es absurdo y debe cambiar”, afirmó Le Maire, en un mensaje en el que coincidió al 100% con la ministra española de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que en un vídeo grabado subrayó la necesidad de acelerar el despliegue de energías renovables, un asunto más consensual entre todos los asistentes.

Modelo energético: Comisión Europea pide prudencia

Ese mensaje iba directamente destinado a la Comisión Europea, que estuvo representada por la responsable del departamento de Energía, Kadri Simson, quien por una parte admitió que hay que tomar medidas con carácter inmediato ante la situación “excepcional”, pero que sobre todo pidió prudencia.

Simson aseguró que sigue habiendo “un número importante de estados miembros que apoyan nuestro mercado tal y como está”, sin precisar cuántos ni cuáles. Además, nombró las ventajas del sistema de precios marginalistas, que hace que la tecnología más cara -desde hace mucho tiempo el gas- fija el precio de toda la electricidad subastada.

Además, aseveró que China está muy interesada en aprender del funcionamiento del mercado europeo para evitar los apagones que sufre de vez en cuando por las dificultades para hacer calzar de forma continua la oferta con la demanda, y que ése sería precisamente el riesgo para la UE si se abandonara el sistema actual.

No fue la única que utilizó ese tipo de argumentos. También defendieron el mecanismo marginalista representantes de los reguladores europeos de la energía y del mercado eléctrico europeo Epex Spot.

Engie propone limitar precio del gas

La consejera delegada de Engie, Catherine MacGregor, cuya empresa es el primer proveedor de gas en Francia y uno de los más importantes de Europa, aportó una nota discordante al proponer la fijación de un tope al precio del gas en la UE con el argumento de que “estamos en una situación excepcional”.

MacGregor, que dijo estar estudiando la posibilidad de desplegar unidades flotantes de regasificación para suplir con importaciones por barco el gas ruso que llega por gasoducto, afirmó que ese tope tendría un efecto directo para limitar la subida de la electricidad.

Más allá de la cuestión altamente inflamable de la fijación del precio de la electricidad, Le Maire advirtió de la gravedad del momento: “Este choque energético de 2022 es comparable en intensidad, en brutalidad, al choque petrolero de 1973”.

A su parecer, las soluciones no pueden ser del mismo tipo en el sentido de que la receta no debe ser un gasto público masivo para estimular la demanda, ya que eso se traduciría -como ocurrió hace casi medio siglo- en una espiral inflacionista y en un parón económico.

“La respuesta adecuada al choque energético es la independencia energética total de Francia y de Europa en los próximos años”, afirmó el ministro francés, que reconoció que eso necesitará un “acompañamiento” de las empresas más expuestas a la escalada de la energía y de los consumidores más vulnerables, así como la adaptación del modelo económico.

Con carácter urgente, defendió la idea de que todos los países de la UE se comprometan a aumentar sus reservas de gas -que están a un nivel históricamente bajo- a partir de la primavera para llegar al 85 % antes de que empiece el próximo invierno.