La canciller alemana, Angela Merkel, llegó el viernes al antiguo campo de exterminio nazi de Auschwitz, en su primera visita a este símbolo del Holocausto en los 14 años que lleva al frente del Gobierno Alemán.

Su visita es además la primera de un canciller alemán desde 1995 y coincide con un auge del antisemitismo y de la extrema derecha en Alemania.

El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau constituye el símbolo del Holocausto de los judíos por haber sido el mayor centro de asesinatos creado por los nazis alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Resurgir del antisemitismo

En Alemania, que ha hecho del recuerdo de la Shoah el corazón de su identidad de posguerra, las autoridades están preocupadas por el aumento de actos antisemitas.

El jueves, antes de su desplazamiento, Merkel reiteró que la “lucha contra el antisemitismo y contra toda forma de odio” es una de las prioridades de su gobierno.

También insistió en la “determinación” de las autoridades a que la comunidad judía, en pleno crecimiento, se desarrolle plenamente en Alemania.

En octubre, un atentado abortado contra una sinagoga de Halle conmocionó al país. El autor, que mató a dos personas al azar, es un joven seguidor de las tesis negacionistas.

El partido de extrema derecha AfD, que hace dos años entró en el Bundestag (Parlamento), aboga por el fin de la cultura del arrepentimiento.

El nombre de Auschwitz se ha convertido en un símbolo del mal absoluto. Judíos de toda Europa, desde Hungría a Grecia fueron exterminados aquí.

La historia

Se desconoce con certeza el número exacto de víctimas, si bien los historiadores estiman en 1.100.000 los hombres, mujeres y niños que murieron en el campo entre 1940 y 1945, un millón de los cuales eran judíos.

Las otras víctimas fueron sobre todo polacos no judíos, gitanos y prisioneros soviéticos.

El campo de Auschwitz, situado en la ciudad polaca de Oswiecim, 50 km a oeste de Cracovia (sur), se encuentra a tres kilómetros del de Birkenau, construido a partir de 1941 y que se convirtió a partir de 1942 en el principal lugar de exterminio de judíos en el marco de la “solución final” nazi. Albergaba cuatro cámaras de gas y cuatro hornos crematorios.

Los judíos, que llegaban a Birkenau en trenes de vagones de animales, eran dirigidos en su mayor parte a las cámaras de gas tras una “selección” que se llevaba a cabo en la rampa de entrada donde se reservaba el derecho a seguir con vida provisionalmente a quienes tenían las condiciones físicas para trabajar como esclavos.

El 27 de enero de 1945, 7.500 prisioneros que quedaban todavía en el campo fueron liberados por el Ejército Rojo.

Antes de escapar, los nazis se encargaron de destruir su siniestra fábrica y varios edificios de ese complejo de 42 km2 que incluía tres campos y que fue, en parte, construido por los propios prisioneros.

Desde 1947 este lugar, símbolo de la máxima barbarie humana, está clasificado como monumento nacional polaco, alberga un museo -Auschwitz-Birkenau-, gestionado por un comité internacional y en 1979 fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

A petición del gobierno polaco, el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco aprobó en 2007 una modificación del nombre oficial de Auschwitz, que pasó a denominarse “Auschwitz-Birkenau, campo alemán nazi de concentración y de exterminio (1940-1945)”.

Varsovia pidió este cambio de nombre para combatir la aparición en los medios de comunicación extranjeros de expresiones como “campos de concentración polacos” al referirse a los campos construidos por los alemanes en el territorio de la Polonia ocupada.

Sin embargo, todavía a veces se siguen produciendo estos errores, lo que suscita firmes protestas por parte de la diplomacia y de las autoridades polacas.