Charlotte Wade es resiliente. Al conocer su historia de vida, no hay duda de eso. Sobreponerse a lo que sufrió de niña, es la máxima prueba.

En 2002, con apenas 5 años, comenzó a ser abusada sexualmente por un cercano de la familia. No era su sangre, pero era el padre de su padrastro y ella, a su corta edad, lo miraba como un abuelo.

Raymond Hodges tenía en ese entonces 56 años y se mostraba ante su hijo y la madre de Charlotte como un abuelo amoroso. Detrás de su fachada estaba un pedófilo en potencia, según el escalofriante relato que ha sido difundido por The Mirror.

Hodges no vivía con Charlotte y su familia. Viajaba una vez al mes desde Southend-on-Sea, Essex,(Reino Unido) hasta Barry, South Glamorgan. Así comenzó todo el historial de abusos que fue de mal en peor.

“Amaba a Raymond como si él fuera mi verdadero abuelo”, recordó Charlotte. “Siempre me traía chocolates. Pero ese día,(Raymond) fue diferente y me preguntó si sabía besar como un adulto. Cuando dije que no, me besó en los labios. Después, me dijo que era nuestro secreto y lo haría cada vez que estuviéramos solos”.

El hombre siguió su conducta criminal hacia la niña. De hecho, ella comenzó a temer sus visitas. La abusaba incluso cuando los padres de ésta dormían.

The Mirror / Reino Unido
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En 2003, cuando Charlotte tenía seis años, Hodges se mudó a Barry para estar “más cerca de la familia”.

“Me sentí enferma. Se mudó a un piso a sólo unos minutos de nuestra casa y me quedaba ahí la mayoría de los fines de semana. Me obligaba a tocarlo y me tocaba en mis partes privadas”.

El silencio fue la única opción de una niña que estaba confundida y atemorizada.

“Él amenazó con lastimar a mis hermanos si se lo contaba a alguien. Estaba desesperada por protegerlos, así que me quedé callada”, relató.

Un año más tarde, cuando Charlotte tenía siete años, Hodges la llevó a su departamento, la empujó al piso de la sala y la violó. “El dolor era insoportable. Me dijo que esto es lo que hacían los adultos”.

El sujeto estaba fuera de sí y su comportamiento, de bestia a figura del abuelo amoroso, lo decía todo. “Después, me compró dulces de la tienda como si nada hubiera pasado. Un año después (a la edad de 8 años), comenzó a filmar las agresiones sexuales. Al principio, me negué, pero él me dio una patada en el estómago y luego me violó de todos modos”.

La próxima vez que la menor se negó, la forzó, tras poner una de sus pequeñas manos en un hervidor.

The Mirror / Reino Unido
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Un aborto… con un gancho de ropa

En la casa de los Wade habían transcurrido 6 años de vida en familia. Para Charlotte, era un periodo de puro infierno, pero lo más doloroso, físicamente hablando, estaba por venir.

Con sólo 12 años y con un historial de abusos y violaciones, la niña tuvo ausencia de menstruación y se lo reclamó al hombre que le arrebató la inocencia. Raymond la sometió a una prueba de embarazo, la cual dio positivo.

El sujeto no le dijo nada durante al menos dos semanas y su vida transcurría bajo el miedo y la impotencia.

“No me dejó ver los resultados y no se mencionó nada durante unas semanas”.

El mes siguiente, Charlotte fue llevada al departamento de Raymond. Allí apareció un amigo suyo. De la nada, el hombre la empujó al suelo y la inmovilizó.

“Estaba aterrorizada y pensé que me iba a violar, luego apareció el abuelo con un gancho de ropa, me bajó la ropa interior y me lo metió dentro. Nunca había sentido un dolor así. Sentía que iba a morir”, dijo.

El sujeto le dijo a su “nieta” que no estaba embarazada y la dejó tirada en el suelo, sangrando. Ella se limpió pero dijo sentirse en agonía en los próximos días en los que, increíblemente, sus padres no se daban cuenta de lo que ocurría. “Estaba desesperada por decírselo a alguien”.

Los abusos continuaron durante los próximos dos años, todas las semanas (hasta los 14). La joven describe que fueron menos recurrentes cuando llegó la adolescencia.

The Mirror / Reino Unido
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La hora de hablar

Raymond discutió con la madre de Charlotte y dejó de acercarse a la vivienda de los Wade. “Incluso después de que el abuelo se fue, nunca me sentí segura. Sufrí terribles ‘flashbacks’ y me hice daño, traté de terminar con mi vida varias veces. Me di cuenta de que el abuelo tenía que ser castigado por lo que me había hecho”.

Entre los abusos, violaciones, aborto e intentos de suicidio, habían transcurrido 14 largos años. “Así que en noviembre de 2016, lo reporté a la policía. Una semana después, fue arrestado y acusado”.

Charlotte rindió su testimonio, contando toda la pesadilla vivida con el hombre que hasta en el escalofriante relato, califica como su “abuelo”.

En julio de 2017, Hodges, ahora de 73 años, compareció ante el Tribunal de Cardiff acusado de 24 delitos contra Charlotte.

Se declaró culpable de un cargo de violación de una niña menor de 13 años, un cargo de agresión sexual de una menor de 13 años, agresión de una niña menor de 13 años y causar o incitar a una niña menor de 13 años para participar en actividades sexuales.

Después de un juicio de dos semanas, Hodges fue declarado culpable de 20 cargos. El resto requería pruebas que Charlotte (ahora de 22 años) no tenía en su poder.

El juez Philip Harris-Jenkins comentó que el acusado no había mostrado ningún remordimiento por lo que llamó “la campaña de abusos sexuales más depravada y horrible”.

Hodges fue sentenciado a 25 años de prisión y el juez le ordenó que firmara el registro de por vida de los delincuentes sexuales.

“Cuando la policía me dijo, caí al suelo llorando”, aseguró Charlotte. “Hablar me ha ayudado a seguir adelante con mi vida y quiero instar a otros a que hagan lo mismo. Mi abuelo enfermo puede haberme privado de una infancia feliz, pero me niego a dejar que arruine mi vida”, concluye una joven mujer, quien ha sido calificada como la “valiente Charlotte” en los periódicos británicos.

The Mirror / Reino Unido
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