La Cámara de los Comunes rechazó el martes por una aplastante mayoría de 432 diputados en contra y 202 a favor el acuerdo de Brexit negociado por la primera ministra británica Theresa May con la Unión Europea.

Tras esta estrepitosa derrota, Theresa May tiene tres días para presentar un nuevo proyecto, sino se arriesga a un Brexit “sin acuerdo”.

Al mismo tiempo, el íder de la oposición en Reino Unido, el laborista Jeremy Corbyn, presentará una moción de censura contra Theresa May tras este fracaso.

Desde la UE, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, llamó a buscar una “solución positiva” e hizo un llamado a las diferentes partes a ceder en sus posturas.

“Si un acuerdo es imposible, y nadie quiere una salida sin acuerdo, entonces ¿quién tendrá finalmente el valor de decir cuál es la única solución positiva?”, se preguntó en un tuit Tusk a medida que se acerca la fecha oficial de divorcio entre Reino Unido y la Unión Europea, el 29 de marzo.

Todo el mundo anticipaba el rechazo parlamentario al acuerdo de Brexit y los mercados financieros vieron incluso como la divisa británica, la libra esterlina, limitaba las pérdidas después de que la votación transcurriese como previsto.

De nada sirvieron los esfuerzos de May, que cerró cinco días de acalorados debates llamando a los diputados a respetar el resultado del referéndum de 2016, en que un 52% de británicos votó a favor de salir de la UE.

“Creo que tenemos el deber de cumplir con la decisión democrática del pueblo británico”, había dicho, advirtiendo a los legisladores que Bruselas no ofrecerá ningún “acuerdo alternativo”.

Para los diputados euroescépticos el acuerdo negociado por May hace concesiones inaceptables a la Unión Europea. Por su parte, los proeuropeos ven en él condiciones peores a las que tiene el país actualmente como miembro del bloque.

Su punto más conflictivo es el denominado ‘backstop’, un mecanismo ideado para evitar la reinstauración de una frontera dura en la isla de Irlanda -susceptible de amenazar el Acuerdo de Paz de 1998- y que en opinión de los euroescépticos podía mantener a Reino Unido atrapado en las redes europeas indefinidamente.

Un país en el limbo

Así, a poco más de dos meses de la fecha fijada para el Brexit, el próximo 29 de marzo, el país quedó sumido en el limbo.

May prometió que el gobierno presentará un plan alternativo el lunes. Pero será a condición de sobrevivir a la moción de censura presentada por el Partido Laborista.

Esta moción sin embargo no tiene garantizado el éxito: pese a que muchos rebeldes conservadores votaron contra el acuerdo de May, no es seguro que den su respaldo a una iniciativa que podría expulsar a su partido del poder.

Sin embargo, el plan B de May puede ser enmendado por los parlamentarios con sus propias propuestas, por lo que todas las opciones siguen abiertas: desde un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias hasta un segundo referéndum, pasando por una renegociación con la UE.

En previsión del huracán que se gestaba en Londres, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había regresado a Bruselas por la tarde anulando su participación en un debate previsto junto al jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, el miércoles en Estrasburgo.

Los responsables europeos han afirmando en reiteradas ocasiones que este era “el único acuerdo posible”.

“Theresa May tiene razón en decir que era el acuerdo tal como ella lo presentó o ningún acuerdo”, afirmó por la mañana la ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau. “A menos que Reino Unido cambie de posición y venga con una nueva propuesta”, agregó.