Estados Unidos aumentó el lunes la presión financiera sobre Venezuela, dificultando la venta de activos estatales, incluidos los de la petrolera PDVSA, tras la reelección de Nicolás Maduro en una votación que Washington calificó de “farsa“.

El presidente Donald Trump firmó un decreto que prohíbe a los estadounidenses comprar obligaciones de deuda venezolana, entre ellos los de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), crucial para la economía del país sudamericano.

La orden ejecutiva, publicada por el Departamento del Tesoro, abarca todas las transacciones de deuda con el gobierno venezolano o empresas estatales, incluidos pagarés conocidos como “cuentas por cobrar”.

Altos funcionarios del gobierno estadounidense dijeron que estos instrumentos habían sido utilizados por Caracas para obtener ingresos ante la necesidad de efectivo.

El senador republicano Marco Rubio, abierto crítico de Maduro, celebró la decisión de Trump.

El presidente “acaba de imponer nuevas sanciones que restringen la capacidad del régimen para ganar comisiones a través de la venta de activos del Estado y que prohíben comprar cualquier deuda con el gobierno de Venezuela, incluidas las deudas con PDVSA”, dijo en su cuenta en Twitter.

Según la experta en asuntos latinoamericanos Andrea Saldarriaga, “al enfrentar el tema de la deuda y los colaterales atados a la misma, Estados Unidos busca reducir la liquidez tanto del gobierno de Venezuela como de las personas que son dueñas de algún tipo de deuda de dicho país”.

“Así reducen el margen de maniobra del gobierno y de sus seguidores o aliados en el mercado de Estados Unidos y, por ende, en los mercados internacionales”, explicó a AFP.

El gobierno de Trump había prometido más temprano “rápidas medidas económicas y diplomáticas” para contribuir al retorno de la democracia en Venezuela, tras tildar de “farsa” la votación del domingo.

“Estados Unidos no se quedará de brazos cruzados mientras Venezuela se desmorona y la miseria de su valiente pueblo continúa”, dijo el vicepresidente Mike Pence.

“La elección de Venezuela fue una farsa, ni libre ni justa. El resultado ilegítimo de este proceso falso es un golpe más a la orgullosa tradición democrática de Venezuela”, señaló en un comunicado.

Según funcionarios electorales, Maduro ganó con 68% de los votos emitidos. La tasa de abstención fue del 52%, un máximo histórico.

“Hasta que el régimen de Maduro no restablezca la senda democrática en Venezuela a través de elecciones libres, justas y transparentes, el gobierno enfrentará al aislamiento de la comunidad internacional”, dijo por su parte el secretario de Estado, Mike Pompeo.

Catorce países americanos del llamado Grupo de Lima decidieron este lunes llamar en consultas a sus embajadores en Venezuela y actuar para bloquear fondos internacionales destinados a Caracas.

Estados Unidos, que desde marzo de 2015 considera a Venezuela “una amenaza a la seguridad nacional”, ya aplicó una batería de medidas contra decenas de funcionarios y exfuncionarios venezolanos, entre ellos Maduro y otros altos cargos, a quienes acusa de corrupción y narcotráfico.