Más de 1,7 millones de norcoreanos se habrían contagiado desde que se detectó el virus, y casi 700.000 personas están recibiendo tratamiento en este mismo momento, mientras que el número de muertos ha aumentado a 62, según la propaganda del régimen. Ante este escenario, de acuerdo con varios medios de comunicación, las autoridades han pedido ayuda a la vecina China para recibir suministros médicos.

Se cree que al menos tres aviones norcoreanos volaron entre Pyongyang y la ciudad china de Shenyang en los últimos días para recoger suministros médicos, según reportaron los medios especializados NK News y la agencia surcoreana Yonhap.

Propuestas de Corea del Sur sin respuesta

Son los primeros vuelos internacionales conocidos de Corea del Norte desde marzo de 2020. La urgente situación sanitaria ha obligado al país a abrirse un poco, mientras que durante más de dos años las escasas mercancías sólo entraron por barco o tren.

Si bien el contenido de la ayuda sanitaria entregada por Pekín sigue sin conocerse, lo cierto es que las múltiples propuestas surcoreanas quedaron sin respuesta.

El presidente Yoon Suk-yeol ha dicho que está dispuesto a entregar vacunas, personal sanitario y medicamentos, pero sea cual sea el canal de comunicación utilizado, la oferta es ignorada.

Esta negativa puede explicarse por las tensas relaciones entre ambos países y por el deseo de Kim Jong-un, expresado en los medios de comunicación estatales, de inspirarse en la estrategia china de lucha contra la pandemia.

¿Cómo confinar a 26 millones de personas?

Pero sin la infraestructura y los recursos de Pekín, en Corea del Norte es imposible imaginar un confinamiento estricto de sus 26 millones de habitantes.

Este lunes, los agricultores seguían trabajando la tierra cerca de la frontera con Corea del Sur, una necesidad en este periodo de trasplante de arroz, vital para la seguridad alimentaria del país.

Posibles nuevas variantes

Un alto funcionario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó este martes que los altos niveles de transmisión del coronavirus entre personas no vacunadas, como en Corea del Norte, crean un mayor riesgo de nuevas variantes.

A su vez, la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, expresó su “profunda preocupación” por el efecto de la epidemia en la situación de los derechos humanos en Corea del Norte.

Este país aislado, miembro de la OMS, está lidiando con su primer brote reconocido de COVID-19, alimentando la preocupación por una crisis mayor debido a la falta de vacunas e infraestructura médica.

Transmisión no controlada

“Ciertamente es preocupante si los países (…) no están utilizando las herramientas que ahora están disponibles”, dijo el director de emergencias de la OMS, Mike Ryan, en respuesta a una pregunta sobre el brote en Corea del Norte.

“La OMS ha dicho en repetidas ocasiones que donde hay una transmisión no controlada, siempre hay un mayor riesgo de que surjan nuevas variantes”, dijo.

En la misma rueda de prensa, el jefe de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, también dijo estar “profundamente preocupado” por la propagación del virus entre una población no vacunada y con muchas enfermedades subyacentes.

Violación de las obligaciones legales

La agencia sanitaria de la ONU ha dicho anteriormente que Pyongyang aún no le ha informado oficialmente del brote, en una aparente violación de las obligaciones legales del país según el Reglamento Sanitario Internacional de la OMS.

Consultado sobre cómo respondería la OMS, Ryan dijo que el organismo estaba dispuesto a ayudar, pero que no tenía poder para interferir en un país soberano.

Situación de los derechos humanos

“Las últimas restricciones, que incluyen el aislamiento estricto de personas y nuevas restricciones de movimiento, tendrán graves consecuencias para quienes ya están luchando por satisfacer sus necesidades básicas”, dijo, por su parte, Elizabeth Throssell, portavoz de la Oficina de la Alta Comisionada, en Ginebra.

La Oficina pidió a las autoridades norcoreanas que garanticen “que las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia son necesarias, proporcionadas, no discriminatorias, sujetas a plazos y acordes con el derecho internacional de los derechos humanos”, dijo Throssel.

También reiteró el llamamiento de Bachelet, para que la comunidad internacional alivie las sanciones “para facilitar la ayuda humanitaria de emergencia y la asistencia relacionada con el COVID-19”.