Un turista estadounidense fue asesinado la semana pasada tras ingresar de forma ilegal a una zona donde habita una tribu aislada de la civilización, en la isla Sentinel del Norte del archipiélago de Andamán y Nicobar en la India.

John Chau, como fue identificado el turista, intentó por varios días que pescadores lo trasladaran ilegalmente a la isla, hasta que el 16 de noviembre fue llevado a la isla, donde fue recibido por una lluvia de flechas y luego agredido por los indígenas que habitan la isla Sentinel del Norte, una población de poco más de 150 personas, extremadamente hostil con la población ajena a su tierra.

Las visitas a la isla Sentinel del Norte están estrictamente prohibidas, pero no sólo por la hostilidad de la población local, sino también porque debido a su aislamiento, no han recibido inmunización para enfermedades que son comunes en el resto del mundo.

La ONG de protección de tribus autóctonas, Survival International, denunció “una tragedia que nunca tendría que haber pasado” a causa de la actitud irresponsable de Chau por visitar la isla.

“No es imposible que los sentineleses no hayan sido contaminados por agentes infecciosos mortales (aportados por el viajero estadounidense) contra los que no tienen inmunidad,
con la posibilidad de erradicar toda la tribu”, alertó la organización en un comunicado de prensa.

“Los sentineleses han demostrado una y otra vez que quieren que los dejen solos, y sus deseos deben ser respetados. La ocupación colonial británica de las Islas Andamán diezmó a las tribus que viven allí, eliminando a miles de personas de las tribus, dejando sólo una fracción de la población original, por lo que el temor de los sentineleses a los forasteros es muy comprensible”, agregó la ONU.

Este caso saca a la luz la condición de este pueblo autóctono que ataca a quien ponga un pie en su isla.

Todas las tentativas de contacto del mundo exterior en las últimas décadas se toparon con la hostilidad y la violencia de la tribu hacia los forasteros, por lo que las autoridades indias prohíben acercarse a menos de cinco kilómetros de Sentinel del Norte.

“Las tribus no contactadas deben tener sus tierras totalmente protegidas. Son las personas más vulnerables del planeta. Poblaciones enteras están siendo eliminadas por la violencia de forasteros que roban sus tierras y recursos, y por enfermedades como la gripe y el sarampión contra las que no tienen resistencia”, concluye la ONG.

A pesar de estar aislados del resto de la civilización, los sentineleses igualmente han experimentado cambios en su forma de vida, adaptando sus construcciones al metal que llegan a sus costas por naufragios y/o desechos, como ha sido el caso de las puntas de flechas.

De acuerdo a Survival, los sentineleses viven en su isla desde hace más de 55 mil años y aunque entre 1980 a mediados de la década de los 90′ las autoridades de la India intentaron contactar con ellos e integrarlos, pero esta misión se dio por terminada al concluir que vivían felices y alejados de peligros, por lo que se limitaron a prohibir el acceso a sus tierras.