Su vida había sido un constante lujo pese a que se autodenominaba un teólogo que fustigaba la teoría evolucionista de Charles Darwin. “Uno de los orígenes de los males en la humanidad”, según sus denuncias.

Se declaraba fiel seguidor del presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, pero han sido las autoridades las que no escatimaron en recursos para apresarlo junto a 235 personas más de su secta creacionista. Helicópteros sobrevolaron su ostentosa hacienda luego de ser acusado de delitos como establecimiento de una organización delictiva, abuso de menores, abusos sexuales, secuestro, chantaje y lavado de dinero.

Pero Adnan Oktar no cree que sea el gobierno turco el responsable de la operación en su contra. “No creo que el señor Tayyip, ni el ministro del Interior estén al tanto de ella”, dijo sorprendido y atribuyendo la responsabilidad al “espionaje británico”.

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Un predicador del islam muy particular

Adnan Oktar tenía una peculiar forma de inducir al islam, a los turcos que le seguían por sus polémicas transmisiones en televisión. Para eso no necesitaba comprar espacios. Lo hacía en su propia televisora por cable, A9 TV. Desde ahí podía versele ataviado en sus trajes blancos, obras de Versace, extravagantes como sus mensajes.

Sin embargo, su vestimenta pasaba a segundo plano ante la concurrencia de un grupo de mujeres, operadas, de labios y senos voluptuosos que bailaban al inicio o término de sus mensajes. Sus ropas ajustadas y muy cortas no han dejado mucho a la imaginación en cada transmisión. Sin embargo, el telepredicador permanecía inmovil observándolas fijamente sin proceder a tocamientos o situaciones similares.

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“Sus gatitas”, como periodicos turcos o europeos las han bautizado, eran las encargadas de acompañarlo en los eventos de la alta sociedad turca que el mismo organizaba y luego eran retransmitidos en su canal de televisión. Cada detalle era cuidado por el diseñador de interior de profesión, quien dio un vuelco en lo profesional al dedicarse a la teología, en un salto a la fama que hoy lo tiene tras las rejas.

El grupo de mujeres difundían por sus redes sociales las lujosas reuniones, pero su determinación estaba basada en lo religioso según sus declaraciones.

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Su libro en universidades de prestigio

Son 700 páginas de su libro El Atlas de la Creación en el que defiende el creacionismo, fustigando la teoría de la evolución de Darwin. Lujosamente empastado, se encargó de enviarlo a universidades estadounidenses y europeas. En los extensos tomos sostiene que la creación es obra de Dios. Las criaturas y todo lo que conocemos no tienen nada que ver con la evolución, según su planteamiento.

“El sentimiento antiturco, viene de la influencia de satán”, declaraba en entrevistas que luego se encargaba de replicar. “Sus gatitas” también hacían relaciones públicas en medios de comunicación en los que no dudaban calificarlo como “maestro”: “Con el trabajo de nuestro maestro Oktar, todo el mundo acepta que el creacionismo es un hecho”, declaraba una de ellas, junto al grupo presentado al estilo socialité con su mejor look en televisión.

The New york Times
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Su pasado delictivo

Oktar, estuvo 3 años internado en una clínica siquiátrica, tras episodios de ansiedad que sus detractores ven como prueba de un desequilibrio en sus actuaciones. Sin embargo, los peores problemas los había enfrentado en 2008-un año después de presentar su libro-cuando fue acusado por la fiscalía turca, de atraer a integrantes a su secta creacionista por medio de fiestas y orgías.

Luego, cuando un miembro activo quisiera retirarse, el telepredicador sacaba las grabaciones clandestinas de los encuentros y los chantajeaba para quedarse enrolados.

La justicia turca lo condenó a 3 años de prisión por los hechos, pero Adnan Oktar apeló al fallo y quedó absuelto de los cargos. De ahí, todo fue fama y gloria, truncada recientemente con la captura y desmantelamiento de su secta creacionista. Las pruebas testimoniales en su contra, incluyen a un padre de dos mujeres, que lo acusa de haber adentrado a sus hijas a su secta, siendo una de ellas menor de edad.

Recientemente, una mujer que abandono la mansión de Oktar, declaró haber estado 20 años en el lugar, retenida contra su voluntad y bajo ordenes de vestir y comportarse como él quería. Ceylan Özgül era una de sus celebres y principales “gatitas”.

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