La IV cumbre de los presidentes que integran el bioma amazónico arrancó este martes en la ciudad brasileña de Belém, donde discutirán sus propuestas para garantizar la supervivencia de la mayor selva tropical del planeta.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, inauguró esta reunión en el marco de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), creada en 1995 y formada por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

¿Cuál es el objetivo de la cumbre?

En la cita, los ocho países amazónicos plantearán soluciones conjuntas a los graves desafíos que enfrenta el bioma, como deforestación, minería ilegal y narcotráfico.

De esta manera, los países participantes buscarán impulsar un nuevo modelo de desarrollo que permita poner fin al ciclo de destrucción que azota al mayor bosque tropical del planeta.

Al término de esta primera jornada, los países divulgarán una declaración conjunta que incluirá “nuevas tareas y metas” para la preservación del amenazado bosque amazónico, según informó el canciller brasileño, Mauro Vieira.

Esta es la primera reunión del bloque desde 2009, cuando el líder progresista brasileño también convocó a sus socios amazónicos, aunque en la ciudad de Manaos.

Países participantes

Además de Lula, participan los mandatarios Luis Arce (Bolivia), Gustavo Petro (Colombia) y Dina Boluarte (Perú).

El mandatario venezolano, Nicolás Maduro, aquejado por una otitis, ha sido baja de última hora y en su lugar vino la vicepresidenta Delcy Rodríguez.

Tampoco estarán los gobernantes Guillermo Lasso (Ecuador), Chan Santokhi (Surinam) e Irfaan Ali (Guyana) por diversas razones, aunque estos países están representados en la cumbre por otros integrantes de sus gabinetes.

Ya el miércoles, la reunión se ampliará a los países invitados: Indonesia, República del Congo, República Democrática del Congo, poseedores de grandes superficies de selva tropical; San Vicente y Granadinas, Francia, Alemania y Noruega.

Deforestación en la Amazonía

La Amazonía tiene una extensión de 6,3 millones de kilómetros cuadrados y alberga la mayor cuenca hidrográfica del mundo. Además, en su interior viven cerca de 50 millones de personas, la mayoría en una situación precaria.

En 2022 la deforestación en todo la Amazonía alcanzó los casi 20.000 kilómetros cuadrados, un 21% más frente a 2021, la cifra más alta desde 2004, según datos del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, con Brasil, Bolivia y Perú al frente de la estadística.

La comunidad científica ha alertado de que el bosque amazónico se está acercando a “un punto de no retorno”, estadio en el que la selva perderá su capacidad de regeneración y se convertirá en una sabana de forma progresiva.