En El Salvador está prohibido el aborto sin excepción, también en caso de violación, de embarazo de menores o por razones de salud. El veredicto de “homicidio agravado” puede significar décadas en la cárcel.

“Elsy vuelve a casa”: con ese lema, la sociedad civil salvadoreña celebró el miércoles en las redes sociales la liberación de Elsy, que pasó diez años y siete meses en la cárcel por haber sufrido un aborto espontáneo en El Salvador.

En ese momento tenía 28 años, era jefa de familia y trabajaba como empleada doméstica, cuando sufrió una emergencia relacionada con su embarazo.

Buscó ayuda, pero en lugar de brindársele asistencia médica, fue detenida de inmediato como sospechosa de haber abortado y condenada a 30 años de prisión por “homicidio agravado”.

Morena Herrera es una de las activistas por los derechos de las mujeres más conocidas del país y lucha desde hace años por las mujeres.

Es cofundadora del Colectivo Feminista para el Desarrollo Local (CFDL). Este logró una reducción de la pena de Elsy luego de una batalla jurídica de varios años.

“Ella fue denunciada en una situación de emergencia y condenada como consecuencia de un juicio injusto, lleno de irregularidades y sin que se le garantizaran sus derechos como acusada”, dijo Morena Herrera.

Pena de cárcel por perder un embarazo El Salvador y la ley sobre el aborto
DW

Elsy es la quinta mujer condenada en El Salvador por un aborto espontáneo, es decir, por perder a su bebé, que es liberada desde diciembre de 2021.

Según datos del CFDL, en las últimas dos décadas se penalizó en ese país centroamericano a cerca de 181 mujeres que sufrieron un aborto espontáneo.

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En El Salvador el aborto está prohibido por la ley, sin excepción alguna. Las mujeres que sufren complicaciones durante el embarazo que provocan abortos involuntarios o muerte fetal caen a menudo bajo sospecha de haberse practicado un aborto.

Las menores deben continuar el embarazo tras una violación

“El castigo es draconiano no solo debido a la magnitud de la pena, sino también debido a sus consecuencias. Eso ya empieza con la estigmatización de la mujer cuando en un hospital se la trata como sospechosa de haberse hecho un aborto”, señala Morena Herrera.

En casos en los que un aborto está médicamente indicado para no poner en peligro la vida de una mujer, el personal médico suele retrasar el procedimiento por un tiempo peligrosamente largo para no ser objeto de persecución judicial, explica Herrera.

Además, la prohibición del aborto aparentemente conduce a intentos de aborto que amenazan la vida de muchas mujeres desesperadas, lejos de los hospitales, continúa.

La violencia sexual y las violaciones de menores no son infrecuentes en El Salvador. “Pero la ley tampoco contempla excepciones para menores violadas”, explica la activista Herrera.

“Actualmente estamos cuidando a una niña ciega de 12 años que fue violada y obligada legalmente a continuar con la gestación”, agregó.

Por eso, organizaciones internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, exigen desde hace tiempo un debate público en el país sobre el tema y medidas concretas que podrían ayudar a disminuir la criminalización de las mujeres.

“Lo que nos falta en El Salvador es una legislación que favorezca la educación sexual integral, para evitar la violencia conta las mujeres. Faltan medidas para evitar cualquier tipo de violencia sexual y embarazos no deseados”, dice por su parte, Keiky Cáceres, de la ONG por los derechos de las mujeres Colectiva Amorales.

El aborto, “un gran genocidio” en El Salvador

Pero en El Salvador no se avizora todavía un cambio en el marco legal sobre el aborto, a pesar que Nayib Bukele, cultiva en el escenario político internacional la imagen de un pensador progresista.

En las redes sociales se autodenomina el “CEO de El Salvador”, o “el dictador más cool del mundo”, debido a su estilo autoritario de gobierno.

“Bukele no es cool en absoluto”, estalla en carcajadas Keiky Cáceres.

“Es extremadamente conservador y ultrarreligioso. Viola constantemente las reglas sobre la división de poderes y la separación de la Iglesia y el Estado”, explica la activista.

El presidente Bukele dejó en claro su posición en una entrevista de Instagram de marzo de 2020 con el rapero portorriqueño Residente: “No estoy a favor del aborto y creo que algún día nos daremos cuenta de que el aborto es un gran genocidio”.