El pasado 19 de febrero, una joven recibió una invitación a almorzar. Su novio le propuso llevarla a comer al “shopping” (mall) Las Palmas del Pilar, ubicado en La Lonja, Provincia de Buenos Aires.

Todo bien, hasta ahí. El ofrecimiento no revestía un carácter especial. Era una visita a la zona del patio de comidas, que terminó en el tiempo adecuado, sin otras distracciones o compras.

Al salir del lugar, el novio pidió un Uber para llevarla de vuelta a su casa. Pasaron unos minutos y apareció una camioneta azul en el centro comercial.

De acuerdo al relato, en cuestión de segundos, un hombre que estaba armado, se subió al auto. Los amenazó. Todo se estaba configurando como un secuestro express contra la pareja, delito que las autoridades argentinas han venido combatiendo con el paso de los años.

A ella le quitaron sus pertenencias en pleno viaje. También su celular. Desde este, le llamaron a su padre para solicitar dinero en concepto de “rescate”. 100 mil dólares, para ser exactos más de 71 millones de pesos chilenos.

“¡100 mil dólares a esta hora! ¿Cómo los consigo?”, cita Clarín, al progenitor de la secuestrada.

Los secuestradores no se andaban con rodeos, para ese entonces: “Los conseguís o la mato”, le advirtieron.

El padre de la víctima, un ex marino mercante, ahora ejecutivo de una petrolera, partió a la policía a interponer la denuncia. Eso, ocurrió a la primera llamada de 6 que recibió, según trascendió más adelante.

Iniciaba entonces la búsqueda de la pareja de novios que había ido a almorzar y que fue sorprendida por dos delincuentes que buscaban dinero fácil y a costa de un delito extorsivo.

Un dato importante a destacar: el año pasado, los secuestros express en el vecino trasandino se contabilizaron en 48. Un año antes se registraron 44 y en lo que va del 2021 ya ocurrieron 6.

El Heraldo / Archivo

Una torpe negociación de secuestradores

La joven y su novio estuvieron secuestrados por al menos una hora.

Los llevaron a un inmueble, presuntamente en la zona conocida como José C. Paz, con “colchón sucio y un espacio amplio”, según sus escasas descripciones.

Pudo ver a su novio a pocos metros de ella y a los secuestradores entrando en desesperación ante las negociaciones que no estaban manejando bien, a simple vista.

Con su pareja tenía más de un año de noviazgo. Nada que sospechar. Se trataba de una relación hasta cierto punto normal.

El padre de la secuestrada, en tanto, consiguió que, por medio de la División Operativa Central, tomara inicialmente el procedimiento el fiscal federal en turno de la Ciudad de Buenos Aires, Franco Picardi. Más tarde, por cuestiones de jurisdicción, pasó a manos del fiscal federal de Tres de Febrero, Paul Starc.

Al cabo de unos minutos, la joven y su novio estaban siendo liberados en el sector de Tortuguitas, al noreste del gran Buenos Aires.

Ni con amenazas consiguieron los secuestradores intimidar al exmarino, quien por medio de la denuncia, ya había logrado que los hechos fueran revisados vía geolocalización y revisión de cámaras en las zonas involucradas.

El novio sería uno de los tres secuestradores

Llegó, con la liberación de las víctimas de secuestro, la etapa para rastrear a los captores.

No solo hicieron llamadas con el celular de la joven. Uno de ellos involucró su teléfono móvil en la extorsión fallida, en la que exigía los 100 mil dólares.

Por medio de los videos, la División Operativa Central, identificó la patente de la camioneta azul que hacía las de Uber para recoger a los pasajeros. Al menos, eso se creía.

“Enseguida las cámaras de seguridad detectaron la patente y descubrimos que no tenía pedido de secuestro”, declaró uno de los investigadores. Decidieron buscar al propietario del vehículo.

Quien conducía el auto no era su dueño, pero contaba con la documentación del mismo.

Al intervenir las llamadas del celular, usado para pedir el rescate, la policía dio con una conversación incriminatoria.

-¿Hicieron lo que tenían planeado?
-Sí, pero nos salió como el orto.

Después de eso, dos medios hermanos, de 33 y 31 años, fueron apresados por la policía argentina. El operativo fue realizado en la comunidad Maquinista Savio, donde se incautó, además de la camioneta, una pistola, municiones, teléfonos celulares y dinero en efectivo, en al menos 6 allanamientos simultáneos.

Clarín

Descubrieron que ninguno tenía antecedentes penales. Sería su primer intento por delinquir que fue más que fallido y les costó la libertad. Pero no actuaron solos, ya que las conversaciones habían sido entre tres o más (actualmente se investiga la participación de otros involucrados).

En efecto, la investigación vinculó al novio en el secuestro express, quien hasta hace unos días era considerado la otra víctima del delito.

Una de las sospechas hacia él surgió de los relatos contradictorios que ofreció a las autoridades al momento de los interrogatorios.

Se sumó a estas, la revisión del registro de pedidos de Uber, desde su teléfono celular. Resulta que no hizo ninguno el día del secuestro, pese a que dijo haber llamado a la camioneta que los recogió en el mall.

La novia se enteró, a través de las pesquisas, que su pareja, un exalbañil, habría sido quien le entregó a los secuestradores, luego de planear el delito en coordinación -muy torpe- con los otros dos imputados.

Los tres recién estrenados delincuentes arriesgan penas de hasta 25 años de prisión por los delitos de “secuestro extorsivo agravado y robo agravado por ser en poblado y en banda”.

Clarín