El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, prometió derrotar las sanciones de Estados Unidos y corregir el rumbo económico del país, hundido en una grave crisis, al jurar este jueves como mandatario reelecto para un segundo periodo que comenzará en enero de 2019.

Maduro, con la banda presidencial, juró ante la oficialista Asamblea Constituyente tras ganar los comicios del pasado domingo, boicoteados por la oposición y desconocidos por parte de la comunidad internacional.

“Hace falta una rectificación profunda, hay que hacer las cosas de nuevo y mejor. No estamos haciendo las cosas bien y tenemos que cambiar este país”, reconoció Maduro en su discurso ante la cúpula militar y de gobierno.

El mandatario socialista, de 55 años, admitió además que las sanciones impuestas por Washington tras su reelección traerán más dificultades al país petrolero, pues impiden conseguir recursos y “hacer las importaciones necesarias”.

“No puedo engañar a nadie, nos van a crear graves dificultades, dolorosas dificultades, que vamos a enfrentar paulatinamente, las vamos a derrotar. Las sanciones de Trump serán anuladas y derrotadas”, aseveró.

Venezuela vive la peor crisis de su historia reciente: hiperinflación, escasez de comida y medicinas, caída brutal de la economía y de la producción de crudo a su nivel más bajo de los últimos 30 años: 1,5 millones de barriles diarios.

“Este año tenemos que aumentar el millón de barriles. Si hay que pedir apoyo a la OPEP (…), a Rusia, a China, a los países árabes, pidámoslo”, clamó.

Maduro también prometió trabajar por la reconciliación y ofreció dejar libres a opositores presos que no hayan cometido crímenes graves, para “superar las heridas” de las protestas en su contra, que dejaron unos 200 muertos desde 2014.

“Vamos a salir adelante”

Con una abstención récord de 54%, Maduro se impuso con 68% de los votos contra 21% del exchavista Henri Falcón, quien se postuló a contravía de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y luego desconoció los resultados.

Estados Unidos, la Unión Europea y el Grupo de Lima (Canadá y 13 países de América Latina y el Caribe) rechazaron la elección por considerar que no fue libre, representativa ni transparente.

Apenas proclamado Maduro presidente, Donald Trump aprobó el lunes un decreto que prohíbe a los estadounidenses comprar activos y cuentas por pagar del país sudamericano y su petrolera PDVSA, buscando complicarle la llegada de recursos.

En represalia, Caracas expulsó a los dos mayores representantes de Estados Unidos en Venezuela -carecen de embajadores desde 2010-, y Washington ordenó el miércoles lo mismo para dos altos diplomáticos venezolanos en reciprocidad.

Estados Unidos, que compra un tercio de la producción de crudo venezolano, ya había prohibido a sus ciudadanos negociar deuda nueva de Venezuela, en default parcial al igual que PDVSA, y amenaza con un embargo petrolero.

“Cualquier sanción, incluidas las más leves, representarán un inconveniente económico para PDVSA, que reducirá aún más su flujo de caja en medio de la aceleración de la disminución de la producción”, analizó Eurasia Group.

Pero el presidente insistió en su discurso: “Vamos a salir adelante”.

La UE, Estados Unidos y Canadá sancionaron a decenas de jerarcas venezolanos. En la lista de Washington figuran incluso Maduro y el número dos del chavismo, Diosdado Cabello.

El Grupo de Lima, por su parte, llamó a consultas a sus embajadores en Venezuela y acordó actuar para bloquear fondos internacionales destinados a Caracas.

En busca de legitimidad

Todos los cargos de elección popular deben juramentarse ante la Constituyente, pero su presidenta, Delcy Rodríguez, quien le tomó juramento, leyó el decreto según el cual, además de este acto, se realizará la investidura el 10 de enero.

“Adelanta la juramentación porque no quiere dejar el vacío de aquí a enero. Necesita darse legitimidad en el proceso, aunque sea la legitimidad chavista”, declaró a la AFP el analista Luis Vicente León.

Según la Constitución de 1999, que está siendo reformada por la Constituyente, el presidente electo debe posesionarse ese día ante el Parlamento.

Pero el Legislativo, de mayoría opositora, fue declarado en desacato por el Tribunal Supremo de Justicia -de línea oficialista-, que considera nulas todas sus decisiones.

Maduro tiene previsto, tras el acto ante la Constituyente, acudir a un acto en el Ministerio de Defensa, en Caracas, para recibir del alto mando militar una “reafirmación de lealtad”.

La Fuerza Armada, considerada el principal sostén de Maduro, adquirió enorme poder político y económico durante este gobierno, incluidos los estratégicos sectores de alimentación y petróleo.