Diversas reacciones provocó la particular respuesta del ministro de Defensa de Bolivia, Reymi Ferreira, en medio de la polémica por su fallida visita a Chile, donde reprochó el pedido de disculpas del canciller Heraldo Muñoz.

Chile y Bolivia carecen de relaciones diplomáticas y en el último tiempo se han enzarzado en una serie de disputas que mantiene a ambos países enfrentados por sendas demandas ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Bolivia denunció a Chile exigiendo se le obligue a negociar la salida al mar que perdió en la guerra librada en el siglo XIX, mientras que Chile planteó una denuncia por el uso internacional de las agua del río Silala.

El último incidente que ha tensionado las ya deterioradas relaciones entre las naciones vecinas, fue la detención de dos soldados bolivianos y siete funcionarios aduaneros detenidos en la frontera, acusados de intentar robar un camión.

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En medio de un duro cruce de declaraciones entre ambos gobiernos, el ministro Reymi Ferreira anunció una visita a los ciudadanos bolivianos. No obstante, Chile revocó el año pasado un acuerdo que eximía de visas a los diplomáticos de ambos países pese a que carecen de relaciones diplomáticas desde marzo de 1978, tras una visita sin previa autorización oficial del excanciller boliviano David Choquehuanca.

En otras palabras, el ministro Ferreira debía pedir un visado diplomático para poder ingresar a nuestro país. Pero, el trámite fue frenado por la Cancillería, según justificó Muñoz, alegando que Ferreira ha propiciado un boicot contra los productos chilenos y “se ha referido en términos ofensivos a la presidenta de la República y a Chile”.

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“El ministro Ferreira no pisa el suelo chileno. Si se disculpa formalmente, estamos dispuestos a reconsiderar su ingreso”, sentenció el jefe de la diplomacia chilena.

La respuesta que alude al héroe de la Guerra del Pacífico

La respuesta de Ferreira no tardó en llegar. “Que le vaya a pedir disculpas a su abuela”, dijo el ministro de Defensa, avivando aún más las tensiones entre ambos países. “No he insultado a nadie, he hecho el uso de mi libertad de expresión en mi cuenta de Facebook de compartir un ‘meme’ llamando a boicotear los productos chilenos. ¿Qué delito es ese?”, preguntó.

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Pese a los duros términos de la respuesta, lo cierto es que no es antojadiza, dado que alude nada menos que a Eduardo Abaroa Hidalgo, héroe boliviano de la Guerra del Pacífico, donde precisamente el país altiplánico perdió el acceso soberano al océano Pacífico.

Todo se remonta al 23 de marzo de 1879, cuando se registró el primer enfrentamiento armado de la Guerra del Pacífico, entre las tropas chilenas y bolivianas en las cercanías de Calama.

Días antes, el 18 de marzo, el coronel chileno Emilio Sotomayor organizó en Caracoles una fuerza compuesta de 544 soldados y 30 civiles, que tenían la misión de ocupar Calama.

En la pequeña aldea emplazada junto al río Loa, en tanto, la máxima autoridad boliviana, Ladislao Cabrera, organizó la defensa con alrededor de 130 civiles. Armados con algunos rifles y carabinas, el grupo se acantonó en la ciudad y destruyó los puentes de acceso al poblado.

Días después, el 23 de marzo, las fuerzas chilenas alcanzaron la quebrada sur cercana a Calama, habilitando el tránsito gracias a la labor de carpinteros que trajo Sotomayor, para acceder por los vados de Topater y Carvajal.

Según cuenta el historiador Eduardo Arriagada, las fuerzas chilenas atacaron por ambos vados a eso de las 07:05 horas, y tras una débil resistencia, alcanzaron el centro de Calama. A las 10:15 aproximadamente, el capitán Rafael Vargas izó la bandera chilena en la plaza en señal de victoria.

La versión boliviana, por su parte, coincide en gran parte del relato, aunque agrega que el coronel Abaroa cruzó el Loa junto a una decena de soldados, que finalmente cayeron prisioneros. Pero el oficial no se entregó, sino que se atrincheró en una zanja con un Winchester y dos rifles que recogió.

Según esta versión, al ver el heroísmo de Abaroa, el coronel chileno Villagrán dio orden de no disparar y lo conminó a rendirse. La respuesta del coronel, que llena de orgullo y que es recordada aún por los bolivianos, fue: “¡Que se rinda su abuela, carajo!”.

La respuesta chilena fue un disparo de mortero que acabó con la vida de Abaroa y dejó heridos a los pocos sobrevivientes que estaban junto a el.

Una vez terminada la batalla, el cuerpo del héroe boliviano fue sepultado con honores por el Ejército Chileno en el cementerio de Calama, envuelto en una bandera chilena a falta de una boliviana, con los tradicionales 21 disparos en su honor.

En la batalla de Topater murieron más de 20 bolivianos y 11 chilenos, combate que, aparte de ser el primer enfrentamiento de la Guerra del Pacífico, fue la única confrontación del conflicto bélico sin la participación de las tropas peruanas.