La guerra de Ucrania pone de manifiesto los riesgos que corren las naciones que dependen del armamento y los mercenarios rusos. Rusia es el principal vendedor de armas a África.

Argelia es uno de los aliados militares más importantes de Rusia en África. También es el mayor cliente de armas rusas en el continente, seguido de Egipto, Sudán y Angola, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, que hace un seguimiento del armamento.

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Las fuerzas armadas de Argelia están equipadas casi en su totalidad con armas y sistemas militares de fabricación rusa. En virtud del último acuerdo, sellado en 2021, Argelia va a comprar equipos de defensa rusos por valor de 7.000 millones de dólares.

Rusia es el principal vendedor de armas a África

Algo menos de la mitad del equipamiento militar de África es suministrado por Rusia. La potencia euroasiática no solo tiene fuertes lazos históricos de cuando armó a las naciones africanas durante sus luchas de liberación en los años 50 y 60, sino que los acuerdos de armas rusas también vienen con menos exigencias.

Alegando tener reservas sobre el respeto a los derechos humanos, Estados Unidos se retiró de un acuerdo con Nigeria en 2014 para suministrarle helicópteros de ataque, por lo que el país africano recurrió a Rusia en su lugar, al igual que hizo Egipto cuando Estados Unidos cortó el suministro de armas en 2013, tras un golpe de Estado.

Un proveedor de armas que se queda sin munición

La dependencia de Argelia y de otras naciones africanas del armamento ruso está poniendo en riesgo sus sistemas de defensa, según expertos. Rusia misma lucha por reponer sus armas, agotadas por la guerra de Ucrania. Es posible que Rusia no pueda cumplir con los pedidos africanos en trámite, dice a Deutsche Welle Moses Khanyile, director del Centro de Estudios Militares de la Universidad de Stellenbosch de Sudáfrica. Además, están los problemas de mantenimiento y reparación.

Un análisis de las exportaciones de armas de Rusia tras la guerra de Ucrania, realizado por la revista estadounidense Foreign Policy, llegó a una conclusión similar, al afirmar que esperaba “una ralentización significativa de las entregas de armas del Kremlin a África” y que las sanciones “ya habían erosionado la capacidad del Kremlin para reponer piezas complejas”. También existe la amenaza de sanciones de Estados Unidos contra los países que compran armas rusas.

Combatientes rusos alquilados a Ejércitos africanos

El segundo pilar de la diplomacia de defensa rusa es la provisión de contratistas militares privados. Los mercenarios del grupo Wagner, una empresa militar privada rusa financiada por un oligarca cercano a Putin, aparecieron por primera vez en Libia en 2015, seguidos por Sudán en 2016 y la República Centroafricana (RCA) en 2018.

En la República Centroafricana, los mercenarios actuaron primero como instructores y luego extendieron su influencia a la política, la inteligencia y los recursos. A cambio de apuntalar el régimen del presidente Faustin-Archange Touadera, las empresas mineras rusas han recibido concesiones de extracción de oro y diamantes, así como derechos forestales.

Wagner también ha actuado en Chad, Nigeria, la República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Mozambique, Zimbabue, Botsuana y Madagascar, según el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios estadounidense. Desde hace poco, unos 1.000 mercenarios de Wagner están operando junto a las fuerzas locales en Malí por un coste que, según los informes, supera los 10 millones de dólares al mes.

Dada la naturaleza lucrativa de estos negocios, Khanyile no cree que Rusia vaya a retirar a sus mercenarios para luchar en Ucrania, aunque esté buscando mano de obra. “Si están apuntalando regímenes inseguros en África, si están asegurando derechos minerales y generando ingresos para Rusia, no hay razón para que se retiren”, considera.

Según Ovigwe Eguegu, analista político de la consultora internacional Development Reimagined, Rusia no proporciona una solución integral a los problemas de seguridad africanos: “Lo que hace es proporcionar acceso a armas relativamente más baratas y entrenamiento para las tropas. Hay poco o ningún esfuerzo en la reforma del sector de la seguridad o en la construcción de la paz”.