Samia Suluhu Hassan, hasta ahora vicepresidenta de Tanzania, asumió oficialmente este viernes la presidencia del país, en reemplazo de John Magufuli, fallecido esta semana.
Se espera que Hassan, una musulmana de 61 años procedente del archipiélago semiautónomo de Zanzíbar, permanezca en el poder hasta el final del mandato de Magufuli, en 2025.
“Puedo asegurar a los tanzanos que nada irá mal durante este periodo. Empezaremos donde terminó Magufuli”, dijo Hassan en un breve discurso. “Seamos pacientes y unámonos para avanzar”, añadió.
Es una de las dos mujeres que ocupan actualmente el poder en África, junto con la etíope Sahle-Work Zewde, cuyas funciones son honoríficas.
Esta incondicional del partido Chama Cha Mapinduzi (CCM), que ascendió en los últimos 20 años, anunció el miércoles el fallecimiento del presidente John Magufuli, que no aparecía en público desde el 27 de febrero.
“No es el momento de las disputas, es tiempo de sanar las heridas del pasado y permanecer unidos como nación y trabajar para construir un futuro entre todos. No es el momento de apuntar a otros, sino de impulsar la unidad”, dijo Suluhu tras asumir el cargo, pidiendo a los tanzanos mantener la paz, la unidad y la tranquilidad pese a abrupto cambio de mando.
Católico y negacionista del coronavirus
Suluhu, que acompañó al fallecido mandatario ya en las elecciones de 2015 al frente del Partido de la Revolución, anunció que Magufuli será enterrado en su ciudad natal, Chato, el 25 de marzo. El cuerpo del difunto político será expuesto para recibir el saludo de la ciudadanía en Dar es Salam, donde se encuentra el palacio presidencial, durante el fin de semana, y luego será enviado a la capital, Dodoma.
Desde su última aparición pública, el 27 de febrero, se habían multiplicado los rumores sobre la salud del jefe de Estado, un negacionista del coronavirus que recomendaba reforzar las defensas con baños de vapor y puso en duda la eficiencia de las vacunas extranjeras.
De hecho, el gobierno no entrega cifras de contagios desde mayo de 2020, pues determinó que la enfermedad no ha llegado al país. Ferviente católico, el exmandatario discriminó a las minorías sexuales, prohibió a las adolescentes embarazadas acudir al colegio, arremetió contra el uso de anticonceptivos, mermó la libertad de prensa y actuó con mano dura contra los opositores.