Argelia seguía movilizada este lunes, en la segunda jornada de huelga para protestar contra la candidatura a un quinto mandato del presidente Abdelaziz Buteflika, quien regresó la víspera tras dos semanas de hospitalización en Ginebra.

Un día después de que salieran a la calle miles de estudiantes, los abogados iniciaron este lunes una huelga de 48 horas.

Ni el jefe de Estado, que se enfrenta a una contestación de una envergadura inédita desde que fue elegido por primera vez en 1999, ni nadie de su campo han hecho ninguna declaración desde su regreso a Argelia.

Los abogados piden al Consejo Constitucional -que debe pronunciarse antes del jueves sobre la validez de las candidaturas a la elección presidencial del 18 de abril- que no valide la de Buteflika por su “incapacidad a ejercer” las funciones de jefe de Estado.

Buteflika, de 82 años, está postrado en una silla de ruedas desde un derrame cerebral sufrido en 2013 y muy raramente aparece en público.

En las redes sociales, un misterioso “Club de los jueces” instó a los magistrados a cesar el trabajo.

Este “Club de jueces”, que dice reunir a 1.000 magistrados, también aseguró que sus miembros no participarían en las comisiones electorales, en las que los magistrados forman la mitad de los efectivos.

El deber de reserva

Magistrados y secretarios judiciales se sumaron a la sentada de los abogados en Annaba, cuarta ciudad del país, y en Bugía, en la región de Kabilia (norte), a pesar de las advertencias del ministro de Justicia, Tayeb Louh.

“Es algo inédito en la historia de la Justicia argelina”, aseguró a la AFP Ali Moussaoui, secretario general del colegio de abogados de Bugía. “Magistrados valientes rompieron la barrera de la pseudo-obligación de reserva”.

En un discurso retransmitido por la televisión argelina, Louh recordó que los “magistrados se encuentran bajo el deber de reserva y de neutralidad”. “La justicia tiene que permanecer lejos de las tensiones políticas”, no es “negociable”, afirmó.

En Annaba, los magistrados que se unieron a los abogados estimaron que “como argelinos, ciudadanos y jueces”, tenían en el contexto actual “obligaciones más importantes que el deber de reserva”.

Los abogados también se manifestaron en Argel, Orán y Constantina, las tres principales ciudades del país.

En el centro de la capital, las carnicerías, panaderías, supermercados, cafés y restaurantes estaban globalmente abiertos, pero la mayoría de las otras tiendas de los ejes comerciales se mantuvieron cerradas.

En el barrio popular de Bab el Oued y en el vecino de Bologhine, gran parte de las tiendas estaban abiertas, así como en el barrio acomodado de Hydra. En cambio, en la zona residencial de Kouba, cerca de la mitad de los comercios estaban cerrados.

La administración y los bancos, públicos y privados, parecían funcionar en Argel, donde el tráfico era normal.

El metro sin embargo dejó de circular a media mañana, igual que los tranvías. Los autobuses funcionaban de forma irregular, y no en todas las líneas, según un empleado de la empresa pública Etusa.

Entretanto, los medios se preguntaban cómo iba a reaccionar Buteflika. “¿Qué hará (…) o anunciará Buteflika?”, se interrogaba el diario francófono El Watan. “¿Cederá a los llamados de la calle?”

El diario oficial El Moudjahid parecía responder el lunes a la pregunta: las manifestaciones no expresan una “contestación radical” del poder, y cualquier escenario que no pase “por la vía de las urnas” se burla de la “voluntad del pueblo”.