Jorge Olivares (36) fue uno de los primeros chicos reality de la televisión chilena gracias a su participación en Protagonistas de la fama, de Canal 13.
A diferencia de muchos de sus compañeros, Olivares no estaba muy interesado en trabajar en televisión, por lo que hace varios años se fue de Chile para iniciar una nueva vida.
De esta forma, el actor terminó viviendo en Wyoming, Estados Unidos, donde encontró al amor de su vida, una joven llamada Briana Spence(33).
La pareja fue presentada hace un año por la hermana de Olivares, Daniela, que también vive en EE.UU. Allí ambos tienen una empresa llamada Patagonia Painting, donde ofrecen servicios de pintura, mantención y arreglos de casas.
Jorge y Briana se casaron por el civil en septiembre, y el sábado pasado realizaron otra ceremonia simbólica, donde toda la familia participó en los preparativos. Por ejemplo, el novio se encargó de hacer los arreglos de flores y el ramo de su esposa, mientras que su madre confeccionó el vestido de novia.
La boda se realizó con 150 familiares sobre el barco Mount Washington en el lago Winnipesaukee, en New Hampshire, donde Daniela fue la encargada de oficiar la ceremonia.
La fiesta incluyó vino chileno y hip hop, mientras que el baile de los novios fue al ritmo de Crazy Love de Bob Dylan y Van Morrison. “Fue improvisado. No tuvimos tiempos de ensayar nada, así que con la canción de Bob Dylan hicimos un baile”, afirmó el novio al diario nacional Las Últimas Noticias.
“Tengo mucha suerte de tener una mujer increíble en mi vida. Mi esposa está orgullosa de mí porque he logrado mucho en poco tiempo. Creo que esa fue una de las razones del porqué decidió casarse conmigo. La vida ha cambiado mucho para mi”, agregó.
“Antes mi vida era un caos, todos los días luchando, trabajando hasta 12 horas diarias, sin un futuro seguro y ella me aceptó tal cual. Ahora estamos más tranquilos. Antes de casarme estaba en una situación irregular porque mi visa de turista (que renovaba cada cierto tiempo, saliendo y volviendo a entrar al país) estaba vencida. Entonces me podían deportar y ¿qué hacía con mi amor, con los planes?”, finalizó.
Tras la boda consiguió su visa de residente y actualmente tiene derechos y obligaciones como cualquier otro ciudadano norteamericano. Para el futuro sólo espera una cosa: tener un hijo.
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