Fue en 1980 cuando se estrenó El Resplandor, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de Stephen King que con el pasar de los años se convirtió en un verdadero clásico del cine.
Esta cinta contó con la participación de Jack Nicholson, Shelley Duvall y el pequeño Danny Lloyd en los roles protagónicos, actores que posteriormente tomaron caminos sumamente diferentes.
Mientras los adultos continuaron con sus carreras ligadas al mundo de la actuación, Lloyd -quien en aquel entonces tenía 7 años- sólo participó en un par de películas de televisión para luego retirarse del cine.
Y a 37 años del estreno de la obra dirigida por Stanley Kubrick, el periódico británico The Guardian entrevistó al retirado actor para conocer sobre su experiencia en el rodaje además de su vida actual.
Hoy en día Lloyd tiene 45 años y es profesor de biología en una universidad en Kentucky, Estados Unidos. Está casado y tiene cuatro hijos.
Quien fuera Danny Torrance en el filme recordó que postuló al papel luego que su padre insistiera en que se presentara en el casting.
“Me dijo (su papá) que siempre estaba corriendo e intentando llamar la atención, así que mandó mi fotografía. Creo que fue como una broma, la verdad”, indicó.
De esta manera, comenzó a pasar todas las etapas de la audición hasta finalmente conseguir el papel. Según sus palabras, su capacidad de concentración posiblemente haya llamado la atención de Kubrick.
Debido a su corta edad, los encargados tomaron todos los resguardos para que al inocente muchacho no le afectara el hecho de estar protagonizando una cinta de terror psicológico. “(Kubrick) era un tipo mayor con barba, pero no recuerdo tenerle miedo ni estar intimidado ni nada”, aseveró.
Eso sí, recuerda con nostalgia -y algo de humor- cuál fue una de sus principales decepciones una vez terminado el rodaje: quedarse con el triciclo que utilizaba para recorrer el Hotel Overlook. Sin embargo, y a pesar de la promesa del equipo de producción, eso no ocurrió.
Después de esta película, Lloyd se aburrió de la actuación tras no tener éxito en las audiciones en las que participó. Para costear sus estudios universitarios, debió trabajar en una granja. “Estoy contento de cómo se me han ido dando las cosas”, sentenció.
“Cuando decidí dejar la actuación, no me arrepentí para nada. Al final del día, tampoco es gran cosa”, comentó. “Aún tengo que calificar pruebas y llevar a los niños a la cama. Todas esas cosas cotidianas”, añadió.
