La prestigiosa revista británica The Economist nuevamente publicó una editorial sobre lo que sucede en Chile a nivel político y social.

La publicación planteó que durante los últimos 30 años pareció que Chile estaba haciendo todo bien en comparación con sus países vecinos. Sin embargo, desde el 18 de octubre en adelante, la nación cayó en un shock que puso en tela de juicio el “modelo chileno”.

Seguidamente, apuntó a la disminución de la pobreza lograda en los últimos años y al aumento de la clase media como consecuencia: señaló que esta última teme tener menos oportunidades a raíz de que la democracia no ha proporcionado ni tratos ni accesos igualitarios a los servicios básicos.

A juicio de The Economist, la derecha chilena identifica lo anterior como “un problema de crecimiento lento” combinado con una clase media más exigente. Y la izquierda, en tanto, siente que está en “rebelión” contra un modelo neoliberal que data desde los años de Augusto Pinochet, exigiendo reformas.

En esa línea -y ante la violencia desatada en las calles- la editorial calificó a Sebastián Piñera como un “presidente asediado”.

“Piñera, un exempresario millonario, ha ido desde parecer duro a reconocer que Chile necesita grandes cambios. Como si discutiera un acuerdo de negocios, ofreció concesiones al margen en las pensiones, subsidios de salud y así sucesivamente”, sostuvo.

Si bien la publicación planteó la necesidad de cambios en los sistemas de pensiones y de salud, entre otros, expuso que para financiar iniciativas se hace necesario subir los impuestos que actualmente son sólo el 20% del PIB.

Sobre si una nueva Constitución es la solución a los problemas, The Economist fue claro en señalar que no, pero que es una vía para salir del laberinto y ofrecer mejoras y reformas que hoy parecen estar bloqueadas por la actual carta magna.

Por último, y en ese contexto, la editorial expresó que Chile podría ser un ejemplo sobre cómo hacer las cosas en Latinoamérica, en especial para aquellos países donde la extrema izquierda ha logrado tomar el control e imponer el que describe como “fallido modelo socialista”, con constituciones utópicas y llenas de derechos inaccesibles.