El monumento Stonehenge sigue siendo un total misterio en Reino Unido, pero ahora un científico propone una teoría que tiene que ver con sus propiedades acústicas.

Stonehenge es un misterioso monumento megalítico que se encuentra cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire, Inglaterra. Foco de mitos y leyendas de Europa, los expertos estiman que se construyó entre el final del periodo Neolítico y principios de la Edad de Bronce, pero hasta ahora se desconoce su verdadera utilidad.

Sin embargo, un estudio en proceso encabezado por Trevor Cox, profesor e investigador de acústica en la Universidad de Salford, Manchester, propone una teoría a raíz de una simulación que podría explicar la finalidad tras esta estructura, de la que hoy quedan sólo algunos restos.

Para ello, el académico construyó una réplica en miniatura de Stonehenge, que se está utilizando para la investigación en curso que permitirá descubrir las propiedades acústicas del monumento, que data desde hace unos 5.000 años aproximadamente.

Y es que Cox, propone que su objetivo podría tener que ver con el sonido, los rituales y la elite de la época. “Sabemos que la acústica de los lugares influye en cómo los usas, por lo que comprender el sonido de un sitio prehistórico es una parte importante de la arqueología”, comentó para la BBC esta semana.

Si bien, el experto reconoce que hay misterios que nunca se llegarán a conocer del todo sobre este monumento, uno en particular pudo ser que funcionaba como una cámara de eco gigante.

Stonehenge en cuestión amplificaría los sonidos de quienes estaban dentro de la estructura y los aislaría para quienes permanecían afuera, teoriza Cox, funcionando así como un espacio donde probablemente se realizaban rituales u otros actos similares.

La acústica de Stonehenge

En una habitación cubierta con espuma que aísla el sonido en la Universidad de Salford, Cox armó una réplica miniatura del monumento, que se acerca en lo posible a como fue esta estructura antes de comenzar a deteriorarse.

“Me di cuenta de que había una técnica en acústica que nunca antes se había aplicado a sitios prehistóricos y era el modelado acústico a escala”, describió el científico.

Así, con la réplica del monumento en pie, Cox y su equipo se dedicaron a poner altavoces y emitir frecuencias para que, con sus micrófonos, captaran cómo el sonido afectaba a estas piedras.

Tras recoger estos datos, el experto desarrolló un modelo computacional que recrea las propiedades acústicas de la estructura de roca y también es capaz de distorsionar las voces o música que se pudo haber escuchado en su interior en el pasado, dentro del círculo.

Los resultados, dice Cox, fueron sorprendentes. “Aunque Stonehenge no tiene techo ni piso, el sonido rebota entre los huecos de las piedras y permanece dentro del espacio. En acústica, el sonido persistente se conoce como reverberación“, explicó.

“Sabemos que la música mejora con la reverberación, por lo que imaginamos que si se reprodujera música, sonaría un poco más poderosa e impactante dentro del círculo“, planteó.

Círculo de Stonehenge
Stonehenge desde arriba | Twitter

Considerando que Stonehenge se construyó en un entorno abierto entre montañas, este efecto producido por las piedras pudo haber potenciado eventos musicales, rituales u oraciones de la época.

De hecho, las mediciones de Cox detallan que la direccionalidad del sonido que se produce dentro del círculo lo habría amplificado en cuatro decibelios (unidad de medida para la presión sonora, tensión y potencia eléctrica).

Así el sonido se escucharía mucho mejor para personas al interior del círculo y más aislado para quienes se encontraban fuera. Aunque sobre esto surge la duda de cómo cambiaría el sonido cuando la gente entraba al círculo, puesto que los cuerpos absorberían las ondas sonoras.

Queremos cuantificar cómo podría haber cambiado a medida que más personas entraron al círculo, porque presumiblemente había personas dentro del círculo durante las ceremonias“, puntualiza.

“Si pensamos en las ceremonias humanas, por lo general involucran algún tipo de sonido, ya sea música, habla o canto. Y sabemos que si realmente querían ser escuchados, la gente debería haber estado dentro del círculo”, añade.

Sin embargo, queda todavía un detalle que considerar. “El problema con la arqueología acústica es que el sonido desaparece, por lo que nunca podemos estar seguros de lo que se hizo allí“, concluye.