Una investigación reveló que la mirada directa de un robot con apariencia humana genera una demora en la toma de decisión de una persona. Algo que tiene sentido ya que si algo así te mira, es muy probable que no puedas pensar con claridad.

El equipo de investigadores concluyó que las personas pueden verse influenciadas en la rapidez en que toman decisiones cuando un robot con apariencia humana las está mirando directamente, según un estudio publicado el miércoles en la revista Science Robotics.

La mirada es una señal extremadamente poderosa e importante durante la comunicación e interacción entre humanos, ya que transmite intenciones e informa sobre las decisiones de los demás, algo que podemos sentir en falta luego de comenzar a usar mascarillas desde que estamos en pandemia.

Sumado a lo anterior, las personas también perciben la mirada de un androide como una señal social, según detalló el estudio dirigido por el Instituto Italiano de Tecnología (IIT).

Los robots y su relación con las personas

Una mirada mutua entre una persona y una máquina afecta a la actividad neuronal humana, influyendo en los procesos de toma de decisiones, en particular retrasándolos.

El estudio se enmarca en el proyecto “InStance”, que analiza cuándo y en qué condiciones las personas tratan a los robots como seres intencionales, es decir, si para explicar e interpretar su comportamiento los humanos se refieren a estados mentales como creencias o deseos.

Los robots estarán cada vez más presentes en la vida cotidiana, por eso es importante entender no solo los aspectos tecnológicos de su diseño, sino también el lado humano de su relación con las personas, destacó la investigadora principal de la investigación, Agnieszka Wykowska.

“¿Qué sucede cuando un robot y un humano interactúan mirándose? Una mirada mutua con un robot afecta la actividad neuronal humana, influyendo en los procesos de toma de decisiones”, señaló el IIT.

Un “ser social” que podría no ser tan beneficioso

El estudio sugiere que la mirada de robot “secuestra” los mecanismos sociocognitivos del cerebro humano, haciendo que responda como si el androide fuera un agente social. Que un robot sea un “ser social” podría no ser siempre beneficioso para los humanos, “interfiriendo en su rendimiento y velocidad de toma de decisiones, aunque su interacción recíproca sea agradable y atractiva”, indicó el IIT.

“Una vez que entendemos cuándo los robots provocan la sintonía social, entonces podemos decidir qué tipo de contexto es deseable y beneficioso para los humanos y en qué contexto esto no debería ocurrir“, agregó la experta.

Robots
Ai-Da | Instagram

Los humanoides con comportamientos sociales pueden ser útiles para ayudar en el cuidado de ancianos o niños, como en el caso del robot iCub, que forma parte de una terapia experimental en el tratamiento del autismo. Pero cuando es necesario centrarse en una tarea, por ejemplo en el entorno de una fábrica o en el control del tráfico aéreo, “la presencia de un robot con señales sociales podría distraer“.