Pese a que en la tierra suele aparecer este fenómeno cada 18 meses, el eclipse solar no volverá a presenciarse en el polo hasta el 2039.

Este 4 de diciembre, la Antártida experimentará un eclipse solar total, un raro evento que dará a los científicos una idea del comportamiento de la atmósfera superior de la Tierra.

Los eclipses solares ocurren cuando la Luna pasa directamente entre la Tierra y el Sol, proyectando su sombra sobre la superficie de la Tierra y bloqueando la luz solar. Un eclipse total ocurre cuando la Luna oculta completamente al Sol de vista.

Estos no ocurren a menudo porque la trayectoria de la Luna alrededor de la Tierra no coincide exactamente con la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol.

Este tipo de fenómenos ocurren cada 18 meses aproximadamente en promedio, pero la mayoría de ellos ocurren alrededor de las latitudes medias de la Tierra: las regiones tropicales, subtropicales y templadas.

Los eclipses cerca de los polos son generalmente raros, porque las regiones polares ocupan menos espacio a lo que la sombra de la Luna cae sobre ellas con menos frecuencia.

El primero en 18 años

El eclipse total será solo el segundo en pasar sobre la Antártida este siglo. El último eclipse sobre el continente más austral ocurrió en noviembre de 2003, y el próximo no será hasta diciembre de 2039.

Según informa la NSF (National Science Foundation) de Estados Unidos, los investigadores están aprovechando este evento inusual porque brinda la oportunidad de estudiar cómo fluye la electricidad a través de la ionosfera, una capa de la atmósfera terrestre llena de partículas cargadas.

Las corrientes eléctricas fluyen constantemente a través de la ionosfera, pero fluyen de manera diferente entre los hemisferios norte y sur, cosa que los científicos no tienen una explicación exacta.

Cuando la luz solar se atenúa durante un eclipse, la temperatura y el flujo de electricidad en la ionosfera cambian de una manera bastante predecible. Los investigadores planean medir esos cambios durante el próximo evento y esperan aprender más sobre por qué existen diferencias en las corrientes eléctricas entre los hemisferios.

“El eclipse es un experimento natural para nosotros”, dijo Michael Hartinger, geofísico del Space Science Institute en Los Ángeles, California, cuyo equipo está estudiando el eclipse. “Nos da lo más cercano que podemos conseguir a las condiciones controladas para comprender estas asimetrías entre el norte y el sur”, añadió.

Las corrientes eléctricas inusualmente fuertes en la ionosfera, como las que ocurren durante una tormenta solar, pueden causar estragos en la red eléctrica y otras infraestructuras tecnológicas. Comprender las complejidades de la electricidad en la atmósfera ayuda a los científicos a prepararse mejor para este tipo de interrupciones eléctricas, según Hartinger.

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El equipo de Hartinger es parte de un grupo internacional de investigadores, incluidos los del Reino Unido y Dinamarca, que están estudiando el eclipse del 4 de diciembre desde diferentes perspectivas.

Esta será su primera oportunidad de observar cambios detallados en la ionosfera de ambos hemisferios durante un eclipse.

Una investigación desde ambos polos

La electricidad en el espacio cercano a la Tierra fluye a lo largo de las líneas del campo magnético de la Tierra, y las observaciones se realizan mejor cerca de los polos magnéticos norte y sur, donde las corrientes más intensas entran y salen de la ionosfera.

En la década de los 90, se desarrolló una red de instrumentos de observación de la ionosfera en Groenlandia, pero la red complementaria en la Antártica no se completó hasta 2016.

Hartinger y su equipo utilizarán mediciones tanto de Groenlandia como de la Antártida para estudiar las corrientes atmosféricas durante el próximo eclipse.

Estos instrumentos antárticos se encuentran en el camino de la misma línea de campo magnético que los de Groenlandia, por lo que los investigadores podrán estudiar las corrientes en detalle a medida que viajan de un polo al otro.

Necesitamos saber qué está sucediendo en ambos extremos de las líneas de campo para comprender realmente qué está creando las corrientes eléctricas”, dijo Hartinger.

“Lo especial aquí es que tenemos una red de instrumentos en ambos hemisferios y hay muchos otros datos de respaldo que tenemos ahora que no teníamos en 2003”, afirmó.

Si las condiciones son las adecuadas, los observadores en la Antártida occidental obtendrán la mejor vista del eclipse, pero cualquier persona en el continente debería ver al menos algo de atenuación de la luz solar.

El camino de la totalidad viajará en un arco general de este a oeste desde la plataforma de hielo de Ronne hasta la tierra de Marie Byrd, la costa de Hobbs y luego sobre el Océano Austral.