Los científicos e ingenieros de la NASA a cargo de la sonda espacial Osiris-Rex descubrieron una anomalía en Bennu, el asteroide que la nave ha estado estudiando desde diciembre.

Tal como recoge el sitio especializado Space, los expertos notaron que la roca espacial escupe pequeñas nubes de polvo.

Dante Lauretta, investigador de la Universidad de Arizona, afirmó en una publicación de la NASA que se trata de “una de las mayores sorpresas que me he llevado en toda mi carrera científica”.

Fue el 6 de enero cuando los especialistas registraron el primer chorro de partículas. Desde entonces el asteroide lo ha hecho en otras 11 ocasiones.

Asteroide expulsando partículas de su superficie el 19 de enero | NASA
Asteroide expulsando partículas de su superficie el 19 de enero | NASA

Si bien está claro que hay algo al interior del cuerpo, aún no se sabe exactamente qué es. Una de las opciones que barajan los científicos es que haya quedado algo de hielo atrapado durante la formación de Bennu.

El siguiente objetivo de la misión es tomar una muestra de la superficie para posteriormente realizar un análisis de los minerales.

Sin embargo aquí aparece otro problema.

Lo anterior debido a que la NASA descubrió que la superficie del asteroide de 490 metros de diámetro está cubierta de piedras y rocas, lo que dificultará la labor de Osiris-Rex de posarse sobre ella.

Anteriormente se pensaba que la superficie era más suave y por lo tanto más segura para la operación.

La sonda fue diseñada para apuntar a una zona plana con un radio de 25 metros, pero según las fotografías tomadas desde diciembre, no existe una zona tan grande y sin rocas. Por lo tanto, deberá apuntar a una zona más pequeña.

“Vamos a tener que dar en el clavo”, resumió Richard Burns, director del proyecto, comparándolo con el juego de dardos.

Desde diciembre, la sonda hizo un mapa de Bennu con sus instrumentos, a una distancia muy cercana, actualmente de 5 km. El asteroide, que orbita alrededor del Sol, está a 85 millones de kilómetros de la Tierra.