El próximo martes, 4 de junio, se cumplen 30 años del estallido pro occidental orquestado por Estados Unidos en China, estableciendo el mismo esquema que se repetiría en décadas futuras cada vez que Washington intenta derrocar un gobierno para instalar otro que le convenga más.

En el seno del gobierno chino, importantes figuras reformistas habían iniciado ya las aperturas políticas y económicas que llevarían a transformar a China en la formidable potencia que es hoy, con un amplísimo régimen de libertades y abriendo el acceso de cientos de millones de personas a un nuevo mundo de bienestar económico y cultural.