Si el impacto emotivo profundo en el espectador es lo que busca la compañía La Laura Palmer -no el llanto u otra reacción circunstancial y efímera- esta obra logra plenamente su objetivo.

Al terminar la función se siente en el aire y en los cuerpos una sensación conmovedora… y todo a partir de relatos sencillos, basados en las biografías de las tres actrices en escena, en un formato de teatro documental con un elenco que no representa personajes: son ellas mismas.

Lo emotivo se relaciona directamente con la experiencia del abandono, entendido como el concepto abarcador que predomina (casi) siempre en las conflictivas relaciones familiares.

"Hija de Tigre" | Cía La Laura Paolmer
“Hija de Tigre” | Cía La Laura Paolmer

La obra filtra una mirada feminista contemporánea sobre la relación padre-hija, cuyo sentido crítico no impide reflexionar y reconocer el influjo inevitable y natural de la paternidad en la biografía de una hija, matiz valioso que se aleja de posiciones tradicionales.

Y aunque recurre a medios conocidos en el teatro documental (fotos, audiovisuales, voz en off, entre otros) y utiliza un mismo formato en las tres historias, la directora Pilar Ronderos maneja el dispositivo escénico en función de una entrega global que resulta sólida, delicada y dinámica.

Herencias varias

En esta propuesta de la cia. La Laura Palmer (“Juan Cristóbal, casi al llegar a Zapadores”, “Los que vinieron antes”, “Límites”), recuerdos dolorosos, sentimientos de culpa, rabia y echar de menos la arista protectora -no sólo propio de la etapa infantil y adolescente del ser humano- se entremezclan con muestras de cariño, admiración y respeto por los padres.

En este sentido, parecen considerar la herencia genética y cultural que reciben del “tigre” tan valiosa como la que llega a través de la madre, sin demonizar lo masculino y dando espacio al rechazo del predominio patriarcal, que es otra cosa.

Una propuesta no representacional hace enormes exigencias al artista en escena, pues su fuerza interior, habilidades corporales espontáneas y presencia escénica son el soporte de su trabajo.

En este sentido, Ébana Garín, Daniela Jofré y Carolina Díaz desarrollan un trabajo homogéneo y, sobre el escenario, cada una recorre el espacio con personalidad sin pretender enfatizar algún atributo.

Este carácter cotidiano resulta fundamental para adentrarse en un relato y sus particularidades, mientras las otras dos actrices desarrollan una actividad paralela: manejan un video grabador que proyecta en pantalla, dibujos, fotos y otros elementos que dan pistas sobre cada historia: padre ausente, padre incapaz de vivir la realidad y padre presente pero que no determina ni influye en la libertad y felicidad de la hija.

Lo poético forma parte de este texto escrito por Ítalo Gallardo y Pilar Ronderos, un perfil al que tambien aporta la materialidad y el tono de cuento que asume el diseño de iluminación y la escenografía de Rodrigo Ruiz.

C.C. Gabriela Mistral. Alameda 227. Jueves a domingo, 21.00 horas. Entrada general $ 5.000; estudiantes y tercera edad $ 3.000. Hasta el 30 de Abril