Ya está disponible en plataformas digitales “Rey”, el nuevo disco de Camila Moreno. Una producción que corona uno de sus años más vertiginosos y que cierra un proceso que se originó en 2019, previo a las protestas de octubre y la pandemia, y que sin embargo se relaciona directamente con la coyuntura local y mundial a través de un concepto que mezcla cyborgs, futurismo, feminismo, post apocalipsis, familia, amor y revueltas.
“Hay gente que es muy efusiva y que me dice como ‘es el mejor disco que he escuchado en mi vida’ (risas). Y hay otra gente que lo ha encontrado parecido a cosas de Nine Inch Nails, y que también me dicen que lo encuentran como un viaje. Que pasas por todas las emociones y por todos los estados, como la revolución, el primer enamoramiento, el erotismo, el desamor, la muerte, la oscuridad, la maternidad, la desaparición”, resume en diálogo con BioBioChile.
Para la cantautora, se trata de uno de los álbumes más importantes de una carrera que ya supera los 12 años y también de un precedente: “Es la primera vez que me aventuro a hacer un disco cien por ciento conceptual, que está súper acompañado de la estética y de una narración. Creamos un mundo. Eso es algo que no sé si se hace mucho, se hace en las películas o en las series, en los libros, pero acá no es muy común en un disco que venga acompañado con una historia y también un cómic virtual”.
En “Rey” se desarrolla la historia de X y M: una mujer cyborg que se enamora de una mutante de origen mapuche en un futuro postapocalíptico. Un “distopía criolla” y una cronología sonora influenciada por su afición a los comics, la ciencia ficción y el influjo de autoras como Donna Haraway y Úrsula J. Le Guin, entre otras. “Tiene la cronología como de un puzle, en ese sentido, como una Rayuela”, advierte.
(P): Pasaron muchas cosas en Chile y en tu vida en estos tres años. ¿A qué atribuyes la relación directa entre esta propuesta futurista y lo que vivimos en nuestros días?
(R) Creo que las cosas se afectan y chocan y hay una relación ahí. Si bien la historia no plantea una distopía pandémica, si plantea la extinción de la humanidad y el fin de la vida como la conocemos. Es una historia de ciencia ficción donde hay robots, hay cyborgs, hay transhumanos, hay mutantes. Quizás vamos a avanzar a un lugar así, no sé si exactamente así, pero claramente estamos viviendo tiempos violentos y tiempos que parecieran una historia de Orwell como “1984”.
(P): ¿Cómo podrías describir ese lazo de “Rey” con la coyuntura social chilena y los efectos de octubre de 2019?
(R): El estallido se venía cuajando por 3 grandes movimientos: el feminismo, los secundarios y la lucha mapuche. Y esos 3 pilares sociales son los que influenciaron este disco; hay mucho de eso. Entonces en ese sentido el estallido vino a reforzar una idea que ya había cuajado. Porque fue compuesto casi como en un 80% el 2019, y esta idea, por ejemplo en “Hice a mi amor llorar”, donde estoy hablando y mirando a la ventana (“Mientras el mundo arde yo estoy sintiendo esto”). Eso, claro, tiene que ver con el estallido. Pero hay una cosa que claramente se comunica que tiene que ver con este amor que ocurre en la mitad de la revolución, y con este amor que luego es un desamor, y la revolución sigue y tiene que seguir. Obviamente siempre la realidad se comunica y hay una cosa misteriosa ahí, y simbólica, sobre todo simbólica.
Secretos, género y Mistral
El concepto artístico de “Rey” se desarrolla a lo largo de 20 pistas, de las cuales ya se conocen “Quememos el reino”, “Es real”, “Cerca”, “Hombre”, “Hice a mi amor llorar” y “Déjame”, pero también mediante tracks que van hilvanando el relato de esta distopia.
La producción ejecutiva estuvo a cargo de Cristián Heyne, con Pablo Stipicic y Cocó como productores invitados. Iván González, también fue parte del proceso musical.
“Cristián me dijo ‘esto es una obra, no es solamente que tomaste un puñado de canciones y las metiste a un disco, entonces trátalo como tal’. Impulsada por esa visión fue que armamos el disco conceptual, y claro, el rollo del rey se repite; el rey secreto, se repite el fuego secreto, la idea de que algo es real o no es real; eso me parece súper entretenido. Y por otra parte, claro, está toda la historia que hay detrás, de una mujer cyborg y una mujer mutante que se enamoran en el siglo XXIII”.
(P): También está Gabriela Mistral y “Corderito Mío”. ¿Cómo es tu relación con su obra y cómo surgió la idea de esa adaptación?
(R): Ese es uno de mis tracks favoritos, por distintos lados. La historia en algún momento muta a una historia de maternidad: ellas finalmente son madres juntas pero una de ellas muere. Entonces el hijo de ellas se tiene que convertir en rey. La verdad es que yo leí ese poema hace mucho tiempo, y no he leído nada antes y después que describa mejor lo que yo he sentido con la maternidad. Y a la vez la Gabriela me acompañó desde un lugar que tiene que ver con el amor hacia tu mismo género y también con la idea de jugar con los pronombres. El disco se llama Rey, hay una canción que se llama Villano, y hay muchas veces que yo escribo desde el masculino… Y en ese momento llegó a mis manos las cartas que le mandaba la Gabriela Mistral a la Doris Dana y muchas de esas cartas, la mayoría, estaban escritas desde el masculino: “he sido un necio”, “suyo”, “tuyo por siempre”; y eso me pareció una confirmación de que Gabriela estaba acompañando este álbum. Porque es un disco lésbico, que habla de la maternidad también y que viene a jugar con los límites de lo posible y del género.
“Me siento orgullosa que las marcas no se quieran asociar conmigo”
“A mí me gustaría que la gente atesorara ‘Rey’ desde el goce, pero obviamente tiene una cara mucho más oscura y depresiva, que es inevitable para mi que lo tenga. Viene conmigo eso”, dice Moreno, quien tras bulladas polémicas del último año (sus dichos sobre la detención de Cami; su detención por parte de Carabineros tras defender a un grupo de vendedores ambulantes en Santiago) ha sacado no pocas conclusiones sobre su propia aceptación personal.
(P): Es innegable que este disco viene precedido de mucha exposición pública, polémicas violentas, algunas. ¿Cómo convivió “Rey” con esa constante que te viene acompañando desde el estallido? ¿La sientes como una “estrella” de este disco?
(R): Sí, claro que sí (risas). Ha sido súper duro. Como que hubiera una energía que se le opone. Pero también he aprendido mucho a desprenderme. He aprendido a entender que muchas veces las cosas que uno crea se transforman en pequeños monstruos que tienen su propia vida y que ya no tienen tanto que ver contigo… Qué difícil ha sido llevar esto acabo pero qué satisfactorio ha sido para mi. Yo lo disfruto como espectadora, es lo que quiero ver, es lo que quiero escuchar. Y también siento harto orgullo por mi equipo de trabajo y por lo que hemos hecho, porque somos un proyecto independiente. Somos un proyecto independiente y hoy vamos a estar en Times Square. Y te lo digo así, es algo literal y no tenemos un sello grande atrás. Y todo lo que me moviliza tiene que ver con la comunicación, con las emociones y es profundamente humanista en ese sentido, la posibilidad de avanzar hacia una sociedad más amorosa.
“Pero claramente se rompen muchos huevos en el camino y se juega el pellejo. O sea, sí soy una persona que está dispuesta a poner la carne y el cuerpo por los ideales que tengo y las cosas que creo que son justas. Y por eso mi actividad en el estallido fue tan cotidiana. O sea, yo estuve ahí todos los días, y estuve con las Trabajadoras de la Música, y conocí la posibilidad de trabajar y de organización colectiva, que es algo que se contrapone mucho al patriarcado y a la sociedad en la cual nos hemos criado que es sumamente individualista… Han sido años de mucho aprendizaje, de mucho movimiento, de muchos golpes pero también de muchas fortalezas, de muchas certeza, reflexiones y certezas”.
(P): ¿Te has asumido como una artista a la que le ocurren polémicas de este tipo por decir lo que piensa y “ya está”?
(R): Sí, es que creo que artistas con gusto a nada ya hay suficientes. Justamente sí… Todos los artistas que yo admiro profundamente siempre son personas que se han inmolado y que van a contracorriente y que tienen una fuerza que los trasciende como individuos, que no tiene que ver con el yo, que tiene que ver con otra cosa justamente misteriosa. La misma Violeta Parra, Sinead O’Connor, la misma Gabriela Mistral, Stella Díaz Varín, Cecilia Vicuña. Son mujeres que siempre cito pero que han llevado su quehacer y sus posturas hasta el límite. Y eso me parece mínimo de honrar. Con todas las contradicciones que podamos tener porque somos humanos y todo eso, hay un fuego secreto que moviliza.
“También me siento orgullosa de que, por ejemplo, las marcas no se quieran asociar conmigo porque soy una agente de controversia. Y estuve muy enojada o frustrada por eso, pero hoy día lo digo: encuentro que está bueno no pertenecer a ese status quo. Por mucho que yo esté dentro de la industria y me importe generar carrera, ha sido un camino súper pedregoso por eso. Por todo lo que implica finalmente no callarse ni tampoco suavizar lo que uno dice”.
(P): Dijiste hace un tiempo que estabas evaluando la posibilidad de irte del país…
(R): Tiene que ver con nada más que las ganas de abrir horizontes y de que mi trabajo se expanda, y yo pretendo seguir trabajando en esto por el resto de mi vida. Y Chile si bien es mi país, es mi casa, es mi cuna y yo le debo todo a los fans que están aquí, también me gustaría abrir el horizonte, llegar hasta otros lugares, lugares desconocidos que no he explorado aún. Y Chile sigue siendo una industria pequeña, fuerte pero pequeña. Somos un país que le cuesta mucho apreciar la cultura. O sea, lo vimos en pandemia: el teatro, la danza y la música en el olvido absoluto. Todo ese tipo de cosas generan la necesidad de moverse.
(P): Fuiste parte del primer concierto local, masivo y presencial de la pandemia en Talcahuano. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue maravilloso de verdad, lloré, me emocioné, después de tanto tiempo de no tocar en un escenario y de no poder comunicarse con la gente uno se va ensimismando y deprimiendo. Pero, veo que estamos con demasiadas ganas de parte de la gente que quiere escuchar y de la gente que quiere crear, y de la gente que quiere trabajar, la verdad. Y eso me llena de alegría y de ganas de que se mantenga y se sigan abriendo las cosas. Tengo fe y tengo ganas, yo creo que igual que toda la gente (risas).