Crítica de Teatro: Cuando TOC TOC alude a trastornos de salud y convoca a reír y vivir la vida

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Sin lugar a dudas, uno de los logros relevantes de este montaje está en la capacidad que tienen, la obra y el director, para abordar con humor y humanidad el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC), una situación mental que afecta a muchas personas.

Las obsesiones y compulsiones que engloban el Toc son problemas reales que alteran la normalidad de quien lo padece, ya que provocan una ansiedad que colisiona con el entorno. Incluso, tienen una arista corporal que se presta para burlas y descalificaciones en el medio social.

Este montaje de Nicolini tiene dos aspectos que alejan su propuesta de cualquier interpretación que se vincule al maltrato: enfatiza en los personajes-pacientes una conciencia clara sobre esta afección mental, vía que les permite enfrentar con personalidad el problema que tienen y esperanza de sanar.

En segundo lugar, de principio a fin, la propuesta es un canto a la vida, a mirar las cosas con alegría, generosidad y respeto hacia el otro. Y, de manera especial, incentiva lo colaborativo entre los personajes-pacientes al abordar entre todos las situaciones personales.

Paciencia y espera

Las historias que presenta la obra son muy sencillas: seis personas aquejadas de Toc de distintas características asisten al consultorio de un psicólogo, aparentemente, citados a una misma hora.

Nadie se conoce, de modo que el primer contacto entre ellos es distante. En la medida en que van llegando se producen grados de conocimiento y acercamiento-distanciamiento. Es un mecanismo escénico que permite formarse un perfil de cada cual.

Grande es la sorpresa cuando la secretaria de la consulta les informa que el especialista trae un importante retraso y les pide paciencia y esperar, lo que se acepta a regañadientes.

Pero como la demora se prolonga en exceso, entre indecisiones, reticencias y ataques de Toc, los seis deciden que cada uno le cuente al grupo cuál es y cómo les afectan su compulsión u obsesión.

Entonces, se desata una tormenta de reacciones que, aunque semi anunciadas en ritmo algo pausada y formal, ahora se muestran a corazón abierto, sin prejuicios ni hipocresías, sin temores ni vergüenza. Con todo el cuerpo.

Luego de esta especie de catarsis dolorosa, porque por primera vez cada uno alude a su afección mental en público, vuelven a sus hogares con leves o ninguna mejoría, pero conscientes personal y socialmente de lo que son. Y con la alegría de iniciar otra etapa de sus vidas.

Calidez de la vida

Sin enredar el desarrollo de una comedia con una sencilla estructura convencional, el director Roberto Nicolini, en un ambiente escenográfico funcional, utiliza recursos escénicos para hacer algo en lo que es diestro: extraer la comicidad que subyace en algunos trastornos de la salud.

Además, sabe equilibrarla entre la verbalidad y corporalidad de personajes afectados por estas situaciones con la procesión que también lleva y sufre cada paciente en su interioridad y espíritu.

Lo cómico brilla en escena para que se sepa que pertenecen a personas que se deben respetar. Que son condiciones por la que los afectados no tienen por qué avergonzarse ni ser escondidos o discriminados. Algo que el compulsivo u obsesivo debe internalizar y que también le puede dar risa.

El director tampoco incentiva la exageración corporal ni verbal, menos hacia lo grotesco, una situación que podría darse fácilmente, falseando y distorsionando por completo el sentido de la obra.

La calidez de la obra se asocia a las risas compartidas, a los gestos solidarios que emergen, a lo sorprendente que resulta comprobar que alguien no puede caminar por un piso que tenga líneas…

O que suma sin control todas las cosas contables, que no puede dejar de repetir gestos y palabras, o que necesita lavarse las manos cada vez que toca algo, verificar cada cosa que hace o garabatear a la gente sin pensarlo ni afán de insultar.

Con todas las miradas del grupo puestas en él o ella (además de las del público). Cada miembro del elenco enfrenta este desafío performático sin más apoyo que sus capacidades expresivas, lo que en esta propuesta se logra con humor y en un tono justo y equilibrado.

TOC TOC

Autor: Laurent Baffie (Francia)
Versión: Julián Quintanilla (España)
Dirección y actuación: Roberto Nicolini
Elenco: Cia. Roberto Nicolini (Araceli Vitta, Luciano Morales, Luz María Yacometti, Mary Burrows, María Angélica Arcos, Rodrigo Bugueño)
Producción: Luz Rivanera

Teatro Las Tablas
Crucero Exéter 0250 (casi esq. Antonia López de Bello), Barrio Bellavista.
Jueves y sábado, 19:30 horas, viernes 20:00 horas.
Entradas comediaticket.cl
Duración: 140 minutos.
Todo espectador.
Estacionamiento pago: Constitución 241.
Desde el 09 mayo 2025 en adelante.