El documental de César Borie sigue a una anciana, su familia y comunidad, en San Miguel de Azapa, en sus ritos, vinculados a la muerte… y a la vida. Son tradiciones y una cultura fuertes, arraigadas, que no tienen fronteras y, pareciera, son atemporales.

Albertina y los muertos

La frase “San Miguel es un cementerio”, dicha al inicio del documental, es una suerte de preámbulo, antes de centrarse en Albertina Felipe Cáceres. Una líder en San Miguel y matriarca de su familia. El pueblo está construido sobre un cementerio indígena.

“Sus habitantes conviven diariamente con la muerte de una forma especialmente estrecha. La particular relación de los pobladores de San Miguel con los muertos se yergue como una parte fundamental de sus vidas, un lazo poderoso que debe ser respetado y cuidado celosamente, pues en él se encuentra la clave para la salud de sus familias y el éxito de sus emprendimientos como agricultores y comerciantes. De ahí la importancia que le otorgan los sanmiguelinos a aquellas tradiciones que, mediante ritos y ofrendas, buscan mantener en buenos términos su relación con los muertos, como la celebración de Todos los Santos cada 1 de noviembre en el cementerio municipal y el Carnaval, donde el “Ño” Carnavalón, como ser tutelar y ancestro común, es la figura principal”, afirma César Borie.

Albertina y los muertos
Mimbre Films

Albertina es una guía espiritual, la que se hace cargo de la tradición del Ño Carnavalón. Son ritos que se hacen con este muñeco de trapo que encarna las fuerzas de la naturaleza, las buenas o creadoras y las malas, destructoras. Un muñeco y ritos para mantener el equilibrio entre vivos y muertos, donde Albertina es una mediadora.

¿Cultura, cosmovisión o supersticiones?

“Creencias y tradiciones andinas y afrodescendientes relacionadas al culto a los muertos revelaban sus implicancias concretas y profunda significación. Es en esta particular dimensión donde mi biografía, trayectoria como etnógrafo, profesión de arqueólogo y afición como documentalista confluyen para dar forma a una aproximación informada y sensible a los ritos y costumbres de la religiosidad popular”, dice el director.

“Albertina jugó un rol clave en instaurar e impulsar muchas de estas costumbres en el poblado de San Miguel, infundiéndoles su profunda fe, respeto y cariño. Así forjó tradiciones que deslumbran hoy por su fuerza pero develan, a la vez, su gran fragilidad, al depender su continuidad de la sabiduría, el carisma y la autoridad que ostentaba la figura de Albertina en el valle de Azapa. La avanzada edad y deteriorado estado de salud de Albertina imponían urgencia al proyecto de registrar su historia y su especial mirada, para así procurar rescatar una lógica diferente, donde los límites entre la vida y la muerte se desdibujan para revelar los misterios que esconde nuestro entorno y poner en evidencia la fuerza determinante de nuestras propias acciones y creencias”.

Albertina y los muertos
Mimbre Films

En esta forma de vida, las misas, el cristianismo, se conjugan con ritos indígenas, “paganos”, la Pachamama, con maneras de luchar y de sobrevivir. De darle sentido a la vida. A personas que viven en una realidad precaria en lo material, donde la higiene, por ejemplo, puede ser chocante para algunos. Seres para los cuales las creencias y la comunidad son parte fundamental, esencial para el sentido de sus vidas.

Así, es posible ver un baile chino donde participan hombres y mujeres, jóvenes y personas mayores, ver uno con la camiseta del equipo de la U y terminar gritando por el Colo Colo. Ahí no hay contradicciones, porque la comunidad y sus ritos acogen, hermanan, unen.

Son ceremonias con alcohol, humos, cantos, bailes, procesiones, comidas, entierros y desentierros. Son vidas rudas con creencias que, desde el centro de Chile, parecen ajenas. Como de compatriotas de otro mundo, de una realidad paralela, de y con otro tiempo, de otra época. Y, sin embargo, Albertina y los muertos muestra una comunidad viva, con creencias firmes aunque puedan parecer, en nuestra racionalidad, supersticiones.

Albertina y los muertos muestra un sentido de familia y de comunidad (que bien quisieran muchos), de estar en la Tierra con sentido de continuidad, de ser parte de algo mayor, de un todo.

Creencias

“Me limpió el alma”, dice una de las nietas de Albertina con una certeza absoluta. Es que la fe en Albertina y en sus creencias no admiten fisuras. Son verdades que permiten vivir.

“Si ven una mariposa, es porque un alma anda por ahí”, dice una de sus hijas.

O “cuando las velas están llorando”, que significa que la ´el difunto está llorando, no está en paz.

Son creencias populares que, en muchos casos, contienen sabiduría popular. Esa simple, concreta, directa.

“Cuando tu lloras no descansas”, afirman Jesusa al hablar del funeral, y de la forma de despedir a los muertos. Cuando los deudos lloran, no dejan partir en paz al difunto.

Así, Albertina Felipe Cáceres, y sus hijos Jesusa, Florencio y Francisco Flores Felipe, nietos e integrantes de la comunidad van entregando una cosmovisión profunda, arraigada. Muy distante, ajena, a la “chilenidad” del Valle Central impuesta desde Santiago.

Documental

Albertina y los muertos es un documental valioso, un aporte en el rescate y difusión de parte importante de nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial, vivo, actual, presente.

Es un documental -más allá del tiempo de grabación- producto de muchos años de visitas, acompañar. Hacerse parte, entender, compenetrarse.

Albertina y los muertos
Mimbre Films

“Mi atracción por el norte de Chile es sin duda una herencia de mi madre iquiqueña, una pulsión que fue cobrando fuerza y sentido cuando viajé el año 2004 a Arica con la idea de registrar la celebración del Día de Todos los Santos en el cementerio de San Miguel de Azapa”, dice Cesar Borie. “Fue en aquel primer viaje que conocí a Albertina, quien se destacaba como un personaje enigmático e influyente en el pueblo, al cual por su celo y carácter fuerte no sería fácil acceder. Tras regresar año tras año a San Miguel, este acceso se fue dando de forma natural a través de la relación de amistad que entablé con Albertina, su familia y su círculo de amigos más cercanos dentro del pueblo”.

Siendo un documental lineal, tradicional, que no apuesta a la innovación, la experimentación o a una estética novedosa, su valor está en su contenido, entregado de manera directa. Sin pretensiones ni efectismos.

Un buen aporte, necesario para entender la riqueza y diversidad cultural de Chile.

“Cementerio, cementerio, devuélveme a mi madre” cantan, con melancolía, buscando mantener viva la tradición, esa cultura local que traspasa y permea las fronteras del norte.

Albertina y los muertos
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Albertina y los muertos

Dirección: Cesar Borie
Guión: Melisa Miranda, César Borie

Cinematografía: Wenceslao Miranda
Producción: Rocío Romero
Producción asociada: Tetrapodo Films / Outro Films
Sonido directo: Andrés Fortunato y Sebastián Concha
Asistente de dirección: Daniela Camino
Montaje: Melisa Miranda
Colorista: Marco Herrera
Ilustraciones: Simón Jarpa
Diseño sonoro: Sebastián Concha
Duración: 81 min.
Año de producción: 2021
Estreno: SANFIC
Productora: Mimbre Films