Emilia Costabal, Valentina Villar y Celeste Vilches, del Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria, se instalaron entre mayo y junio de 2021 en la isla Quehui, en Chiloé. Los cuadros que pintaron los intercambiaron por productos o saberes locales.

“A los estudiantes de pintura se nos dice que miremos el mundo como si fuéramos extraterrestres. Se nos dice que un árbol no es árbol, que una mesa no es mesa y que una persona no es persona sino un conjunto de luces y sombras, de tonos más o menos saturados que se afectan unos a otros. Este ejercicio, mirar el mundo sin prejuicios, sin ideas preconcebidas de lo que los objetos son ni de dónde empiezan y dónde terminan, es extremadamente difícil (por no decir imposible). Es entonces que nos damos cuenta de lo apegados que estamos a las definiciones, a las categorías, a los contornos que hemos puesto sobre los elementos que constituyen la naturaleza”, plantea Emilia Costabal.

Intercambio con Ester Cheum y Roberto Vargas (Q.E.P.D), Quehui
Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria

“Uno de los límites más significativos es el que separa al humano del resto de los seres vivos o, más bien, al “mundo humano” del “mundo natural”. Es decir, que la actividad humana es considerada como aislada de los procesos naturales y que funciona en paralelo o incluso en contra de la naturaleza, según ritmos y lógicas propias. Como estudiantes se nos pide, a partir de la primera o segunda clase de pintura, ni más ni menos que hacer desaparecer todos estos límites con la mirada”, complementa.

Pintura de Cambio y trueque

El proyecto Pintura de Cambio es un trabajo de arte que incluye prácticas antropológicas, documentales, naturalistas y de peregrinaje. Desde mayo a junio de 2021, el Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria, integrado por Emilia Costabal, Valentina Villar y Celeste Vilches, se instaló en la isla Quehui.

Intercambio con Nadia Alarcón, Quehui
Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria

Las artistas se instalaron en esta isla ubicada a dos horas de navegación desde Castro, Chiloé, para pintar sesenta cuadros. Esta acción de arte implicó la observación y representación pictórica del entorno de Quehui.

Las obras realizadas por las artistas fueron después intercambiadas por productos locales con habitantes de la misma isla. Ese trueque significó, entre otras cosas, recibir más de veinte litros de chicha, quince cangrejos, un piure, una clase de pesca, cinco sacos de cinco diferentes variedades de papa, tres almuerzos y dos sesiones de rezos.

Registros, libro y video

El proyecto Pintura de Cambio no solo fue pintura y trueque. También fueron centrales las interacciones, discusiones, testimonios y paisajes que los acompañaron los que fueron registrados en video, fotografía y escritura.

La edición de ese material permitió realizar un libro y un video, los que fueron distribuidos en Quehui durante agosto de 2022.

Intercambio con Pedro Ayamante, Quehui
Colectivo Bandurrias de Pintura Migratoria

Difuminar límites

Pintura de Cambio buscó difuminar los límites entre el entorno natural, su representación, la actividad productiva y cultural de Quehui y las relaciones humanas entre sus habitantes y las artistas.

Así, las artistas buscaron realizar lo que para ellas es el arte: “aquello que escapa a cualquier categorización precisa (no es casualidad que el debate entorno a “qué es el arte” lleve desarrollándose por varios milenios sin llegar jamás a puerto). Es, por lo mismo, aquello que delata el carácter ficcional de las categorías.”

Pintura de Cambio fue financiado por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, convocatoria 2021.