Irrumpiendo las calles confinadas con la pregunta ¿Qué ves cuando exhibo mi cuerpo, este espacio íntimo, en un estado de excepción? la artista visual y performer Lorena Muñoz Bahamondes (Concepción, 1975) comenzó a crear, autogestionadamente en 2021, lo que devino hoy en su más reciente obra tras diez años sin exponer individualmente en su ciudad natal, Andar por las cuerdas.

Por Alejandra Villarroel Sánchez

Se trata de una fotoperformance sonora que problematiza tanto la sobreexposición de los cuerpos que impuso la pandemia como la precariedad que resisten las trabajadoras del arte en el modelo patriarcal capitalistaneoliberal que rige en Chile desde 1973 hasta hoy.

Desde la metáfora de la mujer boxeadora que aprende estrategias de sobrevivencia para resistir los embates del Estado, la muestra se compone de un circuito de 9 peras boxing que, al ser golpeadas, activan las voces de artistas nacionales que monologan con la pregunta original.

Andar por las cuerdas
Yéssica Gaete Díaz

Junto a esa interfase sonora, en los muros del Punto de Cultura Federico Ramírez también se despliegan 9 fotografías de gran formato y 54 medianas, retratos de la fotógrafa y artista visual Yéssica Gaete Díaz, cuyo tratamiento lumínico de la imagen dota de una envolvente sutileza la rudeza que acuerpa Lorena Muñoz. La acción performática tuvo como escenario el Club de Boxeo Juan Valderrama Concepción y fue entrenada por el Campeón Nacional de Boxeo, Marcelino Reyes.

Problematizar el país

Ante la oportunidad histórica de repensar el Estado para consensuar las nuevas estructuras del país -en el horizonte de hacerlo digno y vivible-, se torna aún más punzante la necesidad de visibilizar en la discusión social, la realidad del trabajo cultural que sigue siendo precarizado (evidencia de ello es la inversión en Cultura que apenas alcanza el 0,4% del presupuesto nacional en miras de alcanzar el 1% como aplaude el gobierno actual) especialmente para las mujeres, dadas todas las intersecciones del sistema de cuidado, la misoginia, la violencia de género, la doble jornada que recaen sobre ellas, entre otros factores. Más aún, cuando se es artista, en tanto hablamos de un sector desprotegido. En efecto, las y los trabajadoras del Arte y la Cultura en Chile no hacen parte del sistema de bienestar social, trabajan esporádicamente y a honorarios, cofinancian sus obras en complicidad con la concursabilidad de la política pública que fomenta la competencia e incluso la autoexplotación porque el impulso de crear es ardiente.

Andar por las cuerdas
Yéssica Gaete Díaz

En ese sentido, se ha normalizado la carencia como condición natural del gremio y, en ese contexto, las y los artistas asumen, tal como señala la teórica Isabell Lorey, “la necesidad de andar a la búsqueda de otros trabajos precarios, menos creativos, con el fin de financiar la producción cultural propia. Este financiamiento forzado, y al mismo tiempo elegido de la creatividad propia, no deja de apoyar y reproducir precisamente esas relaciones sufridas y de las que sin embargo se quiere ser parte. Quienes trabajan de forma creativa, estos precarios y precarias que crean y producen cultura, son sujetos que pueden ser explotados fácilmente ya que soportan permanentemente tales condiciones de vida y trabajo porque creen en su propia libertad y autonomía, por sus fantasías de realizarse. En un contexto neoliberal son explotables hasta el extremo de que el Estado siempre los presenta como figuras modelo” (2008, p.57).

Una salida a este panorama se halla en la colaboración, experiencia que Lorena Muñoz considera elemental en todo su trabajo autogestivo. “Es un aprendizaje que adquirí para poder crear sin contar con todos los recursos económicos necesarios, poder ejecutar obras de bajo presupuesto en el espacio público y dinámicas de colaboración son los ejes principales del autofinanciamiento” explica y a la vez contrasta: “Considero que trabajar con fondos estatales también tiene mucho de autogestión, las lógicas son muy parecidas en el momento de conseguir difusión en los medios culturales regionales, préstamo de espacios etcétera, todo lo debemos hacer nosotras finalmente” afirma Lorena, quien obtuvo el Fondart Regional 2022 Creación Artística y Nuevos Medios.

Andar por las cuerdas
Yéssica Gaete Díaz

Difuminar la autoría


“Una de las experiencias que me tiene muy contenta con la muestra es la apropiación que otras personas hacen de ella, que la intervengan, eso es lo que quiero que suceda, que desaparezca la autoría y la obra se desborde en la interacción con las lecturas que provoca”
celebra Lorena Muñoz cuando piensa en el público que ha logrado convocar la muestra, pese a la austera asistencia que ya se observaba antes y que bajo las restricciones impuestas por la pandemia decreció todavía un poco más. Esta satisfacción que refiere Lorena se debe al diálogo riquísimo que surgió entre la exposición y otras miradas performáticas como la Colectiva Práctica Escénica.

“Como colectiva desde hace un tiempo venimos trabajando cruces interdisciplinarios entre el teatro, la danza, las prácticas performativas, las artes visuales, los acontecimientos sonoros y estamos investigando en espacios no convencionales para las artes escénicas” comenta Aukanaw Campos, directora, dramaturga y diseñadora de la puesta en escena itinerante Forestal (que aborda la problemática de los humedales), quien escribió una breve dramaturgia a partir del imaginario y ficcionando las obras de Andar por las cuerdas. Performance interpretada por la actriz Francisca Oyanadel, con la que intervinieron la muestra durante la primera semana de exhibición porque “nos vinculamos y siempre co creamos en el espacio en el que estamos trabajando”.

Actividades de mediación

La instalación multimedial Andar por las cuerdas puede ser visitada hasta el lunes 25 de julio, en el Punto de Cultura Federico Ramírez de la ciudad de Concepción, Región del Biobío, de martes a viernes, de 9:00 a 13:00 horas, entrada liberada.

Pensando en generar espacios de encuentro e intercambio de visiones, más allá de la pregunta original, ya con un énfasis en las emociones que genera la obra y sus significados, se programó una actividad de mediación para la jornada de cierre de la exposición, el lunes 25 de julio, a mediodía: se programó la liberación de los audios, sacarlos del subsuelo para situarlos en la calle, propiciando la escucha de quienes transitan en el entorno del Punto de Cultura.

“El enfoque hoy, a casi una semana de finalizar, es pensar la muestra y el arte, particularmente este arte que implica una activación tan directa del cuerpo, como un espacio para emocionarse, bajar del intelecto al cuerpo, entendiendo que el intelecto, lugar donde habitan las emociones, es la mente y ésta se manifiesta en todo el cuerpo. Entonces la nueva pregunta que plantea Andar por las cuerdas es ¿qué le pasa al cuerpo con estas historias de precariedad, dónde las sentimos? ¿Qué pasa conmigo o a mí cuando los elementos básicos de la vida digna no están garantizados?” explica el equipo.

Andar por las cuerdas
Yéssica Gaete Díaz

Archivo sonoro y próximo fotolibro

Todos los audios que se activan golpeando las peras en la muestra, también puede ser escuchados a través de la plataforma Soundcloud Andar Por Las Cuerdas, donde se alojan las reflexiones de Ingrid Fierro, Elisa Rivera, Carolina Lara, Leslie Fernández, Valentina Díaz, César Valencia, Miguel Parra Urrutia, Guillermo Moscoso y las mujeres que integran el equipo de Andar por Las Cuerdas.

Posterior a la muestra que finaliza el lunes 25 de julio, Andar por las cuerdas proyecta la publicación de un fotolibro con los testimonios reunidos, el proceso y registro de obra, el texto curatorial del proyecto. El lanzamiento de este texto también contemplará acciones performáticas en espacio público. De todas esas futuras acciones performáticas y lanzamientos, serán dados a conocer mediante el Instagram de @andarporlascuerdas