El primer libro de Teresa Undurraga es una “autoficción” que, con humor, nos muestra desde la mirada de la protagonista, desde niña hasta su juventud, a una familia tradicional, pero “progresista”. Son los años de la dictadura, y ella, “Tere”, no sabe cómo conciliar su entorno de derecha y pro régimen, con un padre que trabaja en Derechos Humanos.

Las niñitas bien no usan bikini, linda tiene varias virtudes. Primero, mostrar, desde adentro, una familia tradicional, conservadora, en tiempos de la dictadura. Pero no es una familia cualquiera. Tiene un padre, autoritario y conservador, que trabaja en Derechos Humanos y una madre artista que trabaja de profesora. Un mundo poco retratado. Menos en primera persona.

Es un mundo de relaciones, de familias y de apellidos. Uno, literalmente “vinoso”. El otro, muy conocido en el mundo de “la cultura”, de las “artes”. Un mundo de “mamas” y de “nanas”. De reglas para diferenciarse y mantener las distancias del resto de la sociedad.

“- Las niñitas bien no se andan metiendo a la pieza de los pololos, ¿entendió?” (pp 192)

El libro, en esta mirada que evoluciona de niña a joven que se emancipa de sus padres, hace observaciones desde esas perspectivas: ve, por ejemplo, la dictadura desde los ojos de una niña de una familia acomodada, pero ajustada económicamente. Una niña que la ve sin entender bien lo que pasa. O de una joven que, consciente de la posición de sus padres, sabe que su entorno –y las posibilidades de pasarlo bien- es con coetáneos de derecha, pinochetistas.

“Siempre me intrigó que en las fiestas de quince, a las que estaba invitada pese a mi izquierdismo crónico, nunca hubiera una hija o hijo de milico. La idea de fondo, jamás explicitada, era que había una especie de rotería en el uniformado. (pp 131)

Teresa Undurraga (Ingeniera comercial fundadora de Emporio La Rosa, sobrina del escultor y Premio Nacional Francisco Gazitúa e hija de Teresa, también artista) escribe de manera directa sus conflictos con su hermano discapacitado (nació sin una mano y sin piernas). Conflictos con un hermano, no un discapacitado. O con su madre o su padre.

Son luchas por tener una identidad propia (en especial para una hermana del medio), un espacio. Una búsqueda de un camino, de decisiones propias. De escapar a las normas, los controles, reglas que, cada vez, eran más obsoletas.

“- Así pues, linda, usted lo ve llegar, lo mira y sabe de más cómo está. Para qué le pregunta. Más observación y menos preguntas y va a ver que le va regio. Además, qué es esa rotería de “hablar de lo nuestro”. Esas cosas se viven, no se hablan, menos en un pololeo.” (pp 190)

Con mucho humor –la mejor forma de abordar ciertos aspectos complejos-, plantea temas emotivos profundos. Conmovedor es el relato sobre la agonía y la muerte de su padre, por ejemplo. Y, entre anécdotas, va retratando un mundo que desaparece.

Las niñitas bien no usan bikini, linda puede parecer en algunos pasajes un tanto largo. O tener una estructura, una línea de relato un tanto confusa, débil. Eso, sin embargo, es algo que puede, por otro lado, darle un sentido más vívido y menos racional al texto. Reforzar su sentido de diario de vida.

El libro es un ejercicio valiente, donde la autora se expone, al abordar algunos temas familiares y personales íntimos. Sin ocultar aspectos oscuros.

Un libro para recomendar.

Las niñitas bien no usan bikini, linda
Editorial Planeta Chilena

Las niñitas bien no usan bikini, linda

Teresa Undurraga Gazitúa
Emecé
Editorial Planeta Chilena S.A.
Santiago de Chile, septiembre de 2021