Hoy se celebra en todo el país y el mundo el centenario del poeta y profesor chileno Gonzalo Rojas, quien perteneció a la destacada generación del 38. Rojas Pizarro nació un 20 de diciembre de 1916 y falleció el 25 de abril del 2011.

Sin dudas la conmemoración del centenario es una celebración “poética” que se extendió desde el 20 de diciembre del 2016 al 20 de diciembre del 2017, debido a que fue inscrito en el registro civil en el año 1917. Dado esta ambigüedad, la Fundación Gonzalo Rojas, decidió celebrar y recordar al poeta durante un año.

La trayectoria de Rojas no es solo recordada y admirada a nivel literario. Fue un destacado académico de la Universidad de Concepción, Universidad Simón Bolivar (Venezuela), dictó conferencias en la Universidad de Chicago y en el Barnard College de Nueva York sobre la obra de Gabriela Mistral y de Vicente Huidobro. Además, fue invitado por la Universidad Homónima a dar clases de literatura hispanoamericana y la Universidad Brigham Young de Provo, Utah, lo invita como profesor y escritor en residencia desde 1985 hasta 1987.

En los años 70´fue un fiel participantes del gobierno de Salvador Allende, ejerciendo los cargos de agregado cultural en China y embajador económico en Cuba.

Sus obras más celebres son: La miseria del hombre (1948), Contra la muerte (1964), Oscuro (1977), Transtierro (1978), Críptico y otros poemas (1980), Antología del aire (1986), El alumbrado (1986), Antología personal (1988), Desocupado lector (1990), Las hermosas poesías del amor (1992), Carta a Huidobro y morbo y aura del mal (1994) y Pacto de Teillier (1996).

Algunos de los reconocimientos más importantes que recibió Rojas fueron: Premio Nacional de Literatura (1992), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1992), Premio Altazor (2001) por ¿Qué se ama cuando se ama? y Premio Cervantes (2003, España)

Centenario Poético

El hecho de que su fecha de nacimiento, el 20 de diciembre de 1916, haya sido consignada por error en el Registro Civil en 1917, es la causa de la ambigüedad biográfica que explica que las actividades de su Centenario, que se extienden a países tan lejanos como China, Japón y Alemania, además de Marruecos, España, Italia, México, Colombia, Perú y Argentina, se concentren en el próximo año 2017.

Conmemoración a Rojas en Chillán

A pesar que no es su ciudad natal, Gonzalo Rojas vivió más de 30 años en la capital región de Ñuble y sus restos descansan en el cementerio de la zona. Es por eso que la agenda conmemorativa al poeta en su centenario viene cargada de actividades.

El alcalde Sergio Zarzar, junto al presidente del Grupo Literario Ñuble, Fernando May, y la curadora del Centro Cultural Casa de Gonzalo Rojas, Inés Ortega-Márquez, presentaron el programa de actividades oficiales que incluye una romería y poesía.

A las 14:00 horas, la Corporación Gonzalo Rojas organizó una Declamación Pública, desde “La Pajarera” de la casa de Gonzalo Rojas, con lectura de poemas del destacado vate.

Luego, a las 15.00 horas, la municipalidad de Chillán realizará una Romería al Cementerio Municipal, en cuyo “Parque de los Artistas” se encuentran depositados los restos del poeta, junto a los de Ramón Vinay, Claudio Arrau, Marta Colvin, Lalo Parra, entre otros.

Posteriormente, se efectuará nueva lectura poética desde “La Pajarera” de la Casa de Rojas, a las 18:00 horas. Esta vez, lo harán los socios del Club Literario Ñuble, quienes se trasladarán a las 19:00 horas hasta el Teatro Municipal, donde se efectuará un encuentro literario denominado “Nacimiento del Relámpago”.

Las actividades de conmemoración por el centenario del poeta finalizarán con un Vino de Honor, que servirá la Corporación Gonzalo Rojas.

Poemas de Gonzalo Rojas

Asma es Amor

A Hilda, mi centaura.
Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme
alta mía única anclada ahí, no es bueno
el avión de palo en el que yaces con
vidrio y todo en esas tablas precipicias, adentro
de las que ya no estás, tu esbeltez
ya no está, tus grandes
pies hermosos, tu espinazo
de yegua de Faraón, y es tan difícil
este resuello, tú
me entiendes: asma
es amor.

Carbón

Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.

Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada, y un rayo la estremece.

Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.

Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.

Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.
—Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.

Siempre el Adiós

Tú llorarás a mares
tres negros días, ya pulverizada
por mi recuerdo, por mis ojos fijos
que te verán llorar detrás de las cortinas de tu alcoba,
sin inmutarse, como dos espinas,
porque la espina es la flor de la nada.
Y me estarás llorando sin saber por qué lloras,
sin saber quién se ha ido:
si eres tú, si soy yo, si el abismo es un beso.

Todo será de golpe
como tu llanto encima de mi cara vacía.
Correrás por las calles. Me mirarás sin verme
en la espalda de todos los varones que marchan al trabajo.
Entrarás en los cines para oírme en la sombra del murmullo. Abrirás
la mampara estridente: allí estarán las mesas esperando mi risa
tan ronca como el vaso de cerveza, servido y desolado.