Con presencia del intendente metropolitano Claudio Orrego, y del director del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), Claudio Gómez; fue homenajeado Rubén Stehberg, jefe de arqueología del MNHN, quien recibió el Premio Ciudad de Santiago por una carrera de más de 50 años como investigador, arqueólogo y divulgador.

El galardón lo gatilla, además de una dilatada trayectoria, su investigación más citada: Mapocho Incaico. Un trabajo a cuatro manos a cargo del historiador Gonzalo Sotomayor y Rubén Stehberg que data de 2012, y donde se plantea una certeza: a la llegada de los españoles a Santiago, la ciudad ya era una importante sede del Imperio Inca. ¿Cómo lo comprobaron? Con una excavación profunda en el centro cívico de la capital, y con el posterior hallazgo de arte inca.

El dato que originó este “Big Bang arqueológico” llegó con Sotomayor en 2011, cuando le comentó a Stehberg el descubrimiento de un testimonio de un indígena peruano que vislumbraba el lugar casi exacto donde el Imperio había levantado una de sus sedes administrativas más importantes, específicamente en la zona que comprende calle Puente con Catedral. El hito apuntaba en la misma dirección de la tesis de pregrado de Stehberg en 1975, donde sostenía la existencia de un centro administrativo inca en la ribera del Mapocho.

Luego, vino la excavación en las coordenadas señaladas (bajo el Museo de Arte Precolombino y la Catedral de Santiago, para luego expandirse al cerro Chena, la quebrada San Ramón y zonas de Apoquindo, Tobalaba, Peñalolén y Quilicura); los hallazgos de alfarería y cerámica cusqueña y de cementerios indígena; el cruce de datos; la redacción de documentos y un hecho trágico: el fallecimiento de Gonzalo Sotomayor, coautor de la investigación, a los 42 años y víctima de un cáncer.

Por las mujeres

“Yo si tuviera que dedicarle a alguien este premio, lo haría lejos a mi coinvestigador que falleció justo hace un año atrás. Él se fue a los 42 años recién cumplidos, y era una de las patas de esta mesa, y obviamente la mesa esta coja sin él”, recuerda calmo y no menos emotivo Rubén Stehberg, en diálogo con BioBioChile.

Para él, este galardón es el halago a todo un equipo que ha trabajado en Mapocho Incaico y Mapocho Incaico Norte, la última investigación publicada. “Yo no investigo solo: me acompañan en esto Juan Carlos Cerda, Claudia Prado (coinvestigadora y arqueóloga experta en Historia); y las conservadoras, esas personas que cuando estamos cavando están trabajando en excavación preventiva y documentación”.

El futuro, eso sí, lo ve difuso: se acabaron los recursos que le otorgó el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) para dicho proyecto, y Stehberg, por su parte, tras rendir cuentas y redactar el informe final, se alista a publicar las nuevas conclusiones de la investigación.

Algunas de las cerámicas encontradas en "Mapocho Incaico".
Algunas de las cerámicas encontradas en “Mapocho Incaico”.

No se qué vamos a hacer mas adelante“, dice. Este año jubila del Museo Nacional de Historia Natural, después de cinco décadas en la arqueología, pero también este año volverá a la palestra pública para abordar de cara a la población los más recientes descubrimientos.

Tenemos un montón de información nueva que iremos entregando los próximos meses. Porque Mapocho Incaico no se resume a los hallazgos de la Plaza de Armas. Hay una red de canales de regadío en todo el valle y otras cosas muy interesantes que me gustaría contar más adelante, con la investigación ya publicada como debe ser“, dice.

En el día en que recibió “el único premio que me he ganado en la vida“, Stehberg resume así su investigación y el porte de la misma: “Yo diría lo siguiente: cuando llegaron los primeros conquistadores europeos, venían los puros hombres: los soldados, en busca de fama y fortuna, pero no traían mujeres. Entonces se mezclaron con la población local y dieron origen a los mestizos, y a gran parte de la población actual“.

Ahí se produjo la primera gran injusticia: los conquistadores españoles contaron la historia que a ellos les parecía mas interesante, pero la historia de las mujeres, de las madres, quedó sin ser contada. Y la historia de las madres era la historia del mundo aborigen, del mundo indígena. Y ahí fue quedando la idea que todo lo hicieron los españoles, y que el aporte indígena fue mínimo, nulo“.

Imagen de la excavación  | Facebook.com/museohistoriconacional
Imagen de la excavación | Facebook.com/museohistoriconacional

Lo que estamos intentando recatar es la historia de las mujeres, de las madres, de los indígenas, y lo que queda en evidencia clara es que cuando llegan los 253 españoles al Valle del Mapocho, este estaba ocupado y con bastante desarrollo. Había un camino principal que llegaba al Mapocho y un sistema muy desarrollado de riego; entonces habían chacras grandes, dedicadas a la quinua, al maíz, que sirvieron a los primeros espaloles“.

Muchas de sus chacras eran regadas con las acequias indígenas, y por muchas generaciones muchas chacras se seguían regando con las mismas acequias que se abrieron en la fase incaica; la mayoría fueron abiertas por la poblacion local, pero bajo la administración incaica“.

Lo más importante de este proyecto, es que estamos tratando de reconstruir el mundo de los indígenas, el mundo de las madres, que hasta ahora no había sido contada“.