‘La Noche obstinada’: Del desnudo al desnudo total

Rodrigo Saenz/Agencia UNO
Rodrigo Saenz/Agencia UNO
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Este es un espectáculo de danza que no calza con el concepto clásico ni tampoco con la vertiente moderna o contemporánea de este género.

Es más cercano a la idea de teatro-danza si se considera el uso y comportamiento predominante de los cuerpos, y de los relatos que emanan. En todo caso, el montaje tiene ideas claras, quizás algo reiterativas, y su planteamiento artístico denota un fuerte compromiso con lo humano profundo y su entorno.

La violencia, las tiranías que afectan la sobrevida y cierta intención por develar rincones oscuros de los seres humanos, recorren esta producción, realizada en el Gam en la modalidad de “residencia” y con audiciones públicas.

Jorge Sánchez | GAM

Jorge Sánchez | GAM

Elenco comprometido

Una referencia de esta producción, reconocida por los realizadores, es la fiesta Spandex, expresión de contracultura en nuestro país, en las décadas 80 y parte del 90.
Alude a esas citas nocturnas que burlaron la censura y los prejuicios en tiempos de dictadura, donde reinaba la creación interdisciplinaria y vanguardista.

Con el cuerpo como pilar creativo y la noche (y sus derivados), como la gran matriz consentidora de reproches, afirmaciones y de todas las libertades posibles.
De esa experiencia y del entorno político y social de la época se informó el director argentino Pablo Rotemberg (La idea fija, Las vírgenes, La Wagner).

Luego, desarrolla su propia mirada: desnudo total en escena, relaciones de pareja (homo y hetero) frías y violentas en el sexo y en la vida corriente, un ambiente efusivo que recuerda la discoteca, escenas conmovidas por música docta y popular, unos cuantos textos breves y premonitorios, y un elenco exigido como si fuera un entrenamiento físico para vivir o morir.

La actividad escénica funciona con gran eficacia formal (coreografías de Rotemberg y Josefina Gorostiza), con algunas breves y coherentes declaraciones verbales, como cuando una mujer, atrapada en cuerpo masculino, grita su identificación de género.

Anticipa el carácter de la obra la iniciación sexual del primer cuadro, con dos cuerpos antagónicos que luchan larga y fieramente en el piso (impresiona Nicole Saso).

Jorge Sánchez | GAM

Jorge Sánchez | GAM

La voz y la canción de Cecilia, que dobla en escena la back up dance Bragote Matan, en notable interpretación, más las sugerencias iconográficas que se desprenden de este recuerdo, llevan al público a un espacio particular y chileno.

Pero, tal vez, la escena -“somos jóvenes y queremos vivir”- sintetiza el sustento de este montaje: cuerpos teatrales en gesto predominante para una producción atractiva por el despliegue físico y el compromiso del elenco.

GAM Alameda 227. Miércoles a sábado, 21.00; domingo, 20.00 horas. $ 8.000 entrada general; $ 4.000 estudiantes y tercera edad. Hasta el 14 de Febrero.

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Este es un espectáculo de danza que no calza con el concepto clásico ni tampoco con la vertiente moderna o contemporánea de este género.

Es más cercano a la idea de teatro-danza si se considera el uso y comportamiento predominante de los cuerpos, y de los relatos que emanan. En todo caso, el montaje tiene ideas claras, quizás algo reiterativas, y su planteamiento artístico denota un fuerte compromiso con lo humano profundo y su entorno.

La violencia, las tiranías que afectan la sobrevida y cierta intención por develar rincones oscuros de los seres humanos, recorren esta producción, realizada en el Gam en la modalidad de “residencia” y con audiciones públicas.

Jorge Sánchez | GAM

Jorge Sánchez | GAM

Elenco comprometido

Una referencia de esta producción, reconocida por los realizadores, es la fiesta Spandex, expresión de contracultura en nuestro país, en las décadas 80 y parte del 90.
Alude a esas citas nocturnas que burlaron la censura y los prejuicios en tiempos de dictadura, donde reinaba la creación interdisciplinaria y vanguardista.

Con el cuerpo como pilar creativo y la noche (y sus derivados), como la gran matriz consentidora de reproches, afirmaciones y de todas las libertades posibles.
De esa experiencia y del entorno político y social de la época se informó el director argentino Pablo Rotemberg (La idea fija, Las vírgenes, La Wagner).

Luego, desarrolla su propia mirada: desnudo total en escena, relaciones de pareja (homo y hetero) frías y violentas en el sexo y en la vida corriente, un ambiente efusivo que recuerda la discoteca, escenas conmovidas por música docta y popular, unos cuantos textos breves y premonitorios, y un elenco exigido como si fuera un entrenamiento físico para vivir o morir.

La actividad escénica funciona con gran eficacia formal (coreografías de Rotemberg y Josefina Gorostiza), con algunas breves y coherentes declaraciones verbales, como cuando una mujer, atrapada en cuerpo masculino, grita su identificación de género.

Anticipa el carácter de la obra la iniciación sexual del primer cuadro, con dos cuerpos antagónicos que luchan larga y fieramente en el piso (impresiona Nicole Saso).

Jorge Sánchez | GAM

Jorge Sánchez | GAM

La voz y la canción de Cecilia, que dobla en escena la back up dance Bragote Matan, en notable interpretación, más las sugerencias iconográficas que se desprenden de este recuerdo, llevan al público a un espacio particular y chileno.

Pero, tal vez, la escena -“somos jóvenes y queremos vivir”- sintetiza el sustento de este montaje: cuerpos teatrales en gesto predominante para una producción atractiva por el despliegue físico y el compromiso del elenco.

GAM Alameda 227. Miércoles a sábado, 21.00; domingo, 20.00 horas. $ 8.000 entrada general; $ 4.000 estudiantes y tercera edad. Hasta el 14 de Febrero.