La policía surcoreana entregó este viernes su investigación a los fiscales sobre el ataque contra el embajador de Estados Unidos, Mark Lippert, a quienes recomendó la acusación de intento de asesinato mediante un “ataque premeditado”.
Lippert, de 42 años, sufrió profundos cortes en la mejilla y en la mano cuando un activista nacionalista, Kim Ki-jong, le atacó con un cuchillo la semana pasada en el centro de Seúl.
“Llegamos a la conclusión de que el sospechoso pretendía asesinar”, dijo en rueda de prensa Kim Choul-joon, un alto cargo de la policía de Seúl, para quien se trata de “un crimen premeditado y bien preparado”.
Kim Ki-jong, quien tiene una condena anterior por lanzar una piedra al entonces embajador de Japón en 2010, niega haber intentado matar a Lippert.
El agresor, de 55 años, dijo a los investigadores que el embajador era un objetivo “simbólico” para expresar su oposición a las maniobras anuales entre los ejércitos de Corea del Sur y de Estados Unidos, y que, a su juicio, suponen un obstáculo al diálogo con Corea del Norte.
Kim insiste en que actuó solo y no bajo las órdenes de Pyongyang, si bien la policía dijo que seguirían investigando si existen más cómplices.
Corea del Norte rechazó, por su parte, estar detrás del ataque contra el embajador.
Los agentes también investigaron si Kim violó la Ley de Seguridad Nacional, que prohíbe cualquier acto considerado como un apoyo a Corea del Norte o como una promoción de la ideología norcoreana.
Kim Ki-jong viajó más de seis veces a Corea del Norte entre 2006 y 2007 e intentó erigir en Seúl un monumento a Kim Jong-il tras el deceso del dirigente norcoreano en 2011.