El origen acomodado de los actores ingleses candidatos a los Óscar de este año, como Benedict Cumberbatch, Eddie Redmayne o Rosamund Pike, ha dado lugar a una controversia sobre si hay que ser rico para triunfar.
Varias leyendas de la escena británica han terciado en el debate. El último de ellos, Michael Gambon, el mago Dumbledore en la saga cinematográfica de Harry Potter, no ve ningún problema.
“Cuantos más ‘etonianos’, mejor. Los dos o tres que actúan en estos momentos son genios, ¿no? Cuantos más genios, mejor”, dijo a la revista Radio Times.
Gambon se refería a los muchachos de Eton, la escuela privada más famosa de Inglaterra, por donde pasaron Redmayne —compañero de clase del príncipe Guillermo—, Damien Lewis y Dominic West, actores de series como Homeland o The Wire, además de 19 primeros ministros, entre ellos David Cameron.
La clase trabajadora se evapora
Judi Dench y Julie Walters han expresado en cambio su inquietud porque los aspirantes a actores no paran de pedirles ayuda.
“Cualquiera que esté en el teatro recibe cartas innumerables veces cada semana pidiendo ayuda para sobrevivir en la escuela de interpretación”, dijo Dench al periódico The Observer.
Dench lamentó además la desaparición de los teatros de repertorio, donde se forjaban muchas carreras, porque dejan a los actores con la única posibilidad de formarse en escuelas de arte dramático muy caras.
Una de las más famosas, la Royal Academy of Dramatic Art de Londres, más conocida como RADA, que tiene entre sus exalumnos a Kenneth Branagh, Ralph Fiennes o el legendario Albert Fiennes, cobra 9.000 libras por curso (13.800 dólares, 12.100 euros), según su página web.
A ello hay que añadirle costes de manutención, pero sobre todo, un futuro profesional incierto que se hace más llevadero en el seno de una familia acomodada.
Una agente de actores de Londres bien conocida, que pidió no ser identificada, confirmó que hay menos actores de clase obrera.
“Si pagas ese dinero por tu educación y te conviertes en banquero, ingeniero o contable, está bien, pero es arriesgado pagarlo para ser actor”, explicó la agente a la AFP.
Además, los muchachos de Eton o Harlow, añadió, “están educados para llegar a la élite. Una de las cosas que adquieren es una enorme confianza y como actores alcanzan un éxito que se les supone. Representé a alguien que venía de una escuela privada y que me decía ‘siempre esperé que me hicieran ‘sir’ y escribir mis memorias’”.
“Gente como yo no hubiera podido tener estudios superiores”, explicó al diario The Guardian Julie Walters, dos veces candidata a los Óscar por “Educando a Rita” (“Educating Rita”) y “Billy Elliott”, de una familia de clase trabajadora.
“Los chicos de clase trabajadora no están representados. No se habla de la clase trabajadora. Es triste. Significa que vamos a tener mucha interpretación de clase media. Tendremos a gente de clase media encarnando a obreros. Como solía ser”.
El encargado de temas de educación de la oposición laborista, Chris Bryant, se preguntó “¿dónde están los Albert Finney y las Glenda Jackson?”, citando a dos actores de orígenes modestos.
“Triunfaron en un sistema meritocrático” y además “los escritores escribían papeles para ellos”, agregó.
El lastre de ser rico
Redmayne es candidato al Óscar al mejor actor principal por su encarnación del astrofísico Stephen Hawking en “Teoría del Todo” y tendrá como rival a Cumberbatch, que da vida al matemático Alan Turing en “The Imitation Game”.
En el apartado de actrices secundarias hay tres británicas: Rosamund Pike, “Perdida”, Felicity Jones (“Teoría del Todo”) y Keira Knightley (“The Imitation Game”).
Cumberbatch, hijo de actores, fue a otra prestigiosa escuela privada, Harrow, en la que estudiaron Winston Churchill y otros seis primeros ministros, además del escritor Lord Byron y el cantante James Blunt.
Para su profesor de interpretación en la escuela, Martin Tyrrell, el sello de “niño rico” es un lastre.
Quienes vienen de un medio así, “son excluidos” de algunos papeles “por los críticos y la audiencia como resultado de lo que sus padres hicieron por ellos cuando tenían 13 años. Y eso me parece injusto”, dijo a la revista Radio Times.
El propio Cumberbatch dijo en 2012 que estaba harto de ese reproche y que le había llevado a pensar instalarse en Estados Unidos.
Rosamund Pike cree que a ella le pasó factura. “Cuando postulé a las escuelas de interpretación, me rechazaron todas”, dijo una vez al diario Daily Mail.
“Luego conocí a alguien que había estado en uno de los tribunales, y admitió que hice una de las mejores audiciones que había visto, pero fue desautorizado porque sus colegas pensaban que era de una familia rica, lo cual no es verdad”, recordó Pike.