El papa Francisco, que clausuró este domingo el sínodo de obispos sobre la familia, se juega el futuro de su apertura a las convivencias de divorciados y homosexuales con la carta de la transparencia, según los analistas.
La primera asamblea de obispos de todo el mundo convocada por el papa Francisco en el Vaticano para debatir sobre los desafíos de la familia moderna se clausuró la noche del sábado tras dos semanas de labores con la aprobación por mayoría de un complejo documento final.
El texto, que no logró el consenso de dos tercios de los votantes en sólo tres de los 62 puntos temas que aborda, para varios expertos representa un respaldo a las propuestas de reforma que impulsa Francisco, ya que todos los puntos, aún los más controvertidos, obtuvieron la mayoría simple.
La decisión de Francisco de publicar toda la documentación, desde los borradores hasta las votaciones, ha sido considerada como un gesto de transparencia, que desea que las iglesias en todo el mundo conozcan la realidad de los debates.
Para el editorialista del diario Il Corriere della Sera, Gian Guido Vecchi, el papa es el verdadero triunfador.
“Va a seguir, adelante. Fue decisiva la jugada de publicar todo el informe y de que se votara punto por punto. Eso no había ocurrido nunca en la Iglesia”, comentó.
Un paso importante para la Iglesia
Para Antonio Spadaro, director de la revista Civiltá Cattolicá, uno de los “padres sinodales” que participaron a los debates, la iglesia acaba de cumplir un paso importante.
“La mayoría absoluta manifestó su deseo de que se discutan los grandes dilemas de la vida de pareja, aún si para algunos asuntos no se logró la mayoría calificada”, dijo.
“El diálogo sobre esos temas sigue abierto”, aseguró.
La victoria de Francisco es la de haber logrado que las bases de la Iglesia abran este año los debates sobre temas tabú como la homosexualidad, el divorcio entre católicos, la convivencia y hasta la poligamia, según varios observadores.
Temas delicados como la homosexualidad y los divorciados que se vuelven a casar, verdaderos caballitos de batalla de los sectores conservadores, abordados en tres párrafos del documento (número 52, 53 y 55) y que no obtuvieron la mayoría de dos tercios necesaria (123), seguirán siendo debatidos en las diócesis de todo el mundo.
Los obispos reconocieron que existen “elementos positivos en los matrimonios civiles y, con las debidas diferencias, en las convivencias”, algo nuevo para la Iglesia.
“El papa logró que el sínodo abriera debates sobre argumentos hasta ahora tabú”, recalcó el vaticanista Marco Politi.
“No ha sido para nada una derrota” de Francisco, sostiene.
El columnista del Fatto Quotidiano, autor de una biografía de Francisco, considera en cambio que los obispos han pedido “un alto” sobre el tema de la homosexualidad al haber retirado del documento el principio de que los homosexuales “tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana”.
El capítulo 55, sobre la atención de la iglesia a las parejas homosexuales, fue el que recibió más votos contrarios, 62 en contra y 118 a favor.
Andrea Tornielli, del portal Vatican Insider, mencionó el discurso del papa tras la votación, en el que garantizó a los obispos que tenían “un año para madurar” y advirtió que “no se trata de un litigio entre fracciones”.
“El pontífice garantiza la unidad”, dijo Francisco tras recordar que “nadie puso en duda la indisolubilidad o la procreatividad del matrimonio”, agregó.