Diez personas han sido encausadas ante la justicia por su presunta responsabilidad en la avalancha humana que dejó 21 muertos en la Love Parade de Duisburgo en julio de 2010, anunció el miércoles el fiscal de esta ciudad del oeste de Alemania.
Estas personas -seis empleados municipales y cuatro de la empresa organizadora del evento- fueron encausadas por “homicidio involuntario o lesiones involuntarias”, precisó este procurador, Horst Bien, quien calificó el hecho de “horrible tragedia”.
El fiscal indicó que tras la investigación llevada a cabo se deduce que se cometieron “graves errores en la concepción y la autorización de esta manifestación” así como “fallos en seguridad” el día de la catástrofe.
Esta gran manifestación techno, que congregó hasta 1,4 millones de personas según cifras de los organizadores, debía ser “una fiesta, donde la gente baila y se divierte” recordó el procurador.
En la tarde del 24 de julio de 2010, 21 personas -entre ellas siete extranjeros- murieron asfixiadas en una avalancha humana a la entrada de un túnel, único acceso hacia una antigua estación de tren de carga que albergaba la Love Parade.
La tragedia dejó también unos 662 heridos, según cifras comunicadas este miércoles en conferencia de prensa.
Se dejó “entrar a demasiada gente en un lugar demasiado pequeño”, poniendo en riesgo su vida, afirmó Bien.
La mayoría de las víctimas –13 hombres y ocho mujeres– murieron al pie de una escalera al intentar zafarse de la avalancha humana.
Las cadenas de televisión habían divulgado pequeños videos realizados por aficionados, que mostraban a personas desmayadas transportadas por encima de la muchedumbre, jóvenes en el suelo aplastados por otros, o a personas que intentaban arrancar barreras para escapar de la tragedia.
Numerosos testimonios aludieron a una “infierno en la tierra” en este túnel de unos 200 metros de longitud.
Pero inmediatamente el dolor dejó paso a la cólera: la municipalidad y los organizadores fueron acusados de graves negligencias. La prensa alemana afirmó que el lugar había recibido únicamente autorización para acoger a 250.000 personas.
El acceso de 18 metros de ancho al lugar de la fiesta era “claramente demasiado estrecho” para los centenares de miles de personas esperadas, lo que provocó una “enorme presión de la muchedumbre”, causando la muerte de las 21 personas, subrayó el procurador.
En 2012, el alcalde conservador de Duisburgo, Adolf Sauerland, que en un primer momento había criticado el comportamiento de los participantes en la megafiesta, fue obligado a dimitir tras una consulta realizada a sus habitantes.