El papa Francisco llamó a los jóvenes católicos a “llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales” en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), celebrada ante unos tres millones de personas en Copacabana.
“El Evangelio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que nos parecen más cercanos, más receptivos, más acogedores. Es para todos. No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente”, dijo el primer Papa latinoamericano de la historia, parte en portugués, parte en español.
“Este continente ha recibido el anuncio del evangelio, que ha marcado su camino, y ha dado mucho fruto (…) La Iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que les caracteriza”, afirmó en su último día en Brasil, el país con más católicos del mundo.
América Latina es también la región con más católicos del planeta, más de 40% del total, pero la Iglesia pierde terreno frente al crecimiento de iglesias evangélicas y de las personas sin religión.
La experiencia del encuentro con Jesús “no puede quedar encerrada en su vida, o en el pequeño grupo de la parroquia, del movimiento o de su comunidad. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde”, sostuvo el Papa argentino, insistiendo en el papel evangelizador y misionero de la Iglesia.
“¡Cuidado! Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: ‘Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos’”.
Francisco citó a un jesuita español muerto en Brasil, José de Anchieta (1534-1597), que “se marchó a misionar cuando tenía solo 19 años. ¿Saben cuál es el mejor medio para evangelizar a los jóvenes? Otro joven”.
Según la organización de la JMJ, tres millones de personas asistieron a la misa del Papa, incluidos más de 300.000 jóvenes peregrinos de 170 países, lo que sería un récord de afluencia en la playa de Copacabana.